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Agua mineral, la evolución de un producto de origen medicinal
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Agua mineral, la evolución de un producto de origen medicinal

La bebida más consumida por los españoles, según el informe de consumo alimentario del Gobierno, comenzó a comercializarse en las farmacias en el siglo XIX, gracias a sus propiedades

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La sociedad española muestra, cada vez, mayor interés por mantener un estilo de vida saludable y cuidarse a través de la alimentación, consumiendo productos naturales y sostenibles. Las características de las aguas minerales y su contribución al desarrollo de estos buenos hábitos, especialmente una buena hidratación, junto con la protección del medio ambiente, conforman una base sólida para hacer frente al futuro con optimismo.

Pero antes de reflexionar sobre lo que está por venir, conviene echar la vista atrás. Preguntarnos por nuestro pasado y pensar si lo que estamos desarrollando aporta un verdadero valor a la sociedad y es recibido, de forma positiva, por nuestro entorno. Para hacer este análisis, nos remontamos a principios del siglo XIX, cuando los primeros balnearios de aguas termales empezaron a embotellar sus aguas en España. Fue el primer paso para el desarrollo de la industria de aguas minerales que hoy conocemos.

Aquellos ‘agüistas’ —que iban a tomar las aguas con fines terapéuticos— comenzaron a pedir que se envasaran para no tener que ir necesariamente al establecimiento termal a beberlas. Y así comenzaron a comercializarse en las farmacias las aguas de los balnearios, entonces calificadas, legalmente, como ‘minero-medicinales’.

En los años sesenta, con el desarrollo de la distribución comercial, el sector fue abandonando, paulatinamente, las farmacias para entrar en los lineales de autoservicios y supermercados de alimentación y hostelería. Fue el momento clave para decidir si el producto seguía siendo ‘agua minero-medicinal’ o adoptaba la nueva denominación que ofrecían las autoridades de Sanidad y Consumo, para poder venderse en alimentación: ‘agua mineral natural’. La inmensa mayoría adoptó la nueva denominación legal y la venta en el canal de alimentación supuso un salto enorme en popularidad. No obstante, seguía siendo un producto relativamente caro y, además, las ocasiones de consumo eran muy limitadas por su reducida y complicada portabilidad.

La popularización del agua mineral natural

En este contexto, un elemento fundamental que favoreció la accesibilidad y asequibilidad de este producto —natural y puro desde su origen— fue la introducción de la botella de plástico. Además de mejorar la portabilidad, permitía una reducción apreciable de los costes de producción. Fue el gran empujón al consumo del agua mineral natural: un envase ligero, inerte, seguro (no se rompe) y protector de las cualidades del agua. La botella de plástico no solo ampliaba la portabilidad y disponibilidad del agua mineral, sino que también suponía una reducción apreciable de los costes de producción y, por ende, de la asequibilidad del producto. Actualmente, el agua mineral es la bebida más consumida por los españoles, según el informe de consumo alimentario que elabora el Gobierno anualmente.

Las aguas minerales naturales son puras desde su origen, que es siempre subterráneo. Proceden del agua de lluvia o nieve y, durante muchos años, se va filtrando entre las rocas, adquiriendo su mineralización y formando acuíferos. Allí, el agua puede permanecer durante años, protegida de toda contaminación gracias a la propia naturaleza y al cuidado de las compañías de aguas minerales de las áreas de recarga. Así que nuestra actividad no puede entenderse sin tener en cuenta nuestro enorme compromiso con el medio ambiente.

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Foto: cortesía.

La protección del entorno en el que desarrollamos nuestra actividad está en nuestro ADN, forma parte de la esencia de nuestro sector. La razón es obvia. Ofrecemos un producto natural, cuya principal característica es la pureza original y que no puede ser tratado químicamente. Por lo tanto, para nosotros es vital proteger el acuífero y su entorno porque si el agua pierde su pureza, debería ser tratada con productos químicos y abandonaría su condición de agua mineral natural. Así que, podríamos decir, que somos los guardianes de las aguas minerales en España. Asimismo, nuestras compañías realizan una gestión eficiente y sostenible de los acuíferos que asegura su equilibrio natural. Para alcanzar este doble objetivo: la protección cualitativa y cuantitativa del agua mineral, el sector cuenta con dos importantes herramientas que son otorgadas y vigiladas por las autoridades mineras: la concesión de un perímetro de protección de la zona en la que se encuentra el acuífero y de un caudal máximo de aprovechamiento.

Esa sensibilidad en el cuidado de la naturaleza y del entorno de nuestros manantiales se fue extendiendo a toda nuestra actividad industrial. Así —y desde hace ya mucho tiempo— nuestros centros de trabajo son prácticamente plantas sin residuos y nuestros envases son 100% reciclables. Un dato muy esperanzador es que el año pasado se recicló el 95% de los envases que pusimos en el mercado.

Ahora me gustaría lanzar una reflexión a nuestros lectores: ¿cómo es posible que, siendo un ejemplo a seguir para otros sectores (fuimos las primeras compañías en España en utilizar plástico PET reciclado y, en la actualidad, nuestro sector utiliza ya, como media, un 36%), estemos señalados por el ‘dedo inquisidor’ por la utilización de plástico? El motivo no es otro que la ‘demonización’ de este tipo de materiales y la cruzada contra ellos que ejercen determinados colectivos y grupos de presión. Esta mala imagen no ha venido del plástico en sí mismo. Es la consecuencia del mal uso de estos envases que han venido realizando algunos ciudadanos. El problema, por lo tanto, no es el material, sino la dejadez de algunos irresponsables, que contribuyen directamente al 'littering', durante el fin de vida del producto, impidiendo su reciclaje.

El problema no es el material, sino la dejadez de algunos irresponsables, que contribuyen directamente al 'littering'

A pesar de todo el camino que hemos recorrido en materia de sostenibilidad, nuestro sector no se acomoda. En el corto y medio plazo, la prioridad es alcanzar la plena circularidad de nuestros envases. Y, bajo esa premisa, seguiremos investigando en ecodiseño —en concreto, hemos implementado 162 medidas en los últimos dos años, que favorecen el reciclaje y contribuyen, además, a la reducción de consumo energético y gases de efecto invernadero— e incorporado los procesos industriales más novedosos, para continuar impulsando la economía circular en España. Nuestras compañías trabajan, cada día, para que las botellas sean cien por cien circulares.

En definitiva, veo el futuro del sector nacional de aguas minerales con optimismo: partimos de una base muy sólida y prestamos un gran servicio a la sociedad, promoviendo un buen hábito para nuestra salud y facilitando el acceso a un producto sostenible, saludable y 100% natural. Además, somos un alumno aventajado en el cuidado de la salud y un agente clave para impulsar la economía circular en nuestro país. Ahora, el gran desafío de esta nueva década es claro: asegurar que las próximas generaciones de españoles sigan disfrutando de este bien tan preciado y singular que nos regala la naturaleza, el agua mineral natural.

*Francisco Vallejo es presidente de la Asociación de Aguas Minerales de España (Aneabe).

La sociedad española muestra, cada vez, mayor interés por mantener un estilo de vida saludable y cuidarse a través de la alimentación, consumiendo productos naturales y sostenibles. Las características de las aguas minerales y su contribución al desarrollo de estos buenos hábitos, especialmente una buena hidratación, junto con la protección del medio ambiente, conforman una base sólida para hacer frente al futuro con optimismo.

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