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¿Obsesionado con la longevidad? Este impresionante animal vive más de medio milenio
Sabíamos que en la profundidad de los océanos habitan los vertebrados más longevos del planeta, lo que nunca pudimos imaginar es el récord de supervivencia del tiburón de Groenlandia
La longevidad es uno de los temas favoritos del ser humano al estudiar al resto de criaturas con las que compartimos existencia en el planeta. Más allá de la consideración y el respeto que nos merecen los árboles milenarios, a cuya sombra empequeñecemos hasta convertirnos en seres efímeros, sentimos una especial curiosidad por saber cuánto viven los otros animales.
Sabíamos que vivimos más que la mayoría de las aves y mamíferos que nos rodean, mucho más que los insectos, las arañas y el resto de invertebrados. Pero también conocíamos casos en los que quedábamos bastante rezagados en materia de supervivencia: algunos anfibios y reptiles como las tortugas gigantes y especialmente peces marinos, crustáceos, medusas y otros habitantes de los océanos.
Y es precisamente ahí abajo, en las profundidades del Océano Ártico, donde los biólogos marinos identificaron hace años al animal más longevo del planeta: el tiburón boreal o de Groenlandia, al que los científicos clasifican con el descriptivo y acertado nombre de Somniosus microcephalus. Porque en eso consiste buena parte de su existencia, en vivir en estado de somnolencia en los oscuros fondos del Atlántico Norte, a más de dos mil metros de profundidad, para acercarse de vez en cuando a la superficie.
En el misterio de aquellas aguas, donde la temperatura llega a rondar los siete grados bajo cero, este imponente escualo de siete metros de longitud y una tonelada y media de peso, el tiburón boreal permanece sumido en una especie de letargo consciente, lo que le permite reducir al mínimo sus biorritmos y, en consecuencia, su gasto energético. Por eso se le conoce también con el sobrenombre de ‘tiburón dormilón’.
Su corazón late una vez cada 10 segundos, crece apenas un centímetro al año y se desplaza a una velocidad extremadamente lenta, inferior a los tres kilómetros por hora. Básicamente carroñero, aunque captura presas vivas que engulle por succión, aprovecha todo aquello que cae al fondo del mar: desde restos de peces, focas y aves marinas, hasta cadáveres de morsas, ballenas y osos polares.
En su número de este mes, la revista Quercus, decana de la prensa ambiental en España y centrada en la observación, el estudio y la defensa de la naturaleza, alerta sobre el riesgo de extinción al que, pese a ser una especie protegida, se enfrenta el tiburón boreal debido a la pesca accidental por barcos arrastreros y a la baja tasa de reproducción de la especie, que crece muy lentamente y alcanza la madurez sexual en torno a los 150 años. Han leído bien: se convierten en adultos al cumplir el siglo y medio. Entonces, se preguntarán, si eso es así, ¿cuánto pueden llegar a vivir?
Récord de longevidad
En el artículo se recogen los datos recopilados por un equipo de científicos de la Universidad de Copenhague que, dirigido por el investigador Julius Nielsen, analizó las muestras de 25 ejemplares capturados vivos de manera accidental por la flota danesa en aguas del Atlántico norte. Con la ayuda de las nuevas técnicas de datación, los investigadores estimaron la edad media de los ejemplares en los 272 años, aunque algunos de ellos rondaban los 400 años. Unos ejemplares que, insisto, soltaron y se fueron nadando hacia las profundidades para vivir quién sabe cuántos años más. De hecho, eso no es todo.
Hace dos años un equipo de científicos de la Universidad Internacional de Florida (FIU) que estaba muestreando frente a las costas de Belice, en aguas del Caribe, capturó para su sorpresa un ejemplar de tiburón de Groenlandia. Superado el asombro, aquel grupo de estudiantes liderado por el entonces doctorando en biología marina Devanshi Kasana, procedió a recoger muestras de sus tejidos antes de soltarlo de nuevo.
El análisis de aquellas muestras mediante técnicas de datación por radiocarbono reveló que aquel ejemplar de tiburón boreal, una hembra muy alejada de lo que hasta entonces se consideraba su área natural de distribución, tenía entre 515 y 535 años. Dicho de otro modo: aquel animal marino ya estaba allí cuando arribaron las tres carabelas capitaneadas por Cristóbal Colón para descubrir América. Y muy probablemente seguirá surcando aquellas mismas aguas.
La longevidad es uno de los temas favoritos del ser humano al estudiar al resto de criaturas con las que compartimos existencia en el planeta. Más allá de la consideración y el respeto que nos merecen los árboles milenarios, a cuya sombra empequeñecemos hasta convertirnos en seres efímeros, sentimos una especial curiosidad por saber cuánto viven los otros animales.