La importancia de esquiar respetando la naturaleza y el medio ambiente

Con la mayoría de las estaciones de esquí alpino abiertas, a excepción de las del Sistema Central y la mitad de las de la Cordillera Cantábrica, y a pesar de las restricciones debidas a la pandemia, la temporada de nieve transcurre con una notable afluencia de aficionados a este deporte. Por ello conviene apelar a una conducta responsable hacia la naturaleza y el medio ambiente cuando acudimos allí arriba.

El abandono de residuos en un entorno tan frágil genera un grave impacto que solo puede evitarse desde la responsabilidad individual

Porque la práctica del esquí permite al deportista entrar en contacto con uno de los paisajes más imponentes y espectaculares, pero lo cierto es que, a pesar de esa aparente fortaleza, la alta montaña constituye uno de los entornos más frágiles y sensibles de nuestra naturaleza.

Los bosques y prados alpinos que rodean las instalaciones se mantienen en un frágil estado de conservación, un equilibrio que puede verse fatalmente alterado por el incivismo de algunos. Por eso, a la hora de practicar el esquí y disfrutar de otras actividades deportivas y de ocio al aire libre en la alta montaña, debemos mantener un comportamiento responsable hacia el entorno que nos acoge.

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Un ejemplo de la falta de responsabilidad es el reguero de latas de bebida, bolsas, botellines, cajetillas de tabaco y demás envases y envoltorios que se observan bajo la línea de los telesillas. Unos residuos a los que resulta muy difícil acceder para su retirada y que permanecerán ahí hasta la primavera, contaminando el medio y convirtiéndose en auténticas trampas mortales para la vida silvestre.

Cada año aparecen animales estrangulados por anillas de plástico o asfixiados con bolsas y madrigueras o escondites que quedan taponados por la basura que arrojan los esquiadores y provocan la muerte por asfixia de los animales que se hallaban su interior.

Todos debemos poner en práctica los necesarios hábitos de reducción y recogida selectiva de los residuos cuando acudimos a una estación de alta montaña: tanto en las instalaciones de acceso como, muy especialmente, en las pistas. Tan solo se trata de retener los envases vacíos para depositarlos en las papeleras y los contenedores de recogida selectiva y de no tirar nada a la nieve.

Mención aparte merecen los envases de vidrio, que en caso de ser abandonados pueden acabar diseminados por el bosque, al pie de los árboles, o acumulados entre el matorral. Cuando llegue el verano y aumenten las temperaturas, esos vidrios pueden actuar como lupas y provocar incendios forestales debido a la alta radiación solar que se da en las cumbres.

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Una de las maneras de prevenir este tipo de residuos es hacer uso de la cantimplora en lugar de comprar botellines, latas o mini-bricks. También podemos llevar el desayuno en un envoltorio reutilizable o una pequeña fiambrera en lugar de envolverlo en papel de aluminio: de esa manera podremos utilizar el recipiente vacío para poner los residuos que generaremos durante la comida.

Respecto a la tendencia de algunos a practicar el esquí fuera pista, además de constituir una práctica temeraria (excluida del seguro de la estación) que puede provocar deslizamientos de placas y aludes, supone una agresión ambiental directa para un ecosistema, el de la alta montaña, que insisto en señalar como mucho más frágil de lo que parece.

La lista de consejos para hacer una práctica responsable de los deportes de invierno, más respetuosa y sostenible, incluiría hacer un uso responsable y cuidadoso de los diferentes equipamientos y materiales para alargar su vida útil, evitar el ruido y la contaminación acústica del entorno, seguir las indicaciones de acceso y restricciones de paso y atender en todo momento las indicaciones de los agentes forestales y medioambientales (la policía de la montaña).