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Un plan de audacia con éxito: 50 aniversario del IESE en Madrid
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Ignacio Bel Mallén

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Un plan de audacia con éxito: 50 aniversario del IESE en Madrid

Hoy el IESE se inscriben en el grupo selecto mundial de centros dedicados a la formación de directivos, ocupando en todos los 'rankings' del sector una de las primeras posiciones

Foto: IESE Madrid. (Europa Press/Diego Radamés)
IESE Madrid. (Europa Press/Diego Radamés)

El IESE en Madrid ha venido celebrando a lo largo del presente año su presencia en Madrid desde hace 50 años. En el año 1975 comenzó su andadura con el desarrollo de un PADE (Programa de Alta Dirección de Empresa), desarrollado en las instalaciones del hotel Monte Real, en el que participaron 48 empresarios y directivos de primer nivel. En el año 1982 dado el desarrollo alcanzado a través de los programas PADE, PDG (Programa de Dirección General y PDD (Programa de Desarrollo Directivo), se inauguró su primera sede en Madrid, en un chalet ubicado en Aravaca. Años más tarde, concretamente en 1991, comienzan las actividades en el nuevo edificio situado en la carretera de Castilla, su sede actual. Ampliado en el año 2004, se refuerza con un nuevo edificio en el año 2022, que con sus 21.900 metros añadidos a los 17.900 existentes, configuran hoy la sede definitiva del IESE en Madrid.

En el acto celebrado el pasado lunes, María Iraburu Elizalde, rectora del U. de Navarra, marco en el que se inscriben las actividades del IESE, narró cómo fueron los comienzos de esta aventura docente, que tuvieron como principal protagonista a Antonio Valero, primer director general. En el año 1957 este ingeniero industrial y catedrático de la Escuela Superior de Tarrasa, propuso a las autoridades universitarias de Navarra, la puesta en marcha de un centro de formación para directivos en Barcelona. En palabras de la rectora, fueron pocas las comprensiones y muchas las contradicciones con las que se encontró Valero. Ante su insistencia en llevar a cabo su iniciativa, las autoridades universitarias de entonces, le propusieron que se dirigiese a San Josemaría Escriba de Balaguer, que había impulsado la incitativa en Navarra y le pidiese su opinión.

Valero así lo hizo, mandando una carta en la que se incluía un plan de trabajo (había hecho varios, todos ellos bautizados con una palabra) al que denominó Plan Audacia, y que era el más ambicioso, en el sentido de pedir la puesta en marcha de la iniciativa, de proponer que en un futuro pudiera ser obra corporativa del Opus Dei, y que se comenzase cuanto antes. Pidió que esa carta llegase a su destinatario y la pudiese leer personalmente. Al parecer así se hizo y el fundador del Opus Dei, en contra de las actitudes e indecisiones de los responsables universitarios de Navarra, le mandó poco después su respuesta, en la que el fundador del Opus Dei le alentaba a que de manera decidida pusiese en marcha la iniciativa propuesta, indicándole que "ya" se podía considerar obra corporativa del Opus Dei y animándole en su labor.

En el año siguiente, 1958 comenzaban las tareas docentes en Barcelona el IESE, antesala de la puesta en marcha de las actividades en Madrid. Hoy el IESE, junto con otras Escuelas de Negocio españolas, se inscriben en el grupo selecto mundial de centros dedicados a la formación de directivos, ocupando en todos los rankings del sector, una de las primeras posiciones y compitiendo con las principales Escuelas de Negocio del mundo, teniendo sedes en Barcelona, Madrid, Múnich, Nueva York, y São Paulo, amén de haber contribuido a la creación y puesta en marcha de otras quince Escuelas de Negocio en el mundo.

Foto: Atrio del campus de IESE, diseñado por Sancho-Madridejos. (IESE) Opinión

En el acto del pasado lunes con asistencia de más seiscientos antiguos alumnos, profesores, directivos, al margen de los que siguieron el acto on line, se pudo comprobar como el Plan Audacia había sido un éxito completo, y hoy en día, al margen de la intensa actividad del IESE en Barcelona y otras sedes en el mundo, Madrid representa una gozosa realidad en este proyecto, habiendo cursado sus estudios en sus instalaciones, más de 31.000 directivos. Con una arquitectura de espacios diáfanos y grandes entradas de luz natural, el nuevo campus es un espacio abierto en el que exterior e interior conviven a la perfección. Es también 100% accesible para personas con minusvalías físicas y auditivas. El edificio está dotado de la última tecnología audiovisual, de control inteligente de las instalaciones y de uso de energía eficiente. Entre otras innovaciones destacan la gran pantalla del auditorio y el sistema de gestión integral dogmatizado de los sistemas.

El director del campus de Madrid, Javier Quintanilla, se refirió en su intervención a la necesidad sentida en los años setenta de que el IESE se instalara en Madrid, aunque hubo que dar muchos pasos y afrontar encrucijadas y disyuntivas difíciles. Hoy, sabiendo el impacto que el IESE ha tenido en Madrid es fácil afirmar que había "que ir a la capital". Pero esto no era nada obvio si nos situamos en los primeros años de la década de los 70 en España. Eran tiempos convulsos, muy complejos en la sociedad, política y economía española.

Foto: Aula vacía. (iStock)

Tras enumerar algunos nombres de los pioneros que propiciaron e impulsaron la llegada del IESE a Madrid, el director del IESE en Madrid finalizó su intervención, refiriéndose al futuro, para lo cual recordó unas palabras de San Josemaría "está todo hecho y está todo por hacer". El camino prosiguió, que nos ha traído hasta aquí, el buen hacer de tantas personas que nos precedieron, se convierte en una base consistente, en un legado tan sólido ante el cual solo nos queda dar las gracias y afrontar con toda la ilusión la importante labor que nos espera en los próximos años.

Cerró el acto el Prelado del Opus Dei, Monseñor Fernando Ocariz, quien manifestó su placer y orgullo de estar en el 50 aniversario de las actividades del IESE en Madrid, motivo de profunda alegría viendo el desarrollo de esta iniciativa de formación que ha ayudado a muchas personas a crecer en profesionalidad y a descubrir el sentido profundamente (humano social, cristiano) del trabajo, muy querido por San Josemaría.

A lo largo de su intervención y citando palabras del fundador del Opus Dei, se refirió en primer lugar a la realidad y valor humano del trabajo, que es testimonio de la dignidad del hombre, de su dominio sobre la creación. Es ocasión, dijo, de desarrollo de la propia personalidad, que debe ser vínculo de unión con los demás seres, fuente de recursos para sostener a la propia familia y medio de contribuir a la mejora de la sociedad, en la que se vive y al progreso de la Humanidad.

Foto: Profesora en un aula ucraniana. (Foto: Reuters/Vyachelsav Madiyevskyy)
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Tras insistir en la dignidad del trabajo, que está fundada en palabras de San Josemaría "en el Amor" monseñor Ocáriz se refirió al valor sobrenatural del trabajo, preguntándose qué quiere decir esto de santificar el trabajo. Santificar el trabajo, dijo, en sentido objetivo es inseparable no solo de santificar con el trabajo, sino también de santificarse en el trabajo, creciendo en el amor, que es la consecuencia necesaria e inmediata de santificar el trabajo en su aspecto subjetivo.

Terminó su intervención refiriéndose a la peculiar relevancia del trabajo directivo, destacando la responsabilidad que se tiene al preparar a las personas en el campo directivo, que exige, según manifestó, ejercitar la prudencia que es la virtud más propia del trabajo directivo" y recordó una afirmación de Santo Tomás "que los sabios nos enseñen, que los santos recen por nosotros, que los prudentes nos gobiernen". Citó la apertura y la flexibilidad como otras importantes características del trabajo directivo. "Apertura de mente, para aprender de la experiencia y del estudio… para entender los cambios que se requieren en los nuevos tiempos. Y la flexibilidad, es obvio que se opone a la rigidez, pero que no se opone a la fortaleza. Se trata de la capacidad de aceptar y decidir excepciones necesarias o convenientes.

Recordó en este punto lo que escribió San Josemaría: "No se puede emplear con todos los mismos medios. También en esto es necesario imitar el comportamiento de las madres: su justicia es tratar de modo desigual a los hijos desiguales". Y finalizó afirmando que "la posición de un directivo no es un privilegio sino un servicio y una responsabilidad que consiste en crear un contexto efectivo para el trabajo de otros. Por tanto, un directivo ha de fomentar la disposición interior que empuja a acometer decididamente los propios deberes".

*Ignacio Bel Mallén, periodista y doctor en Comunicación.

El IESE en Madrid ha venido celebrando a lo largo del presente año su presencia en Madrid desde hace 50 años. En el año 1975 comenzó su andadura con el desarrollo de un PADE (Programa de Alta Dirección de Empresa), desarrollado en las instalaciones del hotel Monte Real, en el que participaron 48 empresarios y directivos de primer nivel. En el año 1982 dado el desarrollo alcanzado a través de los programas PADE, PDG (Programa de Dirección General y PDD (Programa de Desarrollo Directivo), se inauguró su primera sede en Madrid, en un chalet ubicado en Aravaca. Años más tarde, concretamente en 1991, comienzan las actividades en el nuevo edificio situado en la carretera de Castilla, su sede actual. Ampliado en el año 2004, se refuerza con un nuevo edificio en el año 2022, que con sus 21.900 metros añadidos a los 17.900 existentes, configuran hoy la sede definitiva del IESE en Madrid.

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