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Políticos en verano, antología del disparate
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Ignacio Varela

Una Cierta Mirada

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Políticos en verano, antología del disparate

La estulticia no tiene dueño, es un mal transversal y muy contagioso: es frecuente que a una estupidez de un político siga otra aún mayor de algún adversario

Foto: El portavoz del PSOE, Óscar Puente, durante una rueda de prensa. (EFE)
El portavoz del PSOE, Óscar Puente, durante una rueda de prensa. (EFE)

"La política de este país no va bien. La confusión es muy oscura; la verbosidad, inextricable; los puntos de vista, de una irrisoriedad minúscula".

Josep Pla, 'El cuaderno gris'.

Hubo un tiempo en que en la política y en la prensa española se practicaba el sentido del humor. Ahora eso ha sido sustituido por la brocha gorda y la injuria grotesca que inundan las redes sociales de estiércol intelectual.

En la legendaria 'La Codorniz', Evaristo Acevedo coleccionaba los gazapos, simplezas, obviedades y chorradas varias que aparecían semanalmente en periódicos y revistas, y las encerraba en “La comisaría de papel”. En la no menos legendaria 'Triunfo', Luis Carandell, en su “Celtiberia Show”, mostraba ejemplos desternillantes de la arbitrariedad hispánica, como aquel delicioso aviso en un bar que advertía: “Prohibido blasfemar sin motivo”.

Si Acevedo y Carandell siguieran entre nosotros, este verano se habrían puesto la botas con las cosas de los políticos. No sé si es que los “negros” (los cursis los llaman 'speechwriters') están de vacaciones o si el calor reblandece las seseras y el tinto de verano suelta las lenguas de nuestros próceres, lo cierto es que no pasa día sin una astracanada en titulares.

La estulticia no tiene dueño, es un mal transversal y muy contagioso: es frecuente que a una estupidez de un político siga otra aún mayor de algún adversario. Sin salir de España, recientemente hemos visto a dirigentes del PP recuperar lo de la conspiración judeomasónicacomunista para referirse la coalición PSOE-Podemos en Castilla-La Mancha; a Monedero y Garzón equiparando a Maduro con Salvador Allende y a Leopoldo López con Pinochet; y qué decir del mentecato disfrazado de historiador al que el alcalde de Sabadell ha pagado para dictaminar que todos los autores de la literatura española, desde Quevedo a Machado, son “seudocultura franquista”, junto a países como Colombia y Uruguay. Aquello de “desprecia cuanto ignora” es ya la norma para los mamporreros del 'procés'.

Este verano la medalla de oro se la llevan de lejos los corifeos del PSOE de Sánchez

Pero por algún motivo, este verano la medalla de oro se la llevan de lejos los corifeos del PSOE de Sánchez. No digo que sean necesariamente más torpes que sus congéneres de otros partidos (aunque algo hay también de eso, considerando el proceso de selección negativa al que ese partido se ha sometido durante varios lustros). Lo que pasa es que están sometidos a una triple exigencia difícilmente llevadera: por una parte, hablar todos los días y disparar a todo lo que se mueve antes de apuntar. Por otra, flotar en las aguas pantanosas de la recién descubierta plurinacionalidad. Y finalmente, decir lo contrario de lo que diga el PP, con motivo o sin él. El noesnoísmo convertido en principio de vida.

Como botón de muestra, una breve galería de perlas recientes:

Para Pedro Sánchez, en Europa hay muchos Estados plurinacionales. Por ejemplo, Alemania… ¡Y Francia! (¿estará pensando en las posesiones de ultramar?).

Para Cristina Narbona, un buen ejemplo a seguir es Bélgica. Un caso dramático de Estado fallido que, además, no habla de plurinacionalidad en su Constitución.

Adriana Lastra busca inspiración en Bolivia. Que sí habla de plurinacionalidad, pero no en sentido territorial, sino refiriéndose a los pueblos indígenas que la componen. Es el problema de hablar de oídas.

(No sé por qué buscan tanto y tan mal. Si quieren ejemplos de Estados constitucionalmente multinacionales, les ofrezco dos: la Yugoslavia de Tito y la Unión Soviética de Stalin).

Desde el PSC, Nuria Parlón amenaza poco menos que con lllamar a los cascos azules de la ONU si al gobierno se le ocurre aplicar el artículo 155 en Cataluña.

La estrella es Óscar Puente, el portavoz-guadiana: arrancó rutilante, a la segunda pifia lo ocultaron y ha aprovechado el vacío estival para reaparecer

El propio Sánchez afirma que se propone poner en marcha la reforma constitucional con el PP o sin él, que es como querer jugar al mus sin pareja. Sostiene también que si la política fuera sólo la aplicación de la ley gobernarían los jueces, como si la aplicación de la ley democrática fuera un asunto privativo de los jueces y no de todos los responsables públicos sin excepción.

Para José Luis Ábalos, los guardias civiles que ayudan a paliar el caos en el aeropuerto de Barcelona –con la aprobación del Gobierno, del ayuntamiento, de la Generalitat y, por supuesto, de los pasajeros- no son servidores públicos, sino esquiroles.

Con todo, la estrella de la temporada estival es el portavoz oficial del PSOE, Óscar Puente, que en sus ratos libres ejerce de alcalde de Valladolid. Es el portavoz-guadiana: arrancó rutilante, a la segunda pifia lo ocultaron púdicamente y ha aprovechado el vacío estival para reaparecer en plena forma.

Foto: El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, junto a una imagen de Pedro Sánchez. (EFE

Comenzó el verano diciendo que el conflicto de Cataluña le aburría infinitamente y que si alguna nación verdadera había en España esta era Castilla y León. Continuó con un inhabitual sinceramiento político: si tuviéramos que esperar a tener más votos que el PP, no gobernaríamos nunca. Lo que se aproxima bastante a la verdad y desvela una de las bases de la estrategia sanchista: renunciar a ser partido de mayorías y conquistar el poder en los despachos antes que en las urnas. Y terminó -de momento, que el verano es largo- denunciando que lo de Venezuela en realidad es una exageración y que tanto escándalo sólo se hace para hostigar a Podemos, amigos para siempre. Este chusco portavoz aún tiene que dar muchas tardes de gloria. De hecho, los periodistas ya le han tomado la matrícula y le tiran cáscaras de plátano sabiendo que las pisará.

Comentario especial merece la chaladura del candidato oficialista a secretario general de la FSM (siempre será la FSM, algunos me entienden): “En la España plurinacional del PSOE, Madrid sería una nación”.

Si la plurinacionalidad se generaliza hasta el absurdo de llamar nación a Madrid, el invento se derrumba con ruido

No se me ocurre una forma más eficaz de sabotear el discurso de Sánchez sobre la plurinacionalidad. Es aún más visionario que el “café para todos” que un ministro de Suárez se inventó en la transición para diluir constitucionalmente el hecho diferencial del País Vasco y Cataluña dentro de España. Si la plurinacionalidad, concebida como un instrumento político para reconocer la singularidad de ciertos territorios, se generaliza hasta el absurdo de llamar nación a Madrid, el invento se derrumba con ruido. Es lo que tiene el empacho de oficiosidad que hoy padece ese partido.

Así que España tiene que parecerse a Bolivia; cuando Sánchez gobierne Madrid será una nación;, los guardias civiles de El Prat son esquiroles; y lo de Venezuela es una exageración. Esto promete, sólo estamos a 17 de agosto.

Ante tanto vaivén, el PSOE informa ahora de que se dispone a abrir un debate para aclararse sobre lo que significa y cómo se come lo de la plurinacionalidad. Se me ocurre que quizá habría sido más prudente hacerlo al revés: primero se lee, se reflexiona, se debate y finalmente se decide. Pero seguro que el problema es mío, que no entiendo la nueva política.

"La política de este país no va bien. La confusión es muy oscura; la verbosidad, inextricable; los puntos de vista, de una irrisoriedad minúscula".

Pedro Sánchez Óscar Puente