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Claves de la apuesta europea por una nueva fiscalidad empresarial para el siglo XXI
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Irene Cortés

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Por
Ricardo López

Claves de la apuesta europea por una nueva fiscalidad empresarial para el siglo XXI

La Comisión Europea ha desvelado las líneas maestras de la estrategia en torno a la cual se van a articular los fundamentos de toda la estrategia fiscal de la UE para los próximos años

Foto: Tres banderas de la Unión Europea ondean frente al edificio Berlaymont, sede de la Comisión Europea en Bruselas (Bélgica).
Tres banderas de la Unión Europea ondean frente al edificio Berlaymont, sede de la Comisión Europea en Bruselas (Bélgica).

La Comisión Europea desveló el pasado 18 de mayo las líneas maestras de la estrategia sobre fiscalidad empresarial para el siglo XXI en la Unión. Esta comunicación es un documento de gran trascendencia porque en torno a ella se van a articular los fundamentos de toda la estrategia fiscal de la UE para los próximos años.

El documento expone algunas de las cuestiones clave para entender por qué el sistema tributario internacional tiene que cambiar. Por ejemplo, reitera que la realidad del mundo digital y globalizado ha desbordado la configuración del sistema internacional y que las soluciones propuestas en los últimos años han provocado un incremento de la complejidad de esta estructura. Que la evasión fiscal en el ámbito de la fiscalidad corporativa tiene un coste insostenible para la consecución de los objetivos comunitarios. Que las compañías digitales tienden a pagar menos impuestos que otras industrias y los impuestos que pagan no siempre benefician a los países donde su actividad económica se produce. O que las normas fiscales en el seno de la UE crean costes de cumplimiento que desincentivan la inversión, especialmente para PYMES y startups necesitadas de crecer y competir en un mundo globalizado.

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE)

También expone que una estrategia eficiente de fiscalidad es fundamental para dar respuesta a las macrotendencias mundiales que, a juicio de la Comisión, la crisis del Covid ha acelerado. Y, no menos importante, que en la actualidad pueden existir los consensos necesarios en la comunidad internacional para que el sistema tributario pueda ser modificado.

Cinco medidas

La respuesta de la Comisión a todos estos desafíos se concreta en dos ámbitos de actuación. Por una parte, en cinco medidas que serán sometidas a aprobación a nivel europeo durante el periodo 2021-2023. La primera, una propuesta de directiva que establezca las normas según las cuales las grandes empresas desvelen los tipos efectivos de gravamen que soportan (2022). Segundo, una propuesta de directiva (“ATAD 3”) que neutralice los esquemas de planificación fiscal abusiva a través de entidades de propósito especial (cuarto trimestre de 2021).

La tercera medida es una recomendación sobre el tratamiento de pérdidas domésticas que, en síntesis, permita a los contribuyentes utilizar las pérdidas ocasionadas por los años de la pandemia contra los ingresos tributarios realizados en los años previos (en mayo de 2021). Cuarto, una propuesta de Directiva para articular un mecanismo que favorezca la financiación de las empresas a través de capital vs. deuda (por sus siglas, “DEBRA”; 2022). Y, finalmente, un viejo conocido de la fiscalidad europea renovado -como era la Base Imponible Consolidada Común-, una propuesta de Directiva (por sus siglas, “BEFIT”) dirigida armonizar la base imponible del impuesto sobre sociedades y su reparto formulario entre los Estados miembros de la UE (2023).

Foto: iStock.
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Por otra parte, estas cinco medidas se complementarían con otras que tienen que ver, por un lado con la implementación en la UE mediante una nueva Directiva del futuro acuerdo fiscal global al que nos referiremos a continuación y que se prevé se pueda concretar en el primer semestre de 2021 (i.e. pilares 1 y 2 de BEPS, así como una modificación de la Directiva de Intereses y Cánones) y, por otro lado, con la propia agenda digital de la Unión Europea (a través de un nuevo impuesto digital, armonizado y compatible con los nuevos desarrollos internacionales), así como con los programas de la UE en relación fiscalidad medioambiental.

Resulta difícil determinar hoy en día el éxito de esta iniciativa.

Consenso internacional

La fiscalidad internacional lleva mas de una década preguntándose a sí misma cómo tiene que cambiar para adaptarse a las realidades del siglo XXI y, sobre todo, cómo tiene que configurarse para que dicha reforma tenga un consenso entre los grandes bloques económicos. La génesis del más ambicioso de los programas de reforma del sistema tributario internacional (el programa BEPS) tuvo su origen en la crisis financiera de 2008 y en la presión de las opiniones públicas a sus gobiernos. Aun cuando BEPS se concretó en un acuerdo de mínimos, el hecho fundamental de la ausencia de un acuerdo sobre la tributación de la economía digital desembocó en lo que ha sido una ardua discusión en estos últimos años en la comunidad internacional - ahora sí, centrada en la tributación de los nuevos modelos de negocio presentes en el siglo XXI -i.e. los pilares 1 y 2 de BEPS (“BEPS 2.0”) -, con avances y retrocesos sometidos, entre otros, al devenir de la geopolítica internacional.

Foto: La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero. (EFE)

Llegados a este punto, nos preguntamos si las circunstancias del mundo post-covid y la nueva situación política van a ser permitir que, esta vez sí, se produzca un cambio en el sistema tributario internacional. Esta primera incertidumbre pesará mucho en el devenir del éxito de la estrategia de Comisión. No obstante, el proyecto europeo tiene, además, sus propios condicionantes. El más relevante, a nuestro juicio, es el hecho de que la modificación de las cuestiones de fiscalidad directa requiera de unanimidad en el seno de la UE.

Superar esta circunstancia va a exigir un consenso que permita, además de un reparto de ingresos y potestades tributarias entre los Estados, alcanzar un acuerdo sobre el futuro de una de las últimas potestades de los Estados de la UE: la libertad de cada país para establecer su propia política fiscal.

Ricardo López es director en el área de Tributación Internacional y M&A Fiscal de KPMG Abogados.

La Comisión Europea desveló el pasado 18 de mayo las líneas maestras de la estrategia sobre fiscalidad empresarial para el siglo XXI en la Unión. Esta comunicación es un documento de gran trascendencia porque en torno a ella se van a articular los fundamentos de toda la estrategia fiscal de la UE para los próximos años.

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