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Somos el mayor jardín de Europa, pero no parecemos prestarle atención
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Jose Luis Gallego

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Somos el mayor jardín de Europa, pero no parecemos prestarle atención

Pese a estar tan en peligro como el lince o el oso pardo, nuestras especies de flora amenazada no llaman la atención del gran público. Su valor es en cambio igual o mayor

Foto: Flor de tajinaste en el Parque Nacional del Teide (Foto: Jose Luis Gallego)
Flor de tajinaste en el Parque Nacional del Teide (Foto: Jose Luis Gallego)

El jueves de esta semana, 3 de marzo, celebrábamos el Día Mundial de la Vida Silvestre. Las redes sociales se llenaron de todo tipo de animales para conmemorarlo: desde mariposas hasta ballenas; de linces a grandes rapaces. Sin embargo fueron pocas las plantas, flores y árboles que acapararon el protagonismo.

Con más de 50.000 especies de animales que corretean, reptan, nadan o vuelan por nuestros paisajes, que acogen 53 reservas mundiales de la biosfera y más de 1.800 espacios naturales incluidos en la Red Natura 2000 de la Unión Europea, es difícil no caer en el hechizo de nuestra fauna. Pero ello no debe llevarnos a subestimar el impresionante patrimonio que representa nuestra flora.

Foto: En 2020, los cerezos de Japón florecieron antes que en los últimos 1.200 años. (Flickr)

Expertos en botánica de todo el mundo coinciden en señalar que los españoles vivimos en el mayor jardín silvestre de Europa. Un privilegio que requiere la tarea de conservarlo y que va a requerir importantes esfuerzos de protección en los próximos años ante la amenaza del cambio climático.

Preocupan entre otras causas: el deterioro de los ecosistemas por el avance de la desertización, especialmente grave en el caso del sureste peninsular; la intensificación de los daños provocados por los incendios forestales; y muy especialmente el progresivo aumento de las especies alóctonas, es decir, las plantas exóticas ajenas a nuestro catálogo natural. Y es que actualmente más de un 10 % de las especies vegetales que prosperan en nuestros paisajes son extrañas y no pertenecen a la flora ibérica.

Todos los estudios sobre el estado de conservación de la flora vascular española, como el Atlas de la Flora española Amenazada (que va por su quinta adenda) confirman el elevado valor de nuestro patrimonio vegetal a la vez que alertan sobre el delicado estado de conservación en el que se encuentran algunos de los endemismos vegetales más representativos de nuestros ecosistemas.

placeholder La jara es una de las especies más caracteísticas de nuestra flora (Flickr)
La jara es una de las especies más caracteísticas de nuestra flora (Flickr)

Con alrededor de 10.000 especies de plantas vasculares descritas, la mayoría de ellas fanerógamas, es decir plantas con flor, la flora española es la que acoge más variedad y muestra una mayor complejidad de todo el continente. Variada por la alta biodiversidad que albergan nuestros paisajes, con abundancia de especies endémicas y adaptaciones respecto a las ya descritas en el resto de Europa. Y compleja por el variado mosaico de hábitats y ecosistemas en el que evoluciona: desde los bosques pluviosos de las Islas Canarias hasta las zonas subdesérticas de Almería, Aragón o Navarra; desde las lagunas y marismas del Guadalquivir hasta las cumbres rocosas del Pirineo.

Foto: El lago Volvi en Grecia que se seca temporalmente como consecuencia de el riego excesivo en el sector de la agricultura (junto con los efectos del cambio climático). Se trata de uno de los ejemplos de sistema acuático puesto en riesgo por la ectividad

No obstante, el excelente nivel de preparación de los botánicos españoles está permitiendo alcanzar un alto grado de conocimiento respecto al estado de conservación de nuestra flora, tal y como se recoge en una de las obras divulgativas más completas, rigurosas y alabadas de cuantas se publican: me refiero al proyecto editorial Flora Ibérica impulsado por el Real Jardín Botánico de Madrid, adscrito al CSIC. Hasta el momento se han publicado dieciséis volúmenes, lo que viene a representar un 70% del total previsto para completar la obra, cuyos autores estiman que serán necesarios otros diez años más para concluir con la tarea de catalogar nuestra riqueza florística.

Con todo ese conocimiento adquirido y compartido, la Lista Roja de la flora vascular española clasifica como amenazadas nada menos que a 1.414 especies, destacando la situación crítica de la escasísima violeta de cazorla (Viola cazorlensis) un endemismo de la serranía andaluza o el hermoso laserpicio (Lasepitium longiradium) del que solo se conserva una pequeña colonia de apenas un centenar de pies que medra en un perdido encinar andaluz.

placeholder La delicada y escasa violeta de Cazorla (Foto: UJA)
La delicada y escasa violeta de Cazorla (Foto: UJA)

Precisamente son las montañas del sur peninsular, que se enfrentan a las mayores amenazas debidas a la crisis climática, las que dan cobijo a buena parte de los endemismos más singulares de nuestra flora, convertidos en auténticos tesoros botánicos. En el Parque Nacional de Sierra Nevada, por ejemplo, acoge una rica y amenazada variedad de flora entre la que se localizan 80 especies exclusivas, todas ellas entre las 100 más amenazadas de la península. De éstas cabe destacar a la famosa manzanilla real o manzanilla de Sierra Nevada (Artemisa granatensis) cuya recolección ilegal por parte de un pastor del lugar dio lugar hace años a una de las pocas sentencias condenatorias por el expolio de una planta en peligro de extinción.

placeholder Bosque de laurisilva en el Parque Nacional de Garajonay, La Gomera (EFE/Violeta Mesa)
Bosque de laurisilva en el Parque Nacional de Garajonay, La Gomera (EFE/Violeta Mesa)

Pero si algún área fitogeográfica española destaca por encima del resto, si algún rincón en nuestro mapa merece un asterisco con una nota aparte es el archipiélago canario. Su catálogo de flora, el más variado y singular de toda Europa, cuenta con 2.176 especies de plantas superiores, 705 de las cuales son endémicas de sus islas, o sea, que solo se dan en ellas, albergando las agrupaciones vegetales más primitivas de todo el territorio comunitario.

Entre las joyas botánicas de Canarias destaca la de los últimos bosques relictos de laurisilva, donde se mantiene, bajo unas condiciones de humedad y temperatura típicamente tropicales, una representación de las especies que poblaron Europa hace millones de años. Así, pasear por algunas de sus frondas, como las del Parque Nacional de Garajonay, en la isla de La Gomera, es hacerlo por la única selva propiamente dicha de toda la UE.

Por todo lo aquí expuesto deberíamos prestar mayor atención a la evolución de nuestro rico y variado patrimonio vegetal, una hacienda compartida que nos convierte en propietarios del mayor jardín del continente europeo, así como en responsables de su mantenimiento.

El jueves de esta semana, 3 de marzo, celebrábamos el Día Mundial de la Vida Silvestre. Las redes sociales se llenaron de todo tipo de animales para conmemorarlo: desde mariposas hasta ballenas; de linces a grandes rapaces. Sin embargo fueron pocas las plantas, flores y árboles que acapararon el protagonismo.

Cambio climático Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Canarias
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