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Sánchez quiere parecerse a Felipe González. Pero solo en una cosa
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Ramón González Férriz

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Sánchez quiere parecerse a Felipe González. Pero solo en una cosa

Al final de su presidencia, González vivió acosado por la corrupción, una alianza parlamentaria incómoda y reveses electorales. El tiempo le rehabilitó. Sánchez espera que le suceda lo mismo

Foto: Pedro Sánchez y Felipe González, en la inauguración de una exposición sobre los 40 años de democracia, en la sede del PSOE, en 2022. (EFE/Eva Ercolanese)
Pedro Sánchez y Felipe González, en la inauguración de una exposición sobre los 40 años de democracia, en la sede del PSOE, en 2022. (EFE/Eva Ercolanese)
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"Vivimos envueltos en este tornado de crispación, de bulos, que una parte del ecosistema político y mediático de nuestro país alimenta sin cesar", dijo Pedro Sánchez en su valoración de la situación política de final de año. Muchos creen "que estamos poco menos que al borde del abismo", dijo. Pero "incluso con las zancadillas, con las noticias falsas, con la deslealtad de algunos, España progresa y España avanza".

Es normal que un presidente sea triunfalista. Pero es preocupante que repita constantemente que se siente perseguido y que la gente no le reconoce sus méritos. Es el síndrome del líder incomprendido: el que resiste porque cree que el tiempo le dará la razón.

Probablemente, Sánchez tiene en mente un precedente ilustre. Hace 30 años, Felipe González estaba acorralado. Había sobrevivido a las elecciones de 1993 por los pelos. Había tenido que construir una coalición parlamentaria con Convergència i Unió y el PNV que no le gustaba ni a él. Iba a tener que hacer frente a una huelga general. Y perdería las elecciones europeas. El goteo de escándalos de corrupción era constante: los GAL, Filesa, Mariano Rubio, la fuga de Roldán. El acoso de la prensa de derechas era implacable. Incluso El País le criticaba en alguna ocasión.

De hecho, González se sintió aliviado cuando, en 1996, abandonó el poder: "Nunca una derrota fue tan dulce", dijo Alfonso Guerra. Dejó un partido destrozado, sin un liderazgo viable, y él pasó unos años de semiolvido. Pero con el cambio de siglo empezó a publicar libros sobre la política del momento y el futuro de Europa. En 2013, se creó una fundación con su nombre. Afianzó su figura pública y, en un giro completamente inesperado, hasta la derecha empezó a reivindicarle. Se le perdonaron sus errores políticos porque, a fin de cuentas, dejó a España en la dirección correcta: permanencia en la OTAN, reforma económica, tratado de Maastricht, consolidación de la democracia.

La presidencia de Pedro Sánchez tiene un aire parecido a los años finales del felipismo

Sánchez tampoco pasa hoy por un buen momento. Hay muchas diferencias. España no vive una crisis económica. Los sindicatos y la prensa de izquierdas son completamente sumisos. Los casos de corrupción de su Gobierno son menos graves que los de entonces. Pero, aun así, su presidencia tiene un aire parecido a los años finales del felipismo. Por mucho que él, sus ministros y su amplio número de influyentes partidarios afirmen que aún dispone de energía y de un proyecto sólido, apenas puede sacar adelante sus iniciativas legislativas, probablemente no habrá presupuesto y los procesos judiciales vinculados a su Gobierno son ya casi una forma de entretenimiento televisivo. Como el PSOE de entonces, recurre al miedo a la derecha para legitimar su poder.

Pese a la animadversión que Sánchez siente por González, seguramente piensa que su destino será el mismo. Cuando haya abandonado el poder, cuando haya transcurrido el tiempo suficiente, la sociedad, de manera más o menos transversal, reconocerá que también él hizo lo correcto y dejó el país encaminado: apaciguó el procés, dio más poder a las mujeres y a la clase trabajadora, aumentó la influencia española en la UE y adoptó la posición adecuada en las dos grandes guerras de su mandato. Ahora recibe ataques constantes e injustos, dicen algunas personas de su Gobierno, pero con el tiempo se verá que fue un estadista. Él y su equipo encaran los años finales de su presidencia con esa mentalidad.

Un autoengaño

Seguramente, se engañan. En primer lugar, González era uno de esos líderes del pasado que tenían el objetivo de crear grandes consensos y convencer de la bondad de sus políticas, incluso a los adversarios que le detestaban. Hoy eso es imposible y Sánchez no ha hecho más que ahondar en esa imposibilidad: su presidencia se ha basado en la polarización. A diferencia de González, además, Sánchez no ha hecho nada que contradijera las creencias de sus seguidores. Todas sus decisiones han sido ortodoxamente de izquierdas.

Foto: medios-izquierdas-responsabilidad-cumplir Opinión

Cuando ha parecido que no lo eran —como ceder ante la derecha nacionalista o conceder más beneficios a grupos privilegiados como los pensionistas de rentas altas— es porque no se tenía en cuenta que la izquierda española cree que esas cosas son de izquierdas. Ninguna de sus reformas ha sido arriesgada ante sus fieles. Finalmente, González hizo políticas a largo plazo y es normal que se le acabara reconociendo por el impacto que tuvieron mucho tiempo después de que él abandonara el poder. Sánchez ha gobernado mucho más pensando en las próximas elecciones de un ciclo electoral constante que a diez años vista.

Sánchez quiere parecerse a González, pero solo en eso. Aspira a que, en el futuro, se reconozca que también él hizo reformas incomprendidas por los conservadores, que puso al país en el rumbo correcto y que la prensa de derechas le destruyó explotando errores inexistentes o menores. Supongo que es agradable pensar cosas así de uno mismo. Pero yo sería un poco más escéptico

"Vivimos envueltos en este tornado de crispación, de bulos, que una parte del ecosistema político y mediático de nuestro país alimenta sin cesar", dijo Pedro Sánchez en su valoración de la situación política de final de año. Muchos creen "que estamos poco menos que al borde del abismo", dijo. Pero "incluso con las zancadillas, con las noticias falsas, con la deslealtad de algunos, España progresa y España avanza".

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