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Ecogallego
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Si queremos garantizarnos el acceso al agua no podemos depender de la lluvia
Mientras la mayoría de países de la UE piden que se priorice la gestión del agua en la legislatura que echa a andar, España sigue sin realizar las inversiones necesarias para eludir las restricciones
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La ministra portuguesa de Medio Ambiente y Energía, Maria da Graça Carvalho, ha dirigido un escrito a la recién reelegida presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para pedirle que la gestión del agua sea una de las mayores prioridades de la legislatura que echa ahora a andar. Un compromiso que, en su opinión, se debe materializar mediante "acciones integrales a nivel comunitario, incluida una financiación adecuada y efectiva, la promoción de la innovación y la toma de decisiones basadas en evidencias, así como en el fortalecimiento de la colaboración".
La carta, respaldada y suscrita por los gobiernos de 20 países de la UE (Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Chipre, República Checa, Dinamarca, Eslovenia, España, Estonia, Francia, Alemania, Grecia, Italia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia y Rumania) destaca entre otros aspectos la amenaza del aumento de las sequías, tanto en la frecuencia como en la intensidad, a consecuencia del cambio climático y alerta sobre el riesgo que ello supone para seguir garantizando el abastecimiento público de agua potable.
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En ese sentido, la ministra lusa recuerda a la Comisión que "según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), alrededor del 20% del territorio europeo y el 30% de su población sufren ya de estrés hídrico". El estrés hídrico se produce cuando la demanda de agua potable y de saneamiento supera la disponibilidad: una situación que compromete el acceso de la población al agua y puede tener un alto coste económico. Un coste que la propia AEMA estima en 9.000 millones de euros al año y que podría llegar a los 65.000 millones hacia 2050. Todo ello sin contabilizar los graves daños ambientales y sus consecuencias para los servicios ecosistemicos que nos brinda la naturaleza.
Cumplir los planes: agilizar las inversiones
Frente a estas previsiones, los países firmantes reclaman medidas concretas para impulsar lo que "debería ser una prioridad máxima en la agenda para los próximos cinco años". Un plan que agilice las inversiones necesarias para mantener los servicios que nos presta este recurso, garantizar el suministro a la población y preservar los ecosistemas acuáticos. Para ello los gobiernos piden a Bruselas "una mayor inversión en la adaptación de las actividades y los territorios a los nuevos escenarios de cambio climático, habilitando instrumentos financieros capaces de atraer y potenciar la inversión privada", así como una movilización estratégica de conocimientos, tecnología e innovación que promueva las inversiones.
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El contenido de la carta coincide con el deseo expresado por la presidenta de la Comisión Europea en su discurso de investidura, donde señaló que una de sus prioridades sería la puesta en marcha de una "estrategia europea de resiliencia del agua como principal medida de adaptación al reto climático". Según Von der Leyen "el agua es un recurso indispensable que está cada vez más bajo estrés debido al cambio climático y el aumento de las demandas, por lo que va a ser necesario asegurar que las fuentes estén bien gestionadas y abordar la escasez desde un enfoque de economía circular con el apoyo de nuestra competitiva e innovadora industria del agua".
Todas estas reflexiones coinciden con las que aparecen en el reciente informe sobre el déficit de inversiones en el ciclo urbano del agua en España elaborado por la consultora PwC. El documento, que hace un llamamiento a fortalecer las infraestructuras de agua para superar retos medioambientales y garantizar un correcto servicio al consumidor, sitúa a nuestro país a la cola en inversiones estratégicas de adaptación al calentamiento global, pese a figurar entre los más amenazados.
España, a la cola de Europa
El análisis llevado a cabo por esta prestigiosa consultora demuestra que, a pesar de la situación de emergencia climática en la que nos encontramos, las administraciones siguen sin ejecutar casi tres cuartas partes de los proyectos de infraestructuras hídricas aprobados, alcanzando un déficit de inversiones de 5.000 millones de euros anuales. Y uno de los ámbitos más afectados, pese a ser el más sensible, es el del abastecimiento urbano.
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Según el informe de PwC, la inversión en el ciclo urbano del agua en España ha experimentado un marcado descenso desde la crisis económica de 2008. Hasta entonces, la media de inversión se situaba en los 3.730 millones de euros anuales. Sin embargo, en los últimos cinco años la media de inversión ha descendido hasta los 1.200 millones, cuando y se deberían invertir 6.200 para resolver el déficit. Así, mientras Países Bajos invierte casi 180 euros por habitante en el ciclo urbano del agua, Alemania 91 y Francia 89, en España apenas se alcanzan los 24 euros por habitante, lo que supone un grave lastre en resiliencia y adaptación al cambio climático.
Esa falta de inversión ha provocado que España sea el país con mayor índice de estrés hídrico de toda la UE. Actualmente, más del 40% del territorio español se encuentra en esa situación. Una cifra demasiado elevada si tenemos en cuenta que la media europea se sitúa en el 24%. Y ese porcentaje no obedece únicamente a cuestiones relacionadas con la climatología, ya que nuestros países vecinos están incluso por debajo de esa media: Portugal 13% y Francia 16%.
Máxima urgencia en Cataluña y Andalucía
La situación de estrés hídrico es especialmente crítica en las cuencas del Guadalquivir y la costa mediterránea (especialmente Cataluña) donde, como consecuencia de la prolongada sequía que vienen sufriendo, la demanda de agua lleva años excediendo con mucho la disponibilidad. Unos territorios que, aunque en esta ocasión se han visto beneficiados por las lluvias de primavera, deberían mantenerse en alerta ante el escenario de alta incertidumbre que describen los modelos climáticos elaborados por los científicos para los próximos años.
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Ante esa realidad el informe de PwC advierte que España debe corregir el déficit de inversión en infraestructuras hídricas y situar la gestión del agua como una de las prioridades de la acción de gobierno, con la puesta en marcha de los instrumentos necesarios, como la creación de un Fondo Nacional del Agua, para lograr esa "adaptación de las actividades y los territorios a los nuevos escenarios de cambio climático" a la que hacía mención la carta firmada por los 20 países de la UE. Solo así lograremos eludir los avatares climáticos a los que nos vamos a ver expuestos en los próximos años.
Tal y como estableció en 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas en la declaración del acceso al agua potable y de saneamiento como derecho humano, los gobiernos deben velar porque su suministro sea "seguro, saludable, accesible y asequible para todos". Algo que el cambio climático puede dificultar en un futuro cercano y que nos sitúa ante una realidad tan incómoda como incontestable: la de que si queremos garantizarnos el acceso al agua no podemos depender de la lluvia. Por ello, resulta más pertinente que nunca compensar con carácter urgente el déficit de inversiones que arrastramos y destinar todos los recursos necesarios a una gestión del agua más responsable desde todos los puntos de vista: social, medioambiental y económico.
La ministra portuguesa de Medio Ambiente y Energía, Maria da Graça Carvalho, ha dirigido un escrito a la recién reelegida presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para pedirle que la gestión del agua sea una de las mayores prioridades de la legislatura que echa ahora a andar. Un compromiso que, en su opinión, se debe materializar mediante "acciones integrales a nivel comunitario, incluida una financiación adecuada y efectiva, la promoción de la innovación y la toma de decisiones basadas en evidencias, así como en el fortalecimiento de la colaboración".