El gran legado de Jane Goodall en defensa de la naturaleza y a favor de los animales
Los mayores avances en el estudio y la conservación de los chimpancés, nuestros parientes más próximos en la naturaleza, se deben al trabajo de la célebre primatóloga inglesa fallecida esta semana
Jane Goodall durante sus primeros años en África. (Instituto Jane Goodall/Hugo van Lawick)
La muerte de la célebre primatóloga británica Jane Goodall a los 91 años por causas naturales ha conmocionado a los amantes de la naturaleza de todo el mundo. Considerada como una de las principales etólogas de todos los tiempos, la Dra. Goodall, escribió libros y protagonizó grandes reportajes, documentales y series de televisión sobre la vida de los chimpancés.
En los últimos años, convertida en una de las principales figuras internacionales en defensa del medio ambiente, centró su labor en impartir conferencias por todo el mundo. De hecho la muerte le ha pillado de gira por Estados Unidos. En ellas no dejaba de alertar sobre la pérdida de biodiversidad y promover la lucha contra el cambio climático. Aunque nunca dejó de regresar junto a sus amados chimpancés en el corazón de África.
Jane Goodall llegó a la reserva de Gombe Stream (hoy en día Parque Nacional de Gombe) el 16 de julio de 1960. Situado a orillas del lago Tanganica, en Tanzania, junto a las fronteras del Congo y Burundi, el Gombe era un remoto lugar al que solo se podía acceder por barco desde la pequeña población portuaria de Kigoma. La había enviado hasta allí el Dr. Louis S. B. Leakey, el paleoantropólogo mas eminente de nuestra era, gracias a la ayuda de National Geographic. Su objetivo: estudiar el comportamiento de los chimpancés en estado salvaje.
Leakey estaba excavando en la Garganta de Olduvai, al noreste del país, donde participó en el hallazgo de 'Lucy', el famoso Australopithecus afarensis considerado como uno de nuestros primeros ancestros. Por todo ello sentía un gran interés en conocer el comportamiento de nuestros parientes más próximos en el escalafón evolutivo, los cuatro simios superiores: el chimpancé, el gorila, el bonobo y el orangután.
Para profundizar en el estudio de los primeros eligió a Jane Goodall. Nacida el 3 de abril de 1934, la “modelo del National”, como la llamaban sus enemigos, tuvo que derribar todos los prejuicios de la época por parte de un colectivo tan machista como el científico. Hasta que sus valiosos estudios alcanzaron el reconocimiento internacional que merecían. Unos trabajos de elevado rigor que profundizaron en la hasta entonces desconocida etología de los chimpancés, aportando sorprendentes datos al respecto que desmontaron muchas falsas creencias.
Jane Goodall dedicó su vida al estudio y la defensa de los chimpancés (JGI/Hugo van Lawick)
En una conversación que mantuvimos hace ahora veinticinco años durante una de sus numerosas visitas a nuestro país me narró, en primera persona y con toda la pasión que la caracterizaba, las grandes emociones que le deparó su infatigable trabajo de campo durante aquellos años. Jornadas de campo de sol a sol, en la más absoluta soledad, que le permitieron anotar trascendentales observaciones sobre la vida de estos primates.
“Mi primer gran éxito en el estudio del comportamiento de los chimpancés -me contó- fue descubrir que eran capaces de fabricar herramientas. Pude comprobar que arrancaban ramitas, les quitaban las hojas y, tras pelarlas, las mojaban con su propia saliva y las introducían en un hormiguero para que las hormigas quedaran adheridas. Acto seguido las retiraban con cuidado y volvían a chupar la ramita esta vez rebozada de hormigas”.
Las conferencias de la Dra. Goodall llenaban estadios en todo el mundo (Instituto Jane Goodall)
Mirándome fijamente a los ojos, conservando la misma emoción, añadió: “aquello era modificación de objetos, utillaje. Un conocimiento que se traspasaba entre individuos, que se compartía con el grupo: aquello era cultura". Como era de esperar "aquel descubrimiento modificó para siempre los planteamientos existentes hasta entonces. Hubo que redefinir muchas cosas. Se armó un gran revuelo científico: el chimpancé acababa de dar unazancada considerablehacia nuestras posiciones”.
Todos tenemos un ídolo de juventud, uno de esos seres/espejo en los que nos miramos para intentar parecernos a ellos y ser mejores personas. En mi caso, desde que leí ‘En la senda del hombre’ (Ed. Salvat), el libro que narra la vida y costumbres de los chimpancés de Gombe, mi mayor referente en el estudio, la conservación y la defensa de la naturaleza pasó a ser Jane Goodall. Publicado por primera vez en 1971, hace dos años Alianza Editorial lanzó una edición revisada bajo el título 'A la sombra del hombre'. Este cuaderno de campo en forma de libro, este pormenorizado tratado de etología, repleto de aventuras y conocimientos sobre el comportamiento animal, esta plagado de sorprendentes descubrimientos.
"Hemos de trabajar a fondo con los niños, inculcarles los valores del respeto a la naturaleza, a sus semejantes y al planeta"
En ese primer libro daba cuenta de acciones que no se podían explicar sin recurrir a palabras como inteligencia y razón. Describía gestos de solidaridad, ternura, amor y amistad entre chimpancés que resultaban muy semejantes a los nuestros. Pero, lejos de eludir los aspectos menos amables de la vida de estos primates, también daba cuenta de actos de extrema crueldad motivados por los celos. Relataba cruentas batallas por el poder en el grupo o por el dominio del territorio. También como los nuestros.
Durante mucho tiempo estuve acudiendo a sus páginas para sorprender a mis amigos con los relatos que contiene el libro. Fue así como Goliat, Pom, Flo y sobre todo David “Barbagrís”, los chimpancés que habitaban el Gombe y que estudiaba la Dra. Goodall, se convirtieron en personajes cercanos. Cuando años después tuve ocasión de conocer a Jane (gracias a la intermediación de mi admirado profesor Jorge Wagensberg) se sorprendió de que conociera tan bien a ‘sus amigos’ y le detallase con tanto pormenor algunos aspectos de su trabajo.
Sus asombrosos hallazgos nos aproximaron a estos parientes próximos. “Los chimpancés -me dijo- son capaces de retos que consiguen desconcertarnos. No solo poseen la facultad de reconocer todo cuanto ven, sino que son capaces de reconocerse a sí mismos cuando se observan en el espejo. Saben que la imagen reflejada es la suya propia. Poseen el concepto del yo. Pueden comunicarse entre ellos mediante una forma de lenguaje, y lo más fascinante, aunque son incapaces de hablar, intentan comunicarse con nosotros llegando incluso a aprender el lenguaje de los signos para ello. Pueden pensar en el futuro inmediato y retienen ideas durante algunos días para prevenir resultados".
La Dra. Goodall dando una charla junto a 'Mr. H', su mascota (Reuters/Isabel Infantes)
En otra ocasión me contó una experiencia a la que pudo asistir en Gombe que daba prueba de su inteligencia emocional. “Había una joven chimpancé que era capaz de realizar funciones simples con el ordenador. Lo más curioso es que golpeaba la pantalla cuando se equivocaba provocando el enojo del personal. Hasta que me vio allí. En ese momento vino hacia el cristal detrás del cual la estaba observando y se puso a besarme y bajar la cabeza en señal de arrepentimiento, como pidiéndome perdón”.
La última vez que coincidimos fue durante una de sus postreras visitas a nuestro país. El paso de la edad comenzaba a mostrarse implacable en ellapero, con su querido ‘Mr. H’ en brazos (su mascota de peluche), todavía era capaz de mostrarse igual de combativa que siempre a favor de la naturaleza y en defensa del planeta.
“Hay que hacer boicot a las empresas que no tienen una ética ambiental -me dijo. Nosotros somos los que mandamos, no ellos. Si dejamos de consumir sus productos y apostamos por aquellos que incorporen conceptos como la sostenibilidad y el cuidado del entorno provocaremos el cambio. Y hemos de trasladar ese mensaje a los más jóvenes. Ellos son nuestra esperanza, de su comportamiento depende el resultado final. Hemos de trabajar a fondo con los niños, inculcarles los valores de respeto a la naturaleza, a sus semejantes y al planeta. Solo así lograremos reconducir la situación”
La Dra. Jane Goodall ha fallecido este primero de octubre a los 91 años (EFE/Ian Langsdon)
El legado de la Dra. Goodall y su apasionado activismo medioambiental se mantiene vivo en el instituto que lleva su nombre, al que consagró la mayor parte de su vida. El Instituto Jane Goodall (IJG), con delegación en España, es una organización que nació en 1977 con el objetivo de asegurar el desarrollo de los trabajos de investigación que se estaban realizando en Gombe y apoyar distintos proyectos de conservación para salvar a los chimpancés de la extinción.
Actualmente el IJG organiza campañas internacionales para denunciar las malas condiciones de vida de los chimpancés en cautividad y de otros animales, asi como para hacer comprender a la comunidad internacional que el chimpancé es nuestro pariente más cercano: un animal sumamente inteligente, con una alta sensibilidad y que sin embargo sigue muy amenazado por la destrucción de su hábitat y la persecución de los cazadores furtivos.
El Instituto Jane Goodall mantiene y preserva la misión y el legado de su fundadora
En el trabajo de campo, mantiene en funcionamiento varios centros de acogida en diversos países donde llegan las crías huérfanas que logran escapar de los cazadores. Uno de los más importantes es el Centro de Rescate de Tchimpounga, en el Congo, donde la veterinaria española Dra. Rebeca Atencia dirige a un equipo que se ocupa del cuidado y la rehabilitación de más de 150 chimpancés huérfanos.
Asimismo, el IJG realiza una amplia labor educativa entre los más jóvenes a través de su programa “Roots & Shoots” (Raices y Brotes) de educación ambiental. Presente en más de 70 países, su principal objetivo es fomentar el respeto a las personas, a los animales y al medio ambiente en las nuevas generaciones. Este programa fue una de las iniciativas más queridas de Jane Goodall, y en honor a su memoria el IJG seguirá alentando a los jóvenes para que vivan como ciudadanos comprometidos con el cuidado del planeta y se conviertan en futuros líderes de la conservación. Quizá este sea el mejor momento para prestarle nuestro apoyo.
La muerte de la célebre primatóloga británica Jane Goodall a los 91 años por causas naturales ha conmocionado a los amantes de la naturaleza de todo el mundo. Considerada como una de las principales etólogas de todos los tiempos, la Dra. Goodall, escribió libros y protagonizó grandes reportajes, documentales y series de televisión sobre la vida de los chimpancés.