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Pablo Iglesias: dime lo que piensas y te diré quién eres
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Ignacio Varela

Una Cierta Mirada

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Pablo Iglesias: dime lo que piensas y te diré quién eres

Puesto que la política, según el secretario general de Podemos, no tiene nada que ver con los principios, todo consiste en imponer los ejes del debate que más convengan en cada momento

Foto: Pablo Iglesias en un mitin en Cataluña. (EFE)
Pablo Iglesias en un mitin en Cataluña. (EFE)

Se habla mucho en estos días del supuesto hundimiento de Podemos en las encuestas. A mí me parece exagerado: como diría el Zapatero de 2008, lo de Podemos no es crisis, es desaceleración.

Pero sí, como mínimo están estancados. Y han perdido el 'momentum', esa fase en la que el viento sopla a tu favor, todo parece salirte bien y todo te está permitido. Ahora quien disfruta del 'momentum' es Ciudadanos.

Una de las causas es la progresiva pérdida del encanto de su líder. Pablo Iglesias empieza a caer mal. El contacto con la política real tiene un efecto corrosivo sobre su primera imagen, fabricada en el laboratorio de las tertulias televisivas y de las redes sociales. Con unos cuantos errores de bulto y algunas actuaciones prepotentes y sectarias, la figura idealizada de la primavera de 2014 ha dado paso a la de un político pedestre. Le caducaron el salvoconducto y la licencia para matar.

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La excelente revista Jot Down ha publicado una exhaustiva entrevista en la que el líder de Podemos se explaya sin restricciones. Es trabajoso desbrozar 12.000 palabras de lenguaje escolástico y plomizo, pero hay en ella algunos conceptos de fondo que ayudan a saber con quién estamos tratando.

El titular de la entrevista es un buen compendio de su contenido: “Me considero marxista, pero soy consciente de que cambiar las cosas no depende de los principios".

En el texto menciona a todos los clásicos: Marx, Engels, Rosa Luxemburgo, Gramsci… y sobre todos ellos al gran Vladimir Ilich, Lenin, padre del Estado soviético. Y no oculta que su aspiración más sentida está ligada al desiderátum marxista:

(Se refiere a hacer algo grande). "A mí me gustaría la leche, como la propiedad colectiva de los medios de producción. Pero es que eso depende de las correlaciones de fuerzas y es muy difícil".

En Iglesias, el marxismo se completa con dosis masivas de pragmatismo leninista (Lenin fue quien transformó una interpretación de la Historia en una estrategia eficaz de lucha por el poder). Y eso le lleva a afirmar sin reservas:

"Yo creo que la política no tiene que ver con la definición de principios. Y aquí es donde vienen Lenin y las grandes cabezas. ¿Cómo puedes avanzar en tus objetivos en función de las correlaciones de fuerzas?"

Puesto que la política según Iglesias no tiene nada que ver con los principios, todo consiste en imponer los ejes del debate que más convengan tácticamente en cada momento:

"El escenario izquierda-derecha no es un escenario muy favorable para nosotros, sino que el escenario que nos funciona bien es el arriba-abajo".

Esa pelea por marcar el campo a su conveniencia se le ha torcido últimamente y se queja varias veces de ello. Primero, sobre Cataluña:

"Las catalanas no es que fueran arriba y abajo, es que tampoco eran izquierda y derecha, que en eso, mal que bien, podíamos sobrevivir. Es que eran Cataluña y España".

Tiene razón, ya se ha visto el 27-S que en el debate sobre Cataluña y España Podemos se torna incomprensible y lo pasa mal para sobrevivir.

Después, sobre la corrupción. Preguntado por el “caso Monedero”, responde:

"¿Que en la gestión nos pudimos equivocar? Correcto. Pero es que en la medida en la que introduces el frame corrupción ya estamos en un terreno en el que…no".

Se queja también, cómo no, de los medios de comunicación (¡y esto lo hace el político más mimado por los medios desde que tengo memoria!)

Es decir: el 'frame' corrupción sólo sirve cuando se trata de la de los demás.

Se queja también, cómo no, de los medios de comunicación (¡y esto lo hace el político más mimado por los medios desde que tengo memoria!):

"Las entrevistas siempre tratan sobre Venezuela, sobre las críticas internas en Podemos, sobre la confluencia…y entonces se generan una serie de elementos que se asocian a ti y que a priori son hostiles".

¡Pobre Pablo, que le preguntan sobre lo que le incomoda, como a cualquier otro político!

Y por supuesto, se queja de la fastidiosa competencia de Ciudadanos:

"Hay sectores medios que podían identificarnos como un elemento regenerador pero que de repente entran en otra lógica; pues a lo mejor el eje regeneración ya no es el más cómodo para nosotros y Ciudadanos pelea mejor ahí".

Desprende un cierto aroma de nostalgia por las fórmulas totalitarias que hacen posibles las revoluciones (un concepto muy leninista)

Recapitulemos: A Pablo Iglesias no le conviene discutir sobre la izquierda y la derecha; tampoco sobre Cataluña y España; lo de la corrupción sólo le sirve si no se menciona la de los suyos; y en el tema de la regeneración política parece que Ciudadanos le ha tomado la delantera. ¿De qué demonios quiere Iglesias que se hable? Él mismo lo dice: de arriba y abajo.

"Las clases medias son siempre la clave estratégica fundamental, y eso ha ocurrido en todas las revoluciones. En España, la clave del 15-M es el empobrecimiento de una parte de los sectores medios, una crisis de expectativas (…) Esas son las condiciones estructurales de posibilidad de Podemos. Si nosotros hemos hecho algo bien ha sido el tener la capacidad de leer esto y saber que la única manera de actuar era en los medios de comunicación".

Se puede decir más alto, pero no más claro: la “condición estructural de posibilidad” de Podemos es que el empobrecimiento de la clase media sirva como base de un plan de comunicación política. Cuando eso empieza a fallar, se tambalea todo el tenderete. Esta es la quinta queja de Iglesias :

"Las viejas clases medias y sectores medios empiezan a asumir la narrativa de la recuperación económica".

La recuperación como problema: quizá resulte buena para la vida de la gente, pero es desastrosa para Podemos.

Con todo, el momento culminante de la entrevista –y para mí el más preocupante- es cuando desprende un cierto aroma de nostalgia por las fórmulas totalitarias que hacen posibles las revoluciones (un concepto muy leninista). La cosa es sutil, pero lean:

"Los grandes procesos de transformación se han llevado a cabo desde dispositivos políticos autoritarios, y ninguno podemos defender eso en este momento. Lo de la dictadura está teorizado, pero tampoco se puede hablar de eso ahora (…) ¿Eso quiere decir que el enemigo nos ha puesto contra las cuerdas? Pues sí, nos han puesto contra las cuerdas".

“El enemigo” los ha puesto contra las cuerdas: y según parece, las cuerdas son “los procedimientos democráticos regulares” (sic) que frenan la revolución. Un inconveniente que hay que sobrellevar.

Gracias por la sinceridad, señor Iglesias. Usted mismo explica mejor que nadie de su “desaceleración” electoral. Poco a poco, le vamos conociendo mejor

Este striptease ideológico viene sazonado con detalles de sectarismo (“¿Qué cojones vas a discutir con un adversario? Es que es absurdo) y con algunas muestras de su probada tendencia a vestir al maniqueo para golpearlo mejor, falsificando groseramente las posiciones ajenas. Un botón de muestra, hablando de Cataluña:

"El PP dice “tanques”. Ya han dicho que esto se soluciona con la Guardia Civil y sin ningún tipo de diálogo político. Y por otra parte, la solución del Partido Socialista es llevar el Senado a Barcelona".

Es obvio que nadie del PP ha hablado de tanques ni de la Guardia Civil; y que aunque se haya sugerido de pasada la posibilidad de residenciar al Senado en Barcelona, nadie del PSOE ha pretendido que esa sea la solución del problema de Cataluña. Pero a Iglesias eso le da igual porque al igual que en la política no importan los principios, tampoco parecen importar mucho las fronteras entre verdad y mentira: lo importante son el 'frame' y la correlación de fuerzas.

Gracias por la sinceridad, señor Iglesias. Usted mismo explica mejor que nadie las razones de su “desaceleración” electoral. Son varias razones que se resumen en una: poco a poco, le vamos conociendo mejor.

Se habla mucho en estos días del supuesto hundimiento de Podemos en las encuestas. A mí me parece exagerado: como diría el Zapatero de 2008, lo de Podemos no es crisis, es desaceleración.

Guardia Civil Juan Carlos Monedero Ciudadanos