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Ecogallego
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Así es el espectacular búho real: la rapaz nocturna más grande de Europa
Los paseos vespertinos por el campo son durante estos días, llegada su época de celo, el mejor momento del año para detectar la presencia del gran cazador alado
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Con casi dos metros de envergadura, que es la distancia de punta a punta de ala en vuelo, y más de setenta centímetros de longitud, el búho real es la rapaz nocturna más grande de Europa y uno de los mayores predadores de la fauna ibérica. Y es precisamente ahora, en plena época de celo para la especie, cuando resulta más fácil localizar su presencia en el campo. Pero no por la vista, sino por el oído.
Pese a su gran tamaño, el búho real logra pasar inadvertido a la mirada de sus presas gracias a su plumaje mimético, de diseño atigrado y tonos leonados que van del crema anaranjado del pecho, al pardo oscuro del dorso. Con una silueta ligeramente rechoncha, en ella destaca su abultada y redondeada cabeza que suele mantener casi siempre encogida. Tan solo se hace visible cuando entra en estado de alerta. En ese momento alza los grandes penachos que luce sobre las pestañas: dos enormes pinceles que actúan a modo de antenas. Y en buena parte lo son, pues le permitan detectar cualquier movimiento en el entorno.
Pero lo que más llama la atención en el gran duque son sus ojos, grandes y muy chillones. Unas enormes canicas de un vivo color rojo anaranjado rodeadas por unos discos faciales de tonos pardos que ensalzan todavía más su profundidad. Dos semáforos que, prendidos a ambos lados de su potente pico con forma de garfio, trasmiten un enorme poderío. Créanme: existen pocas miradas en la naturaleza más intimidantes que la del búho real.
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Contrariamente a lo que mucha gente suele creer, algunos búhos no tienen ningún reparo en dejarse ver a plena luz del día. Por ejemplo el mochuelo, que a menudo abandona su cubil a primera hora de la tarde o se recoge a media mañana para merodear por los tejados. Y lo mismo ocurre con nuestro protagonista, que conocedor de su supremacía puede salir al sol de media tarde. En tal caso su presencia es delatada por los ataques de las aves diurnas que, como las urracas, no dejan de acosarlos volando a su alrededor y emitiendo sus estridentes reclamos: todo ante su absoluta imperturbabilidad.
Si tenemos la suerte de observarlo entonces, ya sea erguido sobre una roca o posado sobre una gruesa rama, podremos atinar a ver una de las herramientas de caza más sofisticadas entre las aves de presa: las garras del búho real. Su fuerza prensil es tal que le permite inmovilizar al instante a su víctima, dejándola a merced de otro de sus instrumentos más poderosos: el acerado pico, capaz de desgarrar la piel de un jabato o abrir por la mitad a un erizo envuelto en sus espinas.
En vuelo muestra unas alas exageradamente anchas y redondeadas. Dos estiradas mantas cuyos flecos, cubiertos de mullido plumón, evitan el sonido del viento al volar. De ese modo los planeos del búho real por su área de campeo, en la noche cerrada, se producen en completo silencio, sin que sus presas lleguen a detectar lo que se le viene encima hasta que sea ya demasiado tarde.
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Pero, como señalábamos al principio, las posibilidades de ver a un búho real en el monte son mucho más escasas que las de oírlo. Especialmente entre febrero y marzo, cuando esta rapaz entra en celo y los machos emiten su poderoso reclamo desde diferentes puntos de su territorio. El canto del búho real es inconfundible: un poderoso ulular, profundo y grave, generalmente de una sola sílaba (buuuuu). Escucharlo en las noches de febrero, en mitad del monte, es verdaderamente impresionante.
Respecto a sus hábitos de cría los búhos reales son muy versátiles a la hora de elegir un lugar donde hacer el nido. Normalmente optan por situarlo en unas rocas altas, a resguardo del viento, o en el cantil de una peña. Pero también pueden plantarlo a baja altura del suelo, entre los restos de un muro de piedra seca, o en el tocón de un árbol. Otros optan por ir a lo práctico y ‘okupar’ un viejo nido de buitre leonado en una peña o un águila calzada en la horquilla de un árbol, aunque para ello tengan que expulsar a sus propietarios. Pero hay más.
Algunos búhos reales no dudan en establecerse en pleno casco urbano de las grandes ciudades, criando en parques y jardines, o incluso llegando a construir el nido en el macetero del balcón, la terraza de un piso o el torreón de una iglesia. Algo que suelen hacer de forma mucho más común otras rapaces de menor tamaño, como el cernícalo vulgar o el halcón peregrino. En estos casos, resulta sorprendente observar como la hembra de la pareja permanece todo el día echada sobre los huevos, entre dos y cuatro, para incubarlos inmóvil, mientras el macho acude a alimentarla con todo tipo de presas, unos aportes con los que la pareja irá alimentando un mes después a los pollos.
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Situado en la cúspide de la cadena trófica, el gran duque es uno de los grandes superpredadores de la fauna ibérica. Capaz de dar caza a animales de todos los tamaños, básicamente se alimenta de conejos, su presa principal, aunque también da buena cuenta de roedores de todos los tamaños. Completa su dieta con pequeños y medianos carnívoros, hasta zorros. Entre las aves preda principalmente sobre especies de tamaño medio a grande: desde perdices o patos hasta sisones y avutardas. Incluso no duda en atacar a otras rapaces, diurnas o nocturnas, en este caso con un doble objetivo: para alimentarse de ellas y, de paso, eliminar competidores.
Como el resto de las rapaces nocturnas el búho real juega un papel fundamental en la naturaleza. Ellas son las grandes responsables de mantener a raya las poblaciones de conejo y de algunos roedores que, como en el caso de los topillos, pueden llegar a constituirse en plaga y amenazar las cosechas. Por eso prestan un gran servicio a los agricultores y las gentes del campo. Unas gentes que, más allá de los falsos mitos que han rodeado a estas aves, y superado el tiempo de la funesta Ley de Alimañas, han aprendido a reconocerlas como lo que son: sus verdaderos aliados naturales, merecedores de todo su respeto.
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Hoy en día los enemigos del búho real son otros. Como los tendidos eléctricos y los parques eólicos mal ubicados. Cada año mueren miles de rapaces electrocutadas tras impactar contra las líneas de alta tensión o posarse en sus torres. Buena parte de ellas son búhos reales. Por eso es necesario aplicar las medidas correctoras necesarias. Asimismo, el choque contra las palas rotatorias de los aerogeneradores se ha convertido en una creciente amenaza para las grandes aves veleras. Por eso es necesario que los estudios de impacto ambiental que deben facultar la ubicación de los parques eólicos atiendan a su presencia en el entorno y sean del todo vinculantes, retirándolos de manera inmediata cuando se compruebe que están causando un impacto negativo en la biodiversidad.
Bien distribuido por toda España, excepto ambos archipiélagos, resulta más escaso en el cuadrante noroccidental. Está estrictamente protegido por la ley. Figura en la Lista Roja de las Aves de España y aparece incluido en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE).
Con casi dos metros de envergadura, que es la distancia de punta a punta de ala en vuelo, y más de setenta centímetros de longitud, el búho real es la rapaz nocturna más grande de Europa y uno de los mayores predadores de la fauna ibérica. Y es precisamente ahora, en plena época de celo para la especie, cuando resulta más fácil localizar su presencia en el campo. Pero no por la vista, sino por el oído.