Es noticia
Un nuevo orden geopolítico para España y Europa
  1. España
  2. Tribuna
Pedro Argüelles

Tribuna

Por

Un nuevo orden geopolítico para España y Europa

España no puede ignorar que Marruecos ha incrementado sus capacidades militares y ha estrechado su alianza con EEUU, todo ello mientras nuestro país sigue debilitándose

Foto: Vehículos del Ejército en Ceuta. (EFE/Brais Lorenzo)
Vehículos del Ejército en Ceuta. (EFE/Brais Lorenzo)

La llegada de Trump a la Casa Blanca ha supuesto una convulsión de grado 8 en la escala Richter. Todo lo ha puesto patas arriba. Pero voy a centrarme exclusivamente en el ámbito de la defensa por la relevancia de sus magnitudes y por el impacto de la ruptura de la estabilidad del orden internacional alcanzado tras la II Guerra Mundial.

Lo que está ocurriendo hoy, si lo pensamos bien, no es una sorpresa. Rusia lleva tiempo, desde la llegada de Vladímir Putin, desafiando ese orden internacional y ni Europa ni Estados Unidos han tomado en serio estas circunstancias. En el momento en que Putin ha visto debilitarse el vínculo transatlántico, Rusia ha encontrado su oportunidad de actuar. Como el buen oso que es, ha dado un zarpazo en el tablero internacional.

Desde la caída del Muro de Berlín, Estados Unidos ha insistido en la necesidad de que sus aliados europeos aumentasen su gasto en defensa. Sin embargo, Europa ha hecho caso omiso. Ahora, con un cambio en la visión estratégica de Washington, la nueva administración estadounidense ha dejado de predicar en el desierto y ha optado por tomar medidas unilaterales encaminadas a acelerar el fin de la guerra en Ucrania. Este nuevo enfoque, que favorece un desenlace en el que Rusia gana y Ucrania y Europa pierden, ha generado una ola de preocupación entre los Veintisiete, similar a la que se produjo tras la anexión de los Sudetes por Alemania en el 38.

Este es el contexto en el que voy a analizar las consecuencias para Europa y, en particular, para España. Empecemos por decir que estamos ante un nuevo escenario. Es evidente que hoy los europeos nos sentimos menos protegidos que hace unos meses, lo que obliga a tomar medidas urgentes y profundas.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Europa Press/Eduardo Parra)

Para poder recuperar el nivel de seguridad del que veníamos disfrutando hasta ahora, Europa debe desarrollar un poder de disuasión propio frente a Rusia, equivalente al que hasta ahora ha disfrutado bajo el paraguas de la OTAN. Significa, en primer lugar, la creación de un escudo antimisiles, con plena soberanía tecnológica, capaz de proteger a Europa sin depender de terceros. Un escudo similar del que hoy disponen Estados Unidos o Israel. Adicionalmente, debe desarrollar una capacidad ofensiva nuclear que convierta a Europa en un adversario temible para cualquier agresor potencial. Ambas medidas representan desafíos económicos, tecnológicos y políticos, difíciles de alcanzar bajo el formato actual en la Europa a 27.

Este proceso no se logrará en cinco años, como pretende la Comisión Europea. Requerirá de décadas y de una inversión masiva en sistemas tecnológicamente muy avanzados, y en estructuras de apoyo y mando eficientes. Además, es imprescindible un liderazgo político fuerte, que hasta ahora no ha emergido, capaz de diseñar y ejecutar una estrategia de defensa a largo plazo. El esfuerzo económico y tecnológico que esto requiere es de tal envergadura, que necesitará un acuerdo político y financiero difícil de asumir por todos los socios.

Este programa debería ser el pilar de la futura dimensión europea de defensa, que con reglas muy específicas, debe convertirse, al menos en parte, en una política común para garantizar la seguridad estratégica del continente. Este nuevo contexto geopolítico provoca consecuencias para España, pues queda especialmente expuesta a los riesgos que derivan del llamado Flanco Sur, con sus peculiaridades propias, algunas comunes a todo el arco mediterráneo y otras singularmente delicadas para nosotros. Me estoy refiriendo al innombrable problema de la defensa de Ceuta y Melilla.

"España queda especialmente expuesta a los riesgos que derivan del llamado Flanco Sur"

España no puede ignorar que Marruecos ha incrementado significativamente sus capacidades militares y ha estrechado su alianza con Estados Unidos, todo ello mientras nuestro país sigue debilitándose en ambos frentes. En este contexto, es imperativo que nuestras Fuerzas Armadas, con las que, dicho sea de paso, no parece se esté contando mucho, actualicen y refuercen su planificación militar para garantizar la defensa de Ceuta y Melilla y la protección de Canarias frente a toda suerte de riesgos y amenazas, algunas híbridas y otras más convencionales. Este desafío, si queremos proteger nuestra autonomía y nuestra soberanía, requiere también un esfuerzo económico y tecnológico para adaptar nuestra doctrina y nuestros recursos a las lecciones aprendidas en la guerra de Ucrania, que no son pocas, y que estoy seguro que la División de Planes del EMAD (Estado Mayor de la Defensa) estará estudiando desde hace tiempo. Pero también será necesario que hagamos un mayor esfuerzo diplomático y estratégico para que nuestras relaciones con Estados Unidos se refuercen, independientemente de la evolución que el vínculo transatlántico pueda tener dentro del marco de la OTAN.

Europa se encuentra en un momento político extremadamente delicado, quizás el que más desde sus comienzos como proyecto político común y en el que se tomarán decisiones clave para el futuro del continente. España debe estar preparada no solo para gestionar los riesgos, sino también para aprovechar las oportunidades que se presenten, para así recuperar la posición que tuvo en el ámbito estratégico. Lamentablemente, el actual Gobierno parece enredado en cuestiones internas, muchas veces bizantinas, con sus socios y corre el riesgo de que España pierda esta histórica oportunidad.

*Pedro Argüelles fue Secretario de Estado de Defensa entre 2012 y 2016.

La llegada de Trump a la Casa Blanca ha supuesto una convulsión de grado 8 en la escala Richter. Todo lo ha puesto patas arriba. Pero voy a centrarme exclusivamente en el ámbito de la defensa por la relevancia de sus magnitudes y por el impacto de la ruptura de la estabilidad del orden internacional alcanzado tras la II Guerra Mundial.

Defensa Unión Europea
El redactor recomienda