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No, Fancy, la sostenibilidad no es 'marketing'
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Irene Cortés

Tribuna

Por
Ignacio Ortiz del Río

No, Fancy, la sostenibilidad no es 'marketing'

La sostenibilidad no es perjudicial. Todo lo contrario: es una verdadera oportunidad para impulsar nuevas economías, empezando por la española. Y ello, con la evidencia de que aún queda mucho camino que recorrer

Foto: Desde finales de la Segunda Guerra Mundial no se destinaban fondos públicos en Europa a un objetivo tan concreto y transversal. (Istock)
Desde finales de la Segunda Guerra Mundial no se destinaban fondos públicos en Europa a un objetivo tan concreto y transversal. (Istock)

El pasado sábado, leíamos en este mismo medio con suma atención un artículo sobre la obra de Tariq Fancy, exdirectivo de BlackRock. En ella, el exbanquero calificaba al “mundo” ASG (las siglas de ambiental, social y gobierno con las que se conoce en sentido amplio la sostenibilidad) de ser puro 'marketing'. Y no solo eso, sino que iba más allá al considerar que la sostenibilidad "no solo no ayuda, sino que es perjudicial". Un relato construido bajo el paraguas de años de experiencia como máximo responsable de la gestora para las inversiones sostenibles.

El primer hecho que llama la atención es que dicho cargo lo desempeñó hace tres años y es indudable que el mundo, y con él la concienciación social y la regulación en sostenibilidad, es completamente diferente a la de 2021. Efectivamente, en tan corto espacio temporal este tipo de cuestiones, no solo ambientales, sino también sociales o de gobernanza empresarial, han evolucionado de forma radical, y ello, en nuestra opinión, por tres razones fundamentales.

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La primera, por la concienciación social. Es indudable que cada vez más los consumidores demandamos bienes y servicios con 'etiqueta sostenible'. En segundo lugar, los consejos de administración y la alta dirección de las entidades, y no solo las de las grandes multinacionales, han incorporado en su estrategia empresarial la integración de los factores de sostenibilidad, ya sea por exigencias regulatorias, por requerimiento de los consumidores o a fin de evitar un posible riesgo reputacional. Y, en tercer lugar, que no en último, el legislador. El desarrollo normativo desde el año 2018 ha sido sobresaliente en las diferentes materias que en sentido amplio integran la sostenibilidad. Y ya sabemos que esta palanca es verdaderamente transformadora e impulsora de nuevos cambios sociales y económicos.

Pero esta vez los cambios legislativos no vienen solos. Probablemente desde finales de la Segunda Guerra Mundial no se destinaban fondos públicos en Europa a un objetivo tan concreto y transversal afectando a todos los sectores de mercado. Por eso no podemos infravalorar esta oportunidad y, mucho menos, dejarla pasar. Y es que esta ambición legislativa busca, entre otras cosas, situar el territorio de la Unión Europea en el líder mundial en sostenibilidad; un liderazgo que hará de Europa el primer continente neutro en emisiones de CO2 en 2050. Pero no solo en Europa, otras jurisdicciones como Estados Unidos o China, los grandes motores de la economía mundial, se han involucrado en estos mismos objetivos.

Foto: Imagen de las Cuatro Torres de Madrid, en donde tienen su sede KPMG y PwC.

Y si bien son evidentes los esfuerzos que en todos los ámbitos se están llevando a cabo, nadie dijo que fuese un camino fácil y rápido de recorrer. Por ejemplo, en el campo de las finanzas sostenibles, donde el Sr. Fancy es un verdadero experto, es quizás donde mayores avances se han logrado. El Sr. Fancy es conocedor de que, prácticamente a diario, nos encontramos con normativa más especializada y elaborada a fin de evitar, precisamente, el blanqueo en cuestiones sostenibles (greenwashing). Cierto que es una normativa compleja y farragosa de seguir, incluso en continuo cambio, pero ello es fruto del esfuerzo que está haciendo el legislador en evitar dichas prácticas.

La ambición mostrada choca de frente, entre otros hándicaps, con la necesidad de regular cuestiones novedosas y complejas, con malas praxis que, en ocasiones, han podido venir arrastrando el mercado o por el desconocimiento de cómo enfocar la estrategia en materia de sostenibilidad por parte de los diferentes partícipes en la economía. Pero es evidente que ya se ha empezado a recorrer el camino en la buena dirección y este no tiene retorno. Estoy convencido de que el escenario en el que nos encontraremos dentro de otros tres años será mucho más sólido y consolidado que el actual.

En el campo de las finanzas sostenibles, donde el Sr. Fancy es un verdadero experto, es quizás donde mayores avances se han logrado

Todos iremos aprendiendo, pero lo que no creo es que la sostenibilidad constituya un simple juego de 'marketing'. El cambio climático provocado por la acción del hombre en los últimos doscientos años es una evidencia. Y no solo el cambio climático, aún nos queda mucho que avanzar también en cuestiones sociales como los derechos humanos. Estos dos objetivos son difícilmente alcanzables sin mejores gobernanzas empresariales que eviten, entre otras cuestiones, vulnerar, precisamente, los fines propuestos.

Si miramos atrás, la transformación que se ha producido tras la primera ola en los años noventa hasta nuestros días es exponencial y profunda de verdad. Ya no es una ambición de determinados gobiernos bienintencionados, sino una realidad transformacional en todos los escalones de la sociedad. Por este motivo, entendemos que la sostenibilidad ni es 'marketing', ni mucho menos perjudicial, sino todo lo contrario: necesaria y una verdadera oportunidad para impulsar nuevas economías, empezando por la española. Y ello, con la evidencia de que aún nos queda mucho camino que recorrer.

* Ignacio Ortiz del Río es socio de Deloitte Legal.

El pasado sábado, leíamos en este mismo medio con suma atención un artículo sobre la obra de Tariq Fancy, exdirectivo de BlackRock. En ella, el exbanquero calificaba al “mundo” ASG (las siglas de ambiental, social y gobierno con las que se conoce en sentido amplio la sostenibilidad) de ser puro 'marketing'. Y no solo eso, sino que iba más allá al considerar que la sostenibilidad "no solo no ayuda, sino que es perjudicial". Un relato construido bajo el paraguas de años de experiencia como máximo responsable de la gestora para las inversiones sostenibles.

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