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Propiedad intelectual, un negocio más tangible que nunca
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Propiedad intelectual, un negocio más tangible que nunca

Por su parte, las marcas siguen siendo estratégicas para el posicionamiento, en la medida que confieren identidad y diferenciación de productos y servicios innovadores

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Propiedad intelectual, un negocio más tangible que nunca

En un contexto en el que la innovación y la tecnología avanzan a pasos agigantados cada día, las empresas se han visto inmersas en procesos de cambio en los que, aspectos que hace algún tiempo parecían carecer de importancia, hoy cobran cada vez más peso en la estrategia empresarial.

Las organizaciones más valiosas, especialmente en sectores como tecnología, pharma, automovilístico o servicios financieros, han sido las primeras en comprender que, para incrementar su competitividad y crear valor en el mercado, es necesario invertir en propiedad intelectual e industrial. Nótese que, con inversión, no hablamos solo de proteger marcas y patentes, como siempre se ha hecho. Hablamos de invertir en una estrategia clara de Propiedad Intelectual e Industrial que ayude a rentabilizar el conocimiento.

De hecho, en los últimos 15 años, la inversión en activos intangibles como marcas, diseños, software y datos han crecido tres veces más rápido que la inversión en activos físicos como maquinaria o fábricas. Todo ello, apoyado por los distintos desarrollos legislativos y el trabajo realizado desde los Tribunales, que sin duda han aumentado la confianza en estas fórmulas de protección.

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Así lo demuestran los datos del informe World Intangible Investment Highlights, publicado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). En él, vemos que la inversión en activos intangibles aumentó de manera notable en 2023, llegando a alcanzar la cifra de 6.900 millones de dólares. A pesar de su naturaleza intangible, estos activos de propiedad industrial e intelectual –ya sean marcas, patentes, softwares o secretos empresariales– cuentan con el poder de crear una diferenciación y generar ingresos por encima del mercado, permitiendo acceder a la financiación y a la internacionalización, así como contribuir al crecimiento económico y adaptarse e innovar en un entorno en evolución constante.

Asimismo, el informe arroja otros datos más que llamativos que demuestran cómo la inversión en activos intangibles puede cambiar el panorama empresarial actual. Vemos que las inversiones analizadas en 31 economías mundiales han crecido tres veces más rápido que los activos tangibles en los últimos 15 años, pasando de 2,9 miles de millones de dólares en 1995 a sus niveles actuales. Solo el año pasado, la inversión en activos intangibles representaba más del 16% del PIB de economías como Suecia, Estados Unidos y Francia, aunque es cierto que en España se presentaban valores inferiores a 8%.

Foto: Ejemplos de Rojo Coca-Cola o celeste Tiffany.

Dentro de la amplitud que abarca lo que conocemos como activos intangibles, los que más han crecido en la última década han sido el software y los datos, principalmente. Les siguen las marcas, el capital intelectual y los nuevos productos financieros. Tal ha sido su auge que estos activos han crecido tres veces más rápido que la I+D en este periodo, a diferencia que la I+D tradicional, que disminuyó.

Este crecimiento es el resultado de una tendencia en la que la tecnología y el análisis de los datos conforman un factor clave en el desarrollo de la economía del conocimiento, eliminando barreras geográficas y permitiendo a las empresas expandir sus mercados a nivel global. Por su parte, las marcas siguen siendo estratégicas para el posicionamiento, en la medida que confieren identidad y diferenciación de productos y servicios innovadores.

Cabría preguntarse en este punto cómo se comportan los activos intangibles durante las crisis económicas. Según el estudio de la OMPI, tanto durante la crisis financiera de 2008-2010 como durante la pandemia de Covid-19, estas inversiones mostraron estabilidad y resistencia, ya que los activos intangibles no suelen ser susceptibles a las perturbaciones de las necesidades de oferta y demanda. Esta realidad subraya la necesidad continua de que las empresas inviertan en innovación, investigación y desarrollo, así como en capacidades digitales, para seguir siendo competitivas.

"Los activos de propiedad intelectual e industrial permiten un desarrollo y crecimiento in house de las empresas"

Es evidente que las empresas que cuentan con una sólida cartera de activos intangibles son percibidas como más valiosas, estables y confiables en el mercado, lo que las hace más atractivas para inversores y socios potenciales. Los activos de propiedad intelectual e industrial permiten un desarrollo y crecimiento in house de las empresas. Pero, además, la tangibilidad, otorgada por la titularidad y el reconocimiento público de la propiedad – otra de sus fortalezas– les permite ser el objeto de cualquier vía de explotación, sea una licencia o una venta, por ejemplo.

Vemos, pues, que el valor de los activos intangibles cada vez es menos inmaterial y que la tendencia nos lleva a un nuevo paradigma económico, donde el peso de los activos tradicional y físicamente tangibles tiende a decrecer frente al valor de los intangibles.

* Dina Chaves, directora de Consultoría de ClarkeModet.

En un contexto en el que la innovación y la tecnología avanzan a pasos agigantados cada día, las empresas se han visto inmersas en procesos de cambio en los que, aspectos que hace algún tiempo parecían carecer de importancia, hoy cobran cada vez más peso en la estrategia empresarial.

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