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La cumbre del clima individual: esa es la más importante
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Jose Luis Gallego

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La cumbre del clima individual: esa es la más importante

El aumento de la participación ciudadana en el cuidado del medio ambiente, a través del compromiso personal, es uno de los factores que van a determinar en mayor medida la evolución de la crisis climática

Foto: Un ciudadano recogiendo colillas en la playa. (Reuters/Amir Cohen)
Un ciudadano recogiendo colillas en la playa. (Reuters/Amir Cohen)

Entre todos los aforismos citados para promover la participación ciudadana en el cuidado del medio ambiente hay uno especialmente acertado y que sigue ganando relevancia con el paso del tiempo: el que señala que "los pequeños cambios son poderosos".

Porque más allá de los pactos que se estén alcanzando en la Cumbre del Clima de Glasgow (y algunos, como el de la reducción del metano o la lucha contra la desforestación son muy destacables), hay un hecho que resulta ya innegable: que todos somos conscientes de que la crisis climática va en serio y que cada vez somos más los que estamos asumiendo nuestra responsabilidad al respecto adoptando esos pequeños grandes cambios, tal y como vienen certificando uno tras otro los sondeos de opinión de los que venimos dando cuenta en Planeta A.

Existen mil y una excusas para eludir nuestra responsabilidad, pero no nos queda margen para la indiferencia

Todas las previsiones de los expertos que intentan definir los modelos climáticos hacia los que avanzamos, desde las hipótesis más optimistas a los modelos más apocalípticos, están basadas en el análisis del modelo de desarrollo que nos ha traído hasta aquí, con la carga de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) asociada, y la traslación de ese modelo a futuro con las correcciones que aporten los acuerdos internacionales para reducir los GEI.

Pero todas esas previsiones incluyen una variable que modificaría los pronósticos. Una 'x' con un valor determinante pero imposible de despejar: la reacción ciudadana. Porque el grado de compromiso que adquiramos cada uno de nosotros para reducir nuestra huella de carbono en el día a día es el factor más decisivo a la hora de prever los escenarios hacia los que nos dirigimos.

Foto: Jóvenes y medio ambiente, la generación que puede cambiarlo todo. (EFE)

Por un lado, conocemos los datos históricos de las emisiones de GEI y, por otro, las previsiones con el actual ritmo de desarrollo vinculado a esas emisiones. Tanto emites tanto creces: esa ha sido hasta ahora la ecuación que ha vinculado a los GEI con el desarrollo económico. Pero ¿y si resulta que conseguimos alcanzar ese crecimiento no solo sin incrementar, sino reduciendo las emisiones hasta llegar a cero? ¿Qué pasaría si todos (gobiernos, empresas y ciudadanos) nos pusiéramos de acuerdo y cambiásemos a un modelo económico más sostenible, desligando nuestro nivel de desarrollo, nuestra calidad de vida, de las emisiones de GEI?

placeholder El niño colombiano Francisco Vera, fundador del movimiento 'Guardianes de la Vida'. (Reuters/Amir Cohen)
El niño colombiano Francisco Vera, fundador del movimiento 'Guardianes de la Vida'. (Reuters/Amir Cohen)

En ese caso el valor de la 'x' sería positivo y los modelos climáticos realizados con base en la tendencia negativa se verían alterados para mejor. Y eso puede pasar. Es más: eso ya está pasando en el ámbito de la empresa e incluso en el de la política.

Ahí está, por ejemplo, el acuerdo sobre reducción de metano alcanzado esta semana en Glasgow y liderado por la UE y EEUU (a pesar de sus contradicciones) y al que se ha sumado un centenar de países que emiten el 70% de este gas, uno de los principales GEI.

O el pacto para frenar la desforestación del planeta y reforzar una de las principales herramientas para mitigar el cambio climático: el bosque. Un pacto por cierto que no es de boquilla, sino que viene acompañado de un paquete de inversiones de hasta 20.000 millones de euros y que prevé alcanzar su objetivo en 2025.

Foto: Un niño, gozando de la fascinación por la Natura que con los años perdemos, o nos quitan. (Unsplash/@anniespratt) Opinión

Sumarnos a esa corriente, olvidarnos de las posturas egoístas de quienes siguen sin entender que este es un problema global que va más allá de los intereses políticos, económicos y geoestratégicos, y cuya solución está también en nuestras manos.

Reducir y separar los residuos para favorecer su reciclaje, ahorrar agua y reducir la carga contaminante de nuestras aguas residuales, hacer un uso más eficiente de la energía y estar atentos a las oportunidades de autoconsumo a partir de las renovables.

Optar siempre que podamos por el transporte público y los desplazamientos alternativos al coche, realizar un consumo más responsable que incorpore el cuidado del planeta como factor de elección para la compra, evitar el derroche alimentario, prevenir la 'basuraleza' (la basura que se acumula en la naturaleza) y contribuir a retirarla, empezar a reducir el consumo de carne en nuestra dieta…

placeholder Cada vez más ciudadanos apuestan por la movilidad sostenible. (EFE)
Cada vez más ciudadanos apuestan por la movilidad sostenible. (EFE)

Todas estas acciones son las que pueden contribuir a que esa 'x' que señalan los modelos tenga un factor corrector positivo. Y por eso, más allá de los acuerdos que se logren desde las mesas de negociación de las grandes cumbres climáticas, es tan importante que todos firmemos un acuerdo individual con el planeta en la cumbre de casa, del trabajo o de la escuela.

Insisto, no nos busquemos coartadas. Existen mil y una excusas para eludir nuestra responsabilidad. Es más: seguramente muchas de esas excusas se basen en razonamientos que justificarían esa renuncia. Pero el caso es no nos queda margen para la indiferencia. Hay que cambiar la 'x' por un '+' y hay que hacerlo ahora.

Entre todos los aforismos citados para promover la participación ciudadana en el cuidado del medio ambiente hay uno especialmente acertado y que sigue ganando relevancia con el paso del tiempo: el que señala que "los pequeños cambios son poderosos".

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