Razones para visibilizar la crítica situación de la abogacía y el turno de oficio

Esta semana la abogacía española ha protagonizado un hito histórico para el Estado de derecho y para toda la sociedad. Desde todos los rincones de España han acudido abogados orgullosos con sus propias togas en defensa de interés propios, de intereses profesionales y en defensa de intereses de la sociedad en su conjunto. No se están reivindicando únicamente cuestiones de retribución. Se está reivindicando la dignidad de una profesión que hace que, gracias a los abogados, exista Justicia.

Se están reivindicando cuestiones como la conciliación, a la que no tiene derecho el abogado. Como el derecho a la desconexión digital, porque los 365 días del año nos encontramos atados a la sucesión de plazos. O poder cuidar de nosotros y nuestros seres queridos y permanecer junto a ellos cuando hay un familiar enfermo, cuando se muere un hermano o tenemos a un hijo ingresado en el hospital. Estamos reivindicando también la justa compensación de todas las actuaciones que venimos desarrollando. Estamos reivindicando, en definitiva, la defensa del Estado Social.

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Estas necesidades, y la urgencia para que las soluciones lleguen ya, son compartidas por el conjunto de la Abogacía española. Es una buena noticia que compartamos sin fisuras a dónde queremos llegar. No puede ser de otro modo, porque las consecuencias de la situación actual no hacen distinciones. Estos meses hemos visto, por ejemplo, cómo los efectos de la huelga de letrados de la Administración de Justicia han tenido impacto en todos los sectores de nuestra profesión: desde los despachos medianos y despachos grandes, hasta al turno de oficio.

Además, como decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid, y como abogado responsable de mi propio despacho y también letrado del turno de oficio, defiendo que no existen dos abogacías, una institucional y otra real. Quienes tenemos el honor de representar a nuestros compañeros desde cargos institucionales lo hacemos sin despojarnos de nuestra condición profesional.

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Del mismo modo, las acciones que la abogacía puede y debe impulsar para lograr avances no pueden constreñirse, dada la magnitud de los retos que afrontamos, a un solo ámbito de actuación. Desde que tomé posesión de mi cargo de decano el pasado 12 de enero, he mantenido reuniones institucionales con todos los poderes del Estado. A todos ellos les he presentado propuestas concretas y soluciones para mejorar las condiciones de los profesionales de la Abogacía, de la Justicia y del Estado de derecho. Esta vía de actuación institucional es imprescindible.

Es por ello, que esta Junta de Gobierno del ICAM agradece a todos los cargos públicos y sociales con los que nos hemos reunido en estos primeros 100 días de mandato, de los que precisamente esta semana hemos hecho balance, la buena receptividad ante nuestros planteamientos. El ICAM seguirá por esa vía: propiciando cauces de diálogo e interlocución al más alto nivel como hemos venido haciendo y como nos corresponde como colegio profesional mayor de Europa.

"Actuar a través de los cauces institucionales no es la única vía para lograr avances; también es imprescindible la sensibilización social"

Pero actuar en nombre de nuestros compañeros y compañeras, y canalizar —gracias a nuestra representatividad por haber sido elegidos para ello— sus justas reivindicaciones a través de estos cauces institucionales no puede entenderse, nunca, como la única vía para lograr avances. Sensibilizar a la sociedad y a la opinión pública, y explicar a la ciudadanía el impacto en sus derechos y libertades de esta situación es también imprescindible.

Visibilizar la situación desesperada de muchos despachos y profesionales ante los meses de parálisis judicial que hemos vivido y los que parece que se avecinan o manifestar públicamente el malestar ante la falta de atención a una profesión que es una pieza esencial del Estado de derecho, como es la abogacía, es igualmente necesario. Se equivocarán quienes quieran ver dos abogacías; quienes no sepan escuchar el pálpito de los profesionales que representan y quienes consideren que solo hay un modo de avanzar.

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La protesta que este jueves hemos protagonizado abogados y abogadas de toda España, y que se suma a las de otros sectores de la Administración de Justicia, revela la situación crítica de uno de los tres pilares del Estado. Es necesario un pacto de todos los sectores políticos al que se sume toda la abogacía en su conjunto porque, si coincidimos en la gravedad del diagnóstico y en las soluciones, la sociedad no nos perdonaría distraernos en pararnos a divagar sobre cómo llegar hasta allí.

Podemos acabar como los personajes del famoso cuadro de Rembrandt, Lección de Anatomía: asombrados, mirando a un cadáver, sin saber las causas de su defunción.

*Eugenio Ribón es decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM).