¿Es ChatGPT otra herramienta más de Inteligencia Artificial?

Llevamos varios días oyendo hablar de ChatGPT, herramienta que está causando un gran revuelo por su posible aplicación en diferentes profesiones. Pero, ¿qué es ChatGPT, en qué consiste y cómo puede impactar en el sector legal?

ChatGPT es un modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI que se ha utilizado principalmente para la creación de chatbots y para la generación automatizada de texto. Se basa en el modelo de lenguaje GPT (Generative Pre-training Transformer), que es una red neuronal que ha demostrado ser muy efectiva para el procesamiento del lenguaje natural y ha sido utilizada en una amplia variedad de aplicaciones.

ChatGPT es capaz de aprender a partir de grandes cantidades de texto y puede utilizar ese conocimiento para responder a preguntas y generar texto de forma automatizada. Está diseñado específicamente para interactuar con los usuarios a través de un chat y para responder a sus preguntas de forma más natural y coherente. Además, ChatGPT puede mejorar con el tiempo a medida que aprende más, lo que significa que puede ir perfeccionando su capacidad para responder de forma coherente y natural a las preguntas de los usuarios. También es capaz de interactuar con los usuarios de forma más natural y fluida, utilizando técnicas como el seguimiento del contexto y la identificación de patrones para proporcionar respuestas más precisas y relevantes a las preguntas de los usuarios.

El hecho de que funcione como un chatbot convencional facilita su uso y sus respuestas bien elaboradas, extensas y recreadas hacen que el usuario confíe en ellas. El optimismo generado es totalmente entendible, pero debemos ir con cautela y ver cómo evoluciona. Primero, si es un producto que se ofrece gratuitamente, el producto es el usuario: al entrar en el chat ya se advierte de que se alimentan los modelos con las preguntas e iteraciones de los usuarios. Por lo tanto, cuidado con incluir información confidencial.

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Por otro lado, no es fiable al 100%. Ante mi pregunta: ¿qué pasó en Berlín en 1989? ChatGPT me respondió que varios sucesos, el más importante, el que todos sabemos, la caída del muro de Berlín, pero también incluyó en ese año otros acontecimientos como la reunificación de Alemania. ¿Qué diría mi profesor de historia cuando le dijera eso? Pues bien, aunque su respuesta es incorrecta, mi sorpresa viene cuando le respondo que ese hito ocurrió en 1990 y ChatGPT asume su error y continúa explicando con detalle los acontecimientos ocurridos en torno a la reunificación alemana. Es decir, ChatGPT es capaz de mantener una conversación "razonada" y esto es la primera vez que lo vemos en una IA.

Es normal que tenga algunos errores dado que mi consulta fue demasiado abierta, pero, concretando más mi pregunta, las respuestas son certeras.

En el mundo legal estamos sorprendidos y analizando su posible aplicación en diferentes áreas. Donde hemos visto que puede tener mayor impacto es en los departamentos de Gestión de Conocimiento y, en particular, como herramienta de apoyo en la redacción de cláusulas y contratos. Pongamos un ejemplo sencillo: le hicimos la pregunta de cómo realizar un contrato de arrendamiento y nos respondió con cada uno de los puntos y el orden de las cláusulas más extendidas en este tipo de documentos.

En el mundo legal estamos sorprendidos y analizando su posible aplicación en diferentes áreas

Acabamos de comprobar que ChatGPT es capaz de resolver preguntas sencillas como la anterior descrita, pero ¿qué pasa si le pedimos ayuda para redactar una cláusula de cambio de control partiendo de un borrador? La respuesta es que no solo la prepara, sino que nos explica qué es y nos hace recomendaciones sobre cómo abordarla.

El hecho de no estar todavía bebiendo de todas las fuentes de Internet (ahora lo que hace es nutrirse de datos almacenados en sus servidores hasta 2021) limita que por ejemplo no nos encuentre resoluciones actuales, pero cuando lo esté y tengamos la posibilidad de poder integrarlo en un despacho con los sistemas de gestión de documentación internos, el potencial puede ser enorme. Tendremos que estar muy pendientes a esta tecnología, pero sobre todo ver si la seguridad y confidencialidad con la que trabajamos en los despachos no se ve afectada en caso de que lo implantemos.

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Por otro lado, tenemos la complejidad que añade el hecho de la propiedad intelectual de lo que pueda llegar a crear ChatGPT: ¿de quién es? Es algo en lo que los expertos juristas en este ámbito tienen una labor interesante y que va a abrir nuevas incertidumbres sin ninguna duda.

ChatGPT va a generar mucho debate y más cuando ha alcanzado el millón de usuarios en tan solo cinco días (Instagram tardó casi tres meses), pero reitero que tendremos que ver cómo aportará valor añadido a las tareas de los abogados sin poner en riesgo la seguridad y confidencialidad de los asuntos.

Llegado a este punto, os lanzo una cuestión: ¿este artículo lo he escrito ChatGPT o yo? Os dejo con la duda y que investiguéis vosotros mismos.

* Roberto Vicente es responsable de Innovación de Pérez-Llorca.