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Ida confirma la llegada de una nueva generación de huracanes
Los científicos que siguen la evolución de la crisis climática alertan de cambios de patrón de las tormentas extremas, que serán cada vez más violentas y persistentes tierra adentro
El mes pasado recogíamos en Planeta A las inquietantes conclusiones del grupo de expertos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (más conocido por sus siglas en inglés, IPCC) encargados de establecer su base científica.
Entre ellas, y tras declarar de manera concluyente que "la influencia humana ha calentado el sistema climático y está produciendo cambios generalizados y rápidos en el clima", estos investigadores proclamaban que con el actual ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), hacia final de siglo alcanzaremos un aumento de la temperatura global cercano a los tres grados: es decir, el doble de lo que recomienda el Acuerdo de París.
"A medida que el clima siga calentándose, el poder destructivo de los huracanes aumentará y se extenderá hacia el interior"
Lo que nos espera si no somos capaces de reducir drástica y urgentemente las emisiones de GEI es un aumento de lo que ya estamos sufriendo, es decir: mayores fenómenos climáticos extremos. Olas de frío y de calor cada vez más intensas, severas sequías, grandes inundaciones, megaincendios y tormentas cada vez más devastadoras, como el huracán Ida que acaba de asolar varias poblaciones en los estados de Mississippi y Louisiana, en Estados Unidos.
Hace años que las recalentadas aguas del Golfo de México, uno de los lugares del planeta donde la temperatura del mar aumenta de manera más rápida, lo han convertido en un auténtico 'inflador' de las tormentas tropicales que atraviesan la península de La Florida, para convertirlas de golpe en peligrosos huracanes.
Dejar de alimentar al monstruo
Eso fue lo que pasó con el Katrina. Y eso es lo que ha ocurrido estos días con Ida, el potente huracán que alcanzó el nivel de fuerza 4 (en una escala con un máximo de 5) que azotó con vientos de 240 kilómetros por hora y lluvias intensas no solo la costa, sino también buena parte del interior en su lento y devastador periplo. Algo que en opinión de los expertos confirma una nueva era en este tipo de tormentas, con mucho más poder de destrucción y menos locales.
En noviembre del año pasado, la revista 'Nature' publicó un artículo de dos científicos de la Universidad de Okinawa, en Japón, en el que se determinaba que el poder destructor de los fenómenos tormentosos extremos, como los huracanes, ciclones o tifones (el nombre cambia dependiendo del lugar donde se produzcan), está aumentando, adentrándose cada vez más hacia el interior. Y en dicho artículo vaticinaban la llegada de un nuevo tipo de huracán que, como ha demostrado Ida, será capaz de extender sus graves daños materiales y personales más allá de la línea de costa. "Nuestros hallazgos —afirman los autores del artículo— vienen a demostrar que a medida que el clima continúe calentándose, el poder destructivo de los huracanes aumentará y extenderá su radio de acción".
Unas conclusiones compartidas por los expertos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA), para los que la crisis climática está provocando una nueva tipología de huracanes que nos obliga a extremar las medidas de prevención. Unos huracanes con vientos mucho más violentos y precipitaciones más intensas que, lejos de descargarse, al llegar a la costa ralentizan su desplazamiento, pero mantienen su capacidad destructora tierra adentro. Como en el caso de Ida, que se desplazó más de mil kilómetros hacia el interior provocando graves inundaciones en Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, y causando más de medio centenar de fallecidos.
Un problema humano
En declaraciones a la CNN, la climatóloga canadiense Katharine Hayhoe, directora científica de Nature Conservancy, recordaba estos días que el aumento de fenómenos climáticos extremos como el huracán Ida debe ayudarnos a comprender que "el cambio climático no es solo un problema ambiental, sino un problema humano". Según ella, la principal razón que debe motivarnos para acelerar la acción climática es que "Todos somos ante todo una cosa: seres humanos. Habitantes del planeta Tierra, un planeta único que estamos recalentando".
El mes pasado recogíamos en Planeta A las inquietantes conclusiones del grupo de expertos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (más conocido por sus siglas en inglés, IPCC) encargados de establecer su base científica.