¿Cómo puedes decir que no te interesa el medioambiente?

Hablar para los propios es fácil. Y cómodo. El máximo afán de la divulgación ambiental, cuando se ejerce desde la vocación de llegar al otro, es en cambio compartir conocimiento sobre la situación que atraviesa el planeta con quienes piensan diferente a nosotros, incluso lo contrario.

El reto es llegar a aquellos que nunca se pasarían por aquí porque no sienten interés por el medioambiente, pero cuya implicación es necesaria para afrontar los graves retos medioambientales que nos acechan. Porque si algo está claro, si en algo coinciden todos los expertos que toman el pulso al planeta y confirman su deterioro, es que de ésta situación solo saldremos si colaboramos todos juntos. Por eso resulta tan desconsolador asistir al desinterés de tantos ante un tema que tanto nos concierne a todos.

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Porque no importa el vínculo que te una a la naturaleza, tanto si es la práctica de un deporte o cualquier otra actividad de ocio activo al aire libre, como si se trata del simple y saludable hábito de pasear tranquilamente por el campo: si te gusta sentirte a gusto ahí fuera, te interesa el medio ambiente.

Si te interesa la calidad del aire que respiras, si crees que abrir el grifo y que salga agua potable a cualquier hora del día es lo normal y atiendes a la seguridad de los alimentos que te nutren, te interesa el medio ambiente. Si te preocupa tu salud, tu economía y tu seguridad, si te gustaría mantener o mejorar tus condiciones de vida y las de los tuyos, te interesa el medio ambiente.

Porque preocuparse del medio ambiente no es solo de ecologistas, ni tiene nada que ver con ser de izquierdas o de derechas, rico o pobre, joven o mayor: si estás leyendo esto o te lo está leyendo alguien, te interesa el medio ambiente. Si estamos aquí y ahora es porque las condiciones ambientales lo siguen haciendo posible, pero no es seguro que siga siendo así, porque esas condiciones están cambiando: o mejor dicho, las estamos cambiando.

Eso es básicamente lo que intenta recordarnos cada cinco de junio Naciones Unidas desde que, hace exactamente cincuenta años eligiera esta fecha para celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente Recordarnos que nuestra salud, la salud de todos, depende de la salud del planeta; el único lugar del universo conocido donde es posible nuestra existencia; el Planeta A, sin opción de Planeta B. Por eso resulta especialmente acertado el lema escogido para este año: ‘Una sola Tierra’.

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“Este planeta es nuestro único hogar -nos recuerda la ONU- y es responsabilidad de la humanidad salvaguardar sus recursos finitos”, unos recursos que sustentan nuestras sociedades y que nos sustentan a nosotros mismos, con independencia del interés que mostremos por su cuidado: por mucho que lo ignoremos y que vivamos ajenos a la situación que atraviesa. Aunque creamos que el cambio climático es un embuste y la pérdida de biodiversidad nos parezca algo trivial. Aunque la contaminación de los mares, la deforestación de la Amazonia o el deshielo del Ártico nos quede lejano y creamos que no nos afecta. Aunque lo que hoy celebramos les pueda parecer a muchos intrascendente. Porque lo cierto es que trasciende a todos y a todo.

Ha llegado el tiempo de la responsabilidad, del compromiso individual y de las grandes alianzas para seguir avanzando pero de otra manera, cada cual con su vida pero cuidando de lo que hace posible la de todos: sin rebasar los límites del planeta, aceptándolos y respetándolos. Es el momento de los grandes pactos, del ecologismo sensato y de la responsabilidad empresarial e institucional para salir de la situación de colapso ambiental a la que hemos conducido a la Tierra. Como insiste en recordarnos hoy la ONU "salir de este atolladero implica transformar nuestras economías y sociedades para hacerlas más inclusivas, más justas y más respetuosas con la naturaleza. Debemos pasar de dañar el planeta a curarlo".