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¿Madrid-Lisboa en tren? No, solo en avión o en coche. Y así todo
Un nuevo informe de Greenpeace demuestra que la UE desdeña las ventajas medioambientales del transporte comunitario por ferrocarril y sigue apostando por el avión y la carretera
Según los informes de la Unión Europea el tren es el medio de transporte más limpio, eficiente y sostenible. Genera tan solo el 0,4% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas al sector, mientras que el transporte marítimo y la aviación representan el 14% y el 13% de ese porcentaje. El transporte por carretera representa el 72,6% restante.
Sin embargo el ferrocarril solo representa el 7,6% del transporte de viajeros en la UE, por lo que, para cumplir con los objetivos del Pacto Verde Europeo de reducir las emisiones de GEI vinculadas al transporte un 90% respecto a 1990, es imprescindible apoyar al tren. “Queremos hacer que el ferrocarril sea más atractivo”. Ese era el lema de la UE cuando decidió declarar 2021 como Año Europeo del Ferrocarril. Pero, como en tantos otros ámbitos relacionados con la implementación del famoso Green Deal, una cosa es predicar y otra dar trigo. Veamos un ejemplo.
Según informa la plataforma líder en Europa para reservar billetes de tren, a día de hoy no hay trenes directos que circulen entre Madrid y Lisboa. Para cubrir los 502 kilómetros de distancia que separa ambas ciudades europeas es necesario hacer tres transbordos. La duración aproximada del viaje es de 19 horas 42 minutos. Ah! y solo hay un tren al día.
Para demostrar hasta qué punto la UE dice una cosa y hace otra la organización ecologista Greenpeace acaba de presentar el informe “Conexiones fallidas” en el que ha analizado 990 rutas entre 45 grandes ciudades de todos los países europeo para comparar el número de conexiones directas por tren y por avión.
El resultado de dicho análisis demuestra que las ciudades europeas siguen estando mucho mejor conectadas por avión que por ferrocarril, lo que, lejos de la voluntad expresada hace tres años por la UE, hace mucho más atractivo al avión que al tren, lo que tiene consecuencias nefastas para el clima.
De las cerca de un millar de rutas examinadas por Greenpeace, sólo el 12% pueden realizarse con trenes directos, mientras que el 69% cuentan con vuelo directo. Esto supone casi seis veces más vuelos que trenes directos entre las capitales europeas. Entre las mejor conectadas por tren directo figuran: Viena, con 17 conexiones directas en tren, Múnich con 15, Berlín con 14, París y Zúrich 13 cada una. En el listado no aparece ninguna ciudad española. Es más, entre las ciudades que carecen de conexión directa por tren con cualquier otra capital de la UE figuran Atenas, Lisboa, Pristina, Sarajevo y Tallin.
Tres de las rutas aéreas de corta distancia más transitadas de Europa, París-Roma, Madrid-París y Londres-Berlín, con más de un millón de pasajeros al año, carecen de una alternativa por tren. Estos trayectos podrían recorrerse en alrededor de diez horas lo que, en el caso de cubrirse con trenes nocturnos, los convertiría en una opción verdaderamente atractiva para buena parte de los viajeros que prefieren este medio de transporte por cuestiones de comodidad, accesibilidad o compromiso ambiental.
Lejos de eso, los trenes nocturnos han sufrido uno de los mayores apagones de la historia en los últimos años: tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. De hecho, y ante las falsas promesas del actual ministro de transportes, las rutas nocturnas que se suspendieron durante la pandemia, como las que conectaban Madrid con A Coruña, Pontevedra y Ferrol o Barcelona con A Coruña y Vigo, no han vuelto a activarse, pese a las numerosas quejas de los viajeros a los que prestaban servicio.
Greenpeace asocia el cierre de algunas de estas líneas a la aparición de las compañías que operan con vuelos de bajo coste para cubrir los mismos trayectos. Estas empresas han sabido aprovecharse de las importantes ventajas fiscales que les ofrecía la propia UE, como la exención del impuesto al combustible o la ausencia de IVA en los billetes internacionales, para ofrecer tarifas contra las que los trenes nocturnos no pueden competir.
Y es que, como denunciaba esta organización en un informe anterior, ante la necesidad de desplazarse entre dos capitales europeas un billete de tren puede llegar a costar hasta 30 veces más que uno de avión. Y los países en los que los billetes de tren resultan más caros en comparación con los vuelos son España, Bélgica, Francia o Italia. Una vez más, los costes medioambientales se externalizan y a las compañías les sale gratis contaminar y multiplicar las emisiones de GEI del transporte en un claro ejemplo de competencia desleal.
Para darle la vuelta a la tortilla y que los trayectos en tren se vuelvan atractivos Greenpeace pide que los Estados miembro atiendan las exigencias de la Comisión Europea y lleven a cabo las inversiones necesarias para favorecer el despliegue de las infraestructuras ferroviarias que impulsen de una vez por todas los trayectos transfronterizos en Europa y el retorno de los trenes nocturnos.
Según Greenpeace, las conexiones directas por tren en Europa podrían triplicarse utilizando las vías ya existentes
Y es que, más allá de los eslóganes y las declaraciones de intenciones, lo cierto es que en las últimas dos décadas los países europeos han invertido de media casi un 70% más en carreteras y aeropuertos que en ferrocarril, en algunos casos más del triple, y en su gran parte con fondos comunitarios de ayuda al desarrollo.
Por último, al cierre de este artículo recibo un mensaje de una importante compañía aérea de bajo coste que lo resume todo: "porque el verano es para escaparse, reserva ahora y vuela entre el 1 de agosto y el 30 de septiembre. ¡Tenemos ofertas desde 22 EUR!". Esta claro que para frenar esta ofensiva del transporte insostenible Bruselas debe poner en marcha cuanto antes las medidas aprobadas por el Comité Económico y Social Europeo y pasar de los propósitos a los hechos para lograr "que el ferrocarril sea más atractivo” y contribuya a alcanzar los objetivos climáticos de la UE.
Según los informes de la Unión Europea el tren es el medio de transporte más limpio, eficiente y sostenible. Genera tan solo el 0,4% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas al sector, mientras que el transporte marítimo y la aviación representan el 14% y el 13% de ese porcentaje. El transporte por carretera representa el 72,6% restante.