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Tribuna
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El asalto de Sánchez a Prisa: mucha torpeza y más daño reputacional en Europa
El presidente ya dañó su imagen anunciando hace casi un año que dejaba de gobernar unos días. Ahora vuelve a perjudicarla maniobrando para apoderarse de un grupo de prensa (Prisa) con sensibilidad socialdemócrata y que le es, con matices, favorable
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Pedro Sánchez había logrado labrarse una buena imagen al norte de los Pirineos. Lo consiguió con su propuesta en 2020, en buena medida exitosa, de crear un fondo europeo con deuda perpetua para ayudar a las maltrechas economías de la UE tras la pandemia; con sus viajes a Kiev y sus abrazos con Volodímir Zelenski y con la fluidez de su inglés ante las cámaras.
Desde que en el Foro Económico Mundial de Davos denunció en enero, por primera vez fuera de España, a la “tecnocasta” que rodea a Donald Trump, una parte de la izquierda europea y de su prensa, desde el británico The Guardian hasta el francés Libération, ven en Sánchez al adalid de la resistencia socialdemócrata frente al populismo de derechas y al neonacionalismo del nuevo presidente de EEUU.
El presidente del Gobierno se disparó, sin embargo, un primer tiro en el pie hace ya casi un año con su famosa 'Nueva carta a la ciudadanía' y los consiguientes cinco días de reflexión que se cogió, suspendiendo toda su agenda. Fue entonces cuando la prensa internacional descubrió que su esposa, Begoña Gómez, iba a ser investigada por un juez de instrucción por tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
Desde Yaundé, en Camerún, hasta Lahore, en Pakistán, pasando por las principales capitales occidentales, los periódicos no solo se hicieron eco de las desventuras judiciales de Begoña Gómez, sino que los diarios europeos tacharon de “melodrama”, actuación “teatral” y hasta “payasada” los cinco días sin agenda que se tomó Sánchez.
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Ahora Sánchez y el sector socialista de su Gobierno acaban de dispararse un segundo tiro en el pie, aunque quizás de un calibre algo inferior, excepto en el mundillo periodístico, donde sí ha tenido impacto. A los periodistas nos apasionan las historias de periodistas.
El asalto al grupo de comunicación Prisa (El País, As, la SER), utilizando como caballo de Troya a una empresa semipública (Telefónica), apenas habría suscitado algún eco más allá de las fronteras de España si Sánchez no hubiese tenido la torpeza de enviar a Óscar López, su ministro de Transformación Digital, a París el 12 de febrero.
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Viajó allí para, entre otros propósitos, ejercer “presiones” sobre Arnaud de Puyfontaine, presidente del consejo de administración de Vivendi, multinacional francesa dedicada a la industria de contenidos, medios de comunicación y entretenimiento y segundo accionista de Prisa (12%) detrás del fondo Amber Capital (29,9%) que gestiona Joseph Oughourlian, ahora también presidente de El País.
Según difunduó el 15 de marzo el semanario parisino Le Point, en esa reunión Óscar López habría exigido a su interlocutor que vendiera su paquete accionarial en Prisa a un grupo de empresarios afines al Gobierno para poder así desbancar a Oughourlian y adueñarse del grupo. Le advirtieron incluso que, de no hacerlo, Telefónica privaría a Havas, una filial de Vivendi, de los 80 millones de presupuesto publicitario que gestiona por cuenta de la primera teleco española.
La versión de Le Point ha sido dada por buena, con algún matiz, por el conjunto de la prensa francesa. Le Figaro, segundo diario de Francia por su influencia, alude, por ejemplo, a “presiones amistosas” de los emisarios del Gobierno, pero también recoge la amenaza de retirar la publicidad a Havas.
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Más allá de Francia, otros medios también recogen el encuentro de París como la agencia económica Bloomberg o Il Corriere della Sera. “Contra Oughourlian se ha formado un frente de empresarios próximos al Gobierno español, encabezado por el socialista Pedro Sánchez, decididos a desbancarle en la junta de accionistas prevista para junio”, escribió el domingo el primer periódico de Italia.
¿A quién se le ocurre despachar nada menos que a un ministro -en lugar de un oscuro emisario sin cargo alguno- para una gestión poco ética en democracia como es la injerencia de un Gobierno en una empresa privada de medios de comunicación? 'Le Point' no ha desvelado, obviamente, la fuente de su exclusiva, pero si Vivendi estuviera interesada en poner fin a las presiones del Gobierno, filtrarlas a la prensa sería la mejor manera de conseguirlo.
¿A quién se le ocurre, además, en el sector socialista del Gobierno, enfadarse con un medio como El País, de marcada sensibilidad socialdemócrata, para que sintonice aún más con el PSOE y lance un nuevo canal de televisión de dudosa rentabilidad porque hay saturación y es un medio en declive?
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“La ira y la indignación en la cúpula del diario El País, escribía el lunes Les Échos, primer diario económico de Francia, se pusieron de manifiesto cuando, el 17 de marzo, el propio Oughourlian cogió la pluma. Publicó en su periódico una tribuna en la que hacía un canto a la independencia del medio.
En su penúltimo párrafo comparó veladamente a Sánchez, al que no nombró, con Franco. “(...) sería inaceptable que, cuando estamos recordando que hace ya 50 años murió el dictador Francisco Franco, alguien cayera en la tentación de tratar de adueñarse de un medio de comunicación independiente desde el poder”, escribió Oughourlian.
A Oughourlian escribir con trazo grueso le salió redondo. Horas después, The Times titulaba: “Pedro Sánchez comparado con Franco en una disputa con el presidente de El País. “El nuevo editor del diario [Oughourlian se acababa de autonombrar presidente] acusa al primer ministro español de atentar contra la libertad de prensa al intentar desbancarle”, añadía el diario londinense.
A la ineptitud de Sánchez y su Gobierno, similar a la de José María Aznar en 1997 cuando trató de aniquilar al Grupo Prisa, se añade el daño reputacional, sobre todo en el mundo del periodismo europeo, donde más de uno me ha preguntado cómo es esto posible en democracia. “Más ataques patentes a la libertad de expresión en Europa”, fue una frase que se repitió en redes sociales, aunque no comparando a Sánchez con Franco, sino con el menos demócrata de los gobernantes de la UE, el húngaro Viktor Orbán.
Pedro Sánchez había logrado labrarse una buena imagen al norte de los Pirineos. Lo consiguió con su propuesta en 2020, en buena medida exitosa, de crear un fondo europeo con deuda perpetua para ayudar a las maltrechas economías de la UE tras la pandemia; con sus viajes a Kiev y sus abrazos con Volodímir Zelenski y con la fluidez de su inglés ante las cámaras.