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Cuando se vacunó, el cambio climático todavía estaba allí
La últimas encuestas, realizadas en plena pandemia de coronavirus, señalan que mayoritariamente el cambio climático es ya el primer temor de futuro
No, el tiempo no lo cura todo. Muy al contrario, fiar el remedio al paso de los días puede conducir a un agravamiento de la situación, de manera que en la mayoría de las ocasiones el siniestro presagio de Shakespeare en 'El Rey Lear' acaba por cumplirse y sucede que, efectivamente, “todavía no está pasando lo peor cuando pensamos: esto es lo peor”…
Hace unos días, comentábamos en Planeta A el resultado de la encuesta sobre el clima (2020-2021) realizada por el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y dividida por países. En el caso de España, la consulta refleja que la conciencia ambiental va en aumento y que los que entendemos el cambio climático como una amenaza real somos ya una amplia mayoría.
"La preocupación por la crisis climática no solo no ha decaído, sino que sigue aumentando"
Sin embargo, el resultado del estudio señala que, pese a ello, el 68% de los españoles está más preocupado por la pandemia del covid-19 que por los impactos a largo plazo del aumento de la temperatura del planeta. Un porcentaje que se eleva hasta el 75% en los mayores de 65 años. Algo absolutamente consecuente y del todo obvio. Pero preocuparnos por la evolución de la pandemia no debería distraernos de la amenaza climática.
De hecho, si acudimos a los resultados de otra consulta popular, en este caso, los de la macroencuesta realizada por Naciones Unidas y la Universidad de Oxford, los resultados demuestran que la preocupación por la crisis climática no solo no ha decaído durante la pandemia, sino que sigue aumentando, y de manera muy especial entre los más jóvenes.
En este caso, fueron consultados 1,2 millones de personas de 50 países, incluidos medio millón de chavales menores de 14 años. Y los resultados de la encuesta, que se llevó a cabo a finales de 2020, es decir, en plena pandemia de coronavirus, señalan que mayoritariamente (68%) el cambio climático es el primer temor de futuro de la gente en el mundo.
Los responsables de la ONU estaban asombrados en la rueda de prensa de presentación: "Nunca habíamos visto nada así, a una escala tan global y con una participación tan alta de jóvenes", anotaron. Y es que ellos son los que han elevado el porcentaje de preocupación por la crisis climática (hasta un 87% en su caso), pues su percepción de la amenaza es mucho más directa, clara y vinculante. Nosotros —dicen— somos los que vamos a pagar vuestros platos rotos. Y dicen bien.
Por eso es tan injusto que mientras nos centramos en acabar con la pandemia, algo que, insisto, es del todo pertinente y necesario, desatendamos la necesidad de actuar ante al mayor dilema al que van a tener que enfrentarse las generaciones futuras.
Un dilema de futuro frente al que, según el profesor de economía Andreu Mas-Colell, excatedrático de la Universidad de Harvard y profesor emérito de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, podemos mantener tres posturas.
La primera y más sensata sería reaccionar a las señales de alarma que nos traslada la ciencia y asumir de una vez por todas que hay que renunciar a seguir creciendo como hasta ahora para que las próximas generaciones puedan seguir haciéndolo aunque sea a un ritmo mucho menor.
La segunda sería atender a esas alarmas, pero relativizando la urgencia y dándoles una respuesta más lenta y prolongada en el tiempo, de manera que nosotros asumamos ciertos sacrificios ahora y traslademos el grueso del problema a la próxima generación, lo que acabaría convirtiéndose en una pesada losa para las siguientes. La tercera de las opciones sería la más insensata e irresponsable y consistiría en seguir creciendo como hasta ahora o incluso más, sin atender a ninguna señal de alarma y sin pensar en el futuro de las próximas generaciones, que en todo caso “ya se buscarán la vida, tú”.
De lo que no cabe ninguna duda es de que, como en el célebre microrrelato de Monterroso (del que tanto hemos abusado, por cierto) la crisis climática seguirá todavía ahí cuando todos nos hayamos vacunado y consigamos superar la actual pandemia. Solo que, en este caso, sus peores consecuencias no las vamos a sufrir nosotros.
No, el tiempo no lo cura todo. Muy al contrario, fiar el remedio al paso de los días puede conducir a un agravamiento de la situación, de manera que en la mayoría de las ocasiones el siniestro presagio de Shakespeare en 'El Rey Lear' acaba por cumplirse y sucede que, efectivamente, “todavía no está pasando lo peor cuando pensamos: esto es lo peor”…