Buenos vientos para la inversión española en Brasil

Tras tres décadas de intensa cooperación, la relación comercial entre España y Brasil es hoy la más consistente e importante en la geografía iberoamericana. España es el segundo mayor inversor directo en la octava economía del mundo (una media de 10.000 millones de euros al año). Los españoles son una de las mayores comunidades extranjeras en Brasil. Ahora los brasileños descubren España como un lugar para vivir, trabajar e invertir, dando lugar a un aumento de casi el 100% en la inmigración para España desde hace cinco años.

La nueva y buena noticia es que la reforma fiscal brasileña en ciernes, cuya implementación final está prevista para este año, beneficiará enormemente tanto a las empresas españolas que ya están en Brasil, como a las que se incorporan por primera vez al mercado brasileño. Esto se debe a algunos hechos concretos. En primer lugar, la reforma fiscal no modifica la tributación sobre los beneficios, ni para las grandes empresas ni para las medianas y pequeñas. Mantiene así un régimen que ya era extremadamente favorable a España. Para las grandes empresas, el sistema de juros sobre el capital propio seguirá existiendo (a pesar de la disputa que todavía existe en la justicia española), lo que genera un tipo efectivo de Impuesto de Sociedades (IS) del 19% para las grandes empresas.

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En el caso de medianas y pequeñas empresas, como la reforma no toca en el Impuesto sobre Sociedades, sigue el régimen de tributación de PYMES (Lucro presunto y simple) cuyo tipo impositivo va de un 2% a un 8% para empresas comerciales e industriales y de un 15% para prestadoras de servicios. Y todo esto considerando que los dividendos pagados desde Brasil a España se quedan exentos en España a raíz de la aplicación del Convenio de Doble Imposición Brasil/España.

Ahora, con respecto a lo que realmente la reforma tributaria de Brasil trata –un nuevo IVA (IBS/CBS)– se abre un mercado de 230 millones de personas de forma drástica. Indudablemente, el gran obstáculo para la entrada de productos y servicios españoles, especialmente para medianas empresas, era la complejidad del IVA en Brasil. La verdad es que, hasta entonces, el sistema brasileño estaba diseñado para proteger la producción brasileña, lo que ahora se ha suprimido. ¿Pero, por qué ese nuevo escenario normativo favorece a España en comparación con otros países? Hay varios factores concretos.

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El primero es económico y cultural. El sistema jurídico y económico brasileño es muy similar al español (por ejemplo, la relación entre gobierno y comunidades autónomas). En segundo lugar, existe una sólida estructura de soporte institucional favorable a la industria española: embajadas, cámaras de comercio y asesores saben cómo apoyar la inversión.

En tercer lugar, porque, incluso tras la reforma, el sistema brasileño privilegiará la entrada por medio de inversión extranjera directa. Durante el periodo de estancamiento económico en Brasil, pocos países mantuvieron una relación comercial tan intensa como España. Y en la medida en que se detecta una menor inversión por algún país (por ejemplo, Inglaterra) se abren oportunidades para otros.

Cabe vaticinar que durante los próximos años asistiremos a un acusado repunte de la inversión española en Brasil

Además del sistema fiscal, Brasil ha pasado por gobiernos liberales, al menos desde un punto de vista económico. La flexibilización del cambio que permite la entrada y salida de capitales sin complejidad, algunas privatizaciones y una intervención estatal cada vez menor son factores importantes. Y más recientemente, es claro que el gobierno Lula da Silva posee un especial gusto por España, que no existía bajo el mandato de Bolsonaro, que era neutro en este aspecto.

En resumen, a partir de este año se abre un abanico de oportunidades para las grandes, medianas y pequeñas empresas españolas en Brasil. En dicho contexto, cabe vaticinar que durante los próximos años asistiremos a un acusado repunte de la inversión española en Brasil.

* Marcos Vinhas Catão, socio de Gaia Silva Gaede.