Una Cierta Mirada
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Los tres prodigios primaverales de Tezanos
En unas pocas semanas, la cocina tezanesca ha hecho aparecer de la nada casi un millón de votantes de la izquierda que, al parecer, estaban agazapados, esperando el buen tiempo para salir de la madriguera
El acto en el que Yolanda Díaz anunció al mundo su candidatura para las elecciones generales (en las municipales y autonómicas no está ni se la espera) y nació oficialmente Sumar como marca política se celebró en Magariños el 2 de abril, venturoso Domingo de Ramos. Las entrevistas del barómetro que ayer publicó el CIS, según informa su ficha técnica, se realizaron entre el jueves, 30 de marzo, y el miércoles, 5 de abril. Así que al menos la mitad del trabajo de campo de esta encuesta se hizo antes de que Yolanda Díaz se corporeizase como candidata; inmediatamente después vino la Semana Santa. Lo que no impide otorgar a Sumar una estimación de voto del 10,6% que, con una participación parecida a la de 2019, supondrían 2,6 millones de votos.
A ellos hay que sumar el 6,7% que se atribuye a Podemos (al que el CIS sigue llamado Unidas Podemos, pese a que las unidas se han dado a la fuga, dejando a Podemos más solo que la una). Eso supone 1,6 millones más de votos.
En el anterior barómetro, el de marzo, el CIS estimó un escuálido 10% para Unidas Podemos, donde se suponía que estaban todos incluidos: Podemos, Izquierda Unida, los comunes, etc. Así que el acto de Magariños, incluso unos días antes de celebrarse, obró el primer prodigio de Tezanos: hacer pasar al llamado espacio a la izquierda del PSOE del 10% de marzo al 17,3% en tan solo un mes.
Impresionante: se parte una fuerza política, se monta entre sus componentes una “ensalada de hostias” (palabras de Pablo Iglesias) y el resultado es que sus dos miembros por separado suman siete puntos más que cuando estaban juntos y reciben por su escisión una recompensa de 1,8 millones de votos.
¿Cómo ha calculado Tezanos los votos de las dos fuerzas escindidas? Él mismo lo explica: a bulto. Leamos la letra pequeña: "Sumar incluye las menciones a Sumar, Izquierda Unida (Esquerda Unida, ICV —Iniciativa per Catalunya-Verts—, Compromís, Más País, En Comú Podem, En Común-Unidas Podemos, CHA y EQUO". "El voto estimado de Sumar y Podemos —sigue la explicadera— se ha realizado mediante la agregación de aquellos partidos y organizaciones que han manifestado públicamente integrarse y apoyar a una u otra opción".
Eso sí que es una ensalada. Es voluntarioso y meritorio, por contribuir a dar ánimos a la socia fiel, atribuirle mecánicamente el 100% de los votantes de toda la sopa de siglas que se han refugiado bajo su nueva marca. Pero temo que la cosa es algo más complicada, porque, como es lógico, en ese espacio político, con la escisión recién estrenada, existe una confusión notable. Así, la propia encuesta delata que Sumar solo cuenta, por el momento, con el respaldo expreso del 28% de los votantes de Colau (el 47% se mantiene fiel a Unidas Podemos), el 48% de las Mareas, el 59% de Más País y el 60% de Compromís.
No obstante, el 10% que se atribuye a la nueva marca de Díaz es verosímil y coincide más o menos con las estimaciones preliminares —con un alto carácter especulativo— de los institutos serios. Pero no lo obtiene por el camino simplón inventado por Tezanos, sino porque, a los votos procedentes de sus aliados, añade algo más de 800.000 que se fugan de Unidas Podemos (probablemente correspondientes en su mayoría a IU) y medio millón más que le cede el PSOE. Es decir, una barahúnda general en la izquierda con baile de votos en todas las direcciones que, probablemente, no se asentará hasta el momento mismo de las elecciones generales.
Esta es la realidad que Tezanos ha querido ocultar para obrar el segundo prodigio de esta encuesta: al parecer, entre marzo y abril, el voto de la izquierda ha florecido como la primavera. Los partidos de la izquierda sumaban el 44% el mes pasado (el consenso demoscópico los sitúa por debajo del 40%, así que ya venían inflados); repentinamente, con el cambio de estación, han saltado cuatro puntos más, hasta situarse muy cerca del 48% y abrir un foso de casi ocho puntos con la derecha. Las encuestas serias muestran esa misma diferencia, pero con la cuenta invertida.
En unas pocas semanas, la cocina tezanesca ha hecho aparecer de la nada casi un millón de votantes de la izquierda que, al parecer, estaban agazapados, esperando el buen tiempo para salir de la madriguera y dar la cara, coincidiendo asombrosamente con la puesta de largo de Yolanda Díaz.
El cuadro se completa con un tercer prodigio: en el último mes, el PP habría perdido dos puntos (casi medio millón de votantes), situándose en su peor resultado desde la llegada de Feijóo, y, simultáneamente, Vox habría crecido hasta obtener la mejor estimación que Tezanos le ha concedido en todo el curso político.
El cuadro resultante parece (lo es) dibujado con regla y cartabón en el edificio de Semillas Selectas, un traje a la medida de Sánchez. El PSOE no se apea del 30% y aventaja holgadamente al PP, la izquierda aplasta a la derecha, Yolanda recibe la merecida recompensa a su lealtad con un prometedor aluvión de votos, aluvión que en nada compromete la hegemonía del PSOE, Podemos sufre un merecido castigo por su insolencia y, para colmo, la extrema derecha avanza mientras a Feijóo se le pone progresivamente cara de Casado.
Quizá se obtenga una imagen menos embustera si se toman los propios datos directos de la encuesta de Tezanos (en todo caso, siempre sesgados a la izquierda) y se realiza con ellos una estimación ortodoxa, simplemente honrada. Entonces se descubriría que, efectivamente, es plausible que Yolanda esté próxima al 10% y Podemos al 6%, sumando tres puntos más que los que obtuvieron juntos en 2019; pero esos votos de más no salen de debajo de las piedras, sino del PSOE, que retrocedería hasta un 25% raspado, al menos tres puntos por debajo del PP.
El procedimiento es siempre el mismo desde que se puso al impostor al frente del CIS: primero le dan el papel con la fotografía que tiene que mostrar y luego se las arregla para cuadrar los números al gusto de la superioridad. Si para ello hay que obrar varios prodigios a la vez, se hace sin remilgos. Le cantan las maquetas escandalosamente como en las malas películas de ciencia-ficción, pero maldito lo que le importa al catedrático.
Como no hay mal que por bien no venga, así, al menos, sabemos lo que Sánchez desea que creamos en cada momento, lo que no deja de ser una pista.
El acto en el que Yolanda Díaz anunció al mundo su candidatura para las elecciones generales (en las municipales y autonómicas no está ni se la espera) y nació oficialmente Sumar como marca política se celebró en Magariños el 2 de abril, venturoso Domingo de Ramos. Las entrevistas del barómetro que ayer publicó el CIS, según informa su ficha técnica, se realizaron entre el jueves, 30 de marzo, y el miércoles, 5 de abril. Así que al menos la mitad del trabajo de campo de esta encuesta se hizo antes de que Yolanda Díaz se corporeizase como candidata; inmediatamente después vino la Semana Santa. Lo que no impide otorgar a Sumar una estimación de voto del 10,6% que, con una participación parecida a la de 2019, supondrían 2,6 millones de votos.
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