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De Cristiano a Xabi Alonso
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Roberto Ruiz Ballesteros

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De Cristiano a Xabi Alonso

La victoria del entrenador del Bayer Leverkusen sobre la Agencia Tributaria refuerza la imagen del exfutbolista y provoca una reflexión en aquellos que, como Cristiano, optaron por un acuerdo para evitar daños reputacionales

Foto: Bundesliga - bayer leverkusen vs sc freiburg
Bundesliga - bayer leverkusen vs sc freiburg

El Tribunal Supremo, como el VAR en una final de Champions, ha revisado el gol por la escuadra que Xabi Alonso metió a la Agencia Tributaria y ha confirmado lo que el árbitro ya había sentenciado: el tanto es bueno, el jugador es inocente y solo cabe poner punto final a la historia que comenzó en 2015, cuando la Fiscalía de Delitos Económicos de Madrid abrió una investigación sobre la estructura fiscal que tenía el exfutbolista tolosarra para gestionar sus derechos de imagen.

El camino desde entonces no ha sido fácil para el que fuera jugador del Real Madrid, de la Real Sociedad, del Liverpool o del Bayern de Múnich. Un procedimiento penal expone a cualquier personaje mediático al juicio de la opinión pública, donde aparece como sospechoso de haber delinquido. En este caso, Xabi Alonso fue percibido como alguien que parecía haber defraudado a las arcas públicas dos millones de euros gracias a los carísimos asesores que sus millonarios bolsillos le permitían pagar.

Vivir con este sambenito durante ocho largos años no es un plato deseable para nadie y por supuesto no hay cantidad que pueda resarcir el sufrimiento que produce en el corazón de quienes lo padecen, que no son pocos. De cara a la galería, sin embargo, las cosas son distintas. Alonso ha sabido cuidar su porte externo, ha podido seguir trabajando en lo que le gusta e incluso ha crecido como entrenador a pasos firmes, primero en las categorías inferiores del Real Madrid -donde hizo ganar al equipo infantil-, luego en el filial de la Real Sociedad -al que ascendió a Segunda División tras más de medio siglo sin pisar esta categoría- y finalmente al mando del primer equipo del Bayer Leverkusen, al que cogió tras una mala racha y hoy mantiene como líder de la Bundesliga.

No hay muchos casos, desde luego, de éxito profesional y judicial como el de Xabi Alonso. Y menos aún que hayan tenido lugar en paralelo. El pasado 25 de octubre, tras conocer la resolución del Tribunal Supremo, que rechazó el recurso que había interpuesto la Abogacía del Estado en nombre de Hacienda, los teléfonos de los abogados de los futbolistas que en su momento se enfrentaron también al dilema de combatir a Hacienda o pactar con ella ardían. Confesaban en petit comité que sus respectivos casos estaban igualmente ganados, como el de Alonso, pero que aconsejaron a sus clientes el camino más corto, el del acuerdo, por temor al imprevisible y muy dañino juicio de la opinión pública, que consideraban más arriesgado.

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De este modo, alegaban, se quitaban de encima la tortuosa travesía hacia la sentencia final, que consideraban peor que el mismo fallo judicial, la denominada pena de telediario. Esgrimían que la retransmisión en directo durante años de un procedimiento penal se lleva por delante la reputación de cualquier personaje público, un activo sin duda fundamental para jugadores como Di María, Modric o Cristiano, que perciben aún ingentes cantidades de dinero por sus derechos de imagen.

Este último, por ejemplo, con un caso similar al de Alonso, pero más cuantioso en la cifra supuestamente defraudada, optó por el acuerdo con la Fiscalía con el fin de dejar atrás todo ese daño reputacional que previsiblemente le iba a provocar el desarrollo de la causa judicial. Su abogado, José Antonio Choclán, exmagistrado de la Audiencia Nacional, dijo meses después de alcanzar el trato con el ministerio público, durante el World Football Summit, que él habría ganado el juicio de haberse celebrado. “Estoy convencido de que el criterio elegido para tributar era el correcto”, sentenció el letrado, que admitió, sin embargo, que el acuerdo “reducía riesgos” en el campo de la imagen del futbolista.

Foto: El futbolista y entrenador Xabi Alonso durante un partido del Leverkusen. (EFE)

Optar por el combate cuerpo a cuerpo con un gigante como la Agencia Tributaria está al alcance de pocos corazones, desde luego. Mantener la dignidad en medio de un escenario hostil todavía queda reservado a menos almas. Las razones del letrado de Cristiano eran sólidas. Por eso tiene más valor lo conseguido por Alonso. El ejercicio de personalidad que ha aguantado el hoy entrenador del Leverkusen durante todos estos años es digno de alabanza, pues el nuevo ‘kaiser’ del fútbol alemán no solo ha peleado contra la todopoderosa Hacienda, sino también contra el Goliat del siglo XXI, la inmisericorde opinión pública.

Su victoria es hoy clara -no cabe recurso alguno- y le dibuja un panorama despejado de obstáculos tributarios y con una imagen pública reforzada, casi de héroe para algunos sectores de la sociedad. Precisamente lo que otros querían evitar huyendo de esa batalla en el circo público ha servido a Alonso para robustecer su figura, cuál gladiator jaleado por la masa romana. El aprovechamiento de sus oportunidades profesionales por pequeñas que estas fueran, la estrategia de su defensa letrada y, sobre todo, su actitud vital plenamente coherente de confianza en el estado de derecho han sido la claves para que el exjugador se encuentre donde ahora está y suponen una lección ejemplar de cómo afrontar una crisis que deja descolocado tanto al ejército de viejos abogados madrileños que siempre han apostado por la técnica del avestruz ante el acoso mediático como al de los millonarios teóricos de la comunicación pública que en la práctica se limitan seguir las indicaciones de esos letrados.

Foto: Xabi Alonso, en un partido con el Bayer Leverkusen. (EPA/Ronald Wittek)

Su caso demuestra que evitar la guerra para sortear un desgaste reputacional no siempre es la mejor opción y que la cosa es más compleja de lo que parece. Mirar al problema de frente, saber explicar tus argumentos y no bajar la cabeza en ningún momento también resultan determinantes a la hora de salir victorioso en el campo de batalla de la opinión pública salpicada por un pleito. Alonso y su abogado Iván Zaldua, con honorabilidad también fuera de toda duda tras la resolución del Supremo, han mirado al gigante sin miedo.

Es cierto que Cristiano, Mascherano, Luka Modrić, Radamel Falcao, Ángel di María y el resto de futbolistas que optaron por pactar con la Fiscalía lograron reducir el impacto de aquel suplicio denominado pena de telediario que todos ellos tenían en el horizonte como consecuencia de la duración del proceso penal que en ese momento se preveía. Sin duda. El acuerdo les permitió limitar el tiempo de exposición mediática a aquellos momentos iniciales, cuando sus casos aparecieron en la prensa por primera vez.

"Su presunción de inocencia se evaporó en aquel momento en el que plasmaron su rúbrica y aceptaron la condena a ojos de la justicia"

Sin embargo, no es menos real que esos acuerdos conllevan que sus firmantes asumen la responsabilidad de esos delitos imputados. Su presunción de inocencia, por lo tanto, se evaporó en aquel momento en el que plasmaron su rúbrica y aceptaron la condena a ojos de la justicia, un acto que ciertamente les permitió alejarse del foco en un primer momento, pero que también trasladó una histórica imagen negativa de esos jugadores a esa voluble opinión pública que, tras el caso Alonso, puede replantearse de nuevo aquel enfoque inicial sobre ellos. El guipuzcoano es inocente ahora con todas las de la ley. El resto serán recordados con el estigma que nadie podrá borrar, como quienes sí aceptaron haber defraudado a las arcas públicas.

* Roberto Ruiz Ballesteros, socio director de Ballesteros Comunicación de Litigios

El Tribunal Supremo, como el VAR en una final de Champions, ha revisado el gol por la escuadra que Xabi Alonso metió a la Agencia Tributaria y ha confirmado lo que el árbitro ya había sentenciado: el tanto es bueno, el jugador es inocente y solo cabe poner punto final a la historia que comenzó en 2015, cuando la Fiscalía de Delitos Económicos de Madrid abrió una investigación sobre la estructura fiscal que tenía el exfutbolista tolosarra para gestionar sus derechos de imagen.

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