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Los refugios climáticos ante la primera ola de calor de 2025
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Los refugios climáticos ante la primera ola de calor de 2025

El calor extremo mata. Además, se ha demostrado que el riesgo de las olas de calor tiene una incidencia diferente según el barrio y la situación económica del ciudadano, padeciendo más los barrios que los ricos

Foto: Los parques urbanos actúan como refugio climático durante las olas de calor. (Europa Press/David Zorrakino)
Los parques urbanos actúan como refugio climático durante las olas de calor. (Europa Press/David Zorrakino)

Apenas atravesado el ecuador de 2025, no parece aventurado pensar ya que una de las palabras del año será 'refugio climático'. La primera ola de calor 'oficial' de 2025 ha popularizado la citada expresión entre los ciudadanos, al tiempo que cada vez más ciudades designan o habilitan ciertos espacios cubiertos o al aire libre como refugios ante el calor extremo. Incluso en algunos casos están organizados en redes de refugios climáticos, cuya distribución espacial pretende dar servicio al mayor número de ciudadanos posible.

El mundo y España han cambiado mucho en lo que va de siglo, cambios acelerados, y entre ellos la realidad tozuda del calentamiento global, con un plus regional, el de la cuenca del Mediterráneo, en que se localiza buena parte del país. Pero también con el añadido, en nuestras ciudades, de las islas de calor, intensificadas si la ciudad ha crecido poblacionalmente. En todo caso, aun sin haber crecido algunas ciudades, ni, por ende, intensificado sus islas de calor, estas producen hoy efectos más lesivos, al ser la temperatura más elevada, tanto en el centro de la ciudad como en su periferia y en el campo.

El aumento de la temperatura del aire desde los años 80 del siglo pasado hasta hoy es incuestionable, lo que tiene efectos visibles en el medio natural y consecuencias, casi siempre negativas, en los diferentes sectores económicos, como también en la salud humana. En particular, la ocurrencia de olas de calor cada vez más frecuentes e intensas, y tempranas, como ha demostrado la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), constituye un reto para nuestro país, en especial para las ciudades.

Foto: Un hombre se refresca con una botella de agua en Córdoba. (EFE/Salas)

El calor extremo mata. Además, se ha demostrado que el riesgo de las olas de calor tiene una incidencia diferente según el barrio y la situación económica del ciudadano, padeciendo más los barrios pobres y las personas desfavorecidas económicamente que los ricos. Estos disponen de aire acondicionado, de viviendas con mejor aislamiento térmico y de la posibilidad de pasar el verano en lugares con temperatura moderada, entre otras ventajas.

Entre las opciones que barajan los municipios para proteger del calor extremo a sus moradores, y también a los visitantes, está el establecimiento, y, en algunos casos, el acondicionamiento de refugios climáticos. Se trata de espacios al aire libre, fundamentalmente, parques urbanos con mucha sombra y agua, o cubiertos, como bibliotecas, centros cívicos, etc., donde cualquier persona pueda pasar las horas más calurosas de la jornada en un ambiente con temperatura agradable, provisión de agua y condiciones de descanso (bancos o sillas), y de acceso gratuito. No sirve una sala de cine o un museo si hay que pagar una entrada para acceder al mismo.

Barcelona fue pionera en el despliegue de una red de refugios climáticos, en 2019, que para el presente verano cuenta ya con unos 400. La situación envidiable de la capital catalana, en comparación con otras ciudades españolas, hay que matizarla algo, porque ¿realmente todos los refugios climáticos considerados tienen las condiciones debidas?

placeholder El Turo Park de Barcelona, uno de los refugios climáticos de la ciudad. (Jose Luis Gallego)
El Turo Park de Barcelona, uno de los refugios climáticos de la ciudad. (Jose Luis Gallego)

Tal profusión de refugios climáticos ¿no tendrá también alguna connotación publicitaria, parecida al greenwashing? Bien, este asunto merece una certificación o un proceso de control de cada refugio. Es más, los refugios climáticos al aire libre en cualquier ciudad dejan de serlo cuando el tiempo es muy caluroso, porque, como es sabido, la temperatura del aire en un lugar determinado no varía apenas del sol a la sombra.

Sí que es apreciablemente diferente la temperatura radiante de las superficies al sol y a la sombra. Pero si la del aire es de 40ºC, por mucha vegetación frondosa que tenga el parque, en sus sombras el aire mantendrá una temperatura aún elevada, por lo que el ciudadano seguirá en situación de riesgo.

Los refugios climáticos son ya necesarios, pero tienen sus limitaciones, como el horario restringido mayoritariamente a las horas diurnas o el cierre de muchos de ellos en domingo, o incluso el de algunos por vacaciones de verano. Y, además ¿qué hacer en las noches tórridas? ¿dónde buscar alivio?. A medianoche, en verano, la temperatura del aire en el interior de las viviendas altas de nuestros edificios no es raro que supere los 30ºC, y los 35ºC la de las paredes y techos, sometidos durante las largas jornadas a una intensa insolación.

placeholder Las plazas duras multiplican el efecto 'isla de calor'. (M. Mcloughlimn)
Las plazas duras multiplican el efecto 'isla de calor'. (M. Mcloughlimn)

Ya los servicios meteorológicos incluyen en sus predicciones el aviso de temperaturas nocturnas significativamente altas. Una investigación muy reciente a punto de aparecer en la revista científica Investigaciones Turísticas ha realizado un primer inventario de los refugios climáticos existentes en España. Son cerca de 2.100, es decir, uno por cada 23.000 habitantes, aproximadamente, lo que se aleja de lo recomendable.

Apostemos por los refugios climáticos como una opción más para proteger del calor excesivo a los ciudadanos, eso sí, con los controles y certificaciones que convenga. Y pongamos en marcha también otras opciones, como reverdecer las ciudades, instalar toldos y pérgolas, o cambiar el suelo duro e impermeable de nuestras calles y plazas por otro poroso y permeable, desde donde el agua de riego o de lluvia al evaporarse in situ, hará disminuir la temperatura. Y difundamos la autoprotección y la cultura del riesgo, que al final es lo que salva vidas.

* Javier Martín Vide es profesor emérito de la Universidad de Barcelona, Carmen Mínguez es profesora titular de Geografía de la Universidad Complutense de Madrid y Jorge Olcina es catedrático de Geografía de la Universidad de Alicante.

Apenas atravesado el ecuador de 2025, no parece aventurado pensar ya que una de las palabras del año será 'refugio climático'. La primera ola de calor 'oficial' de 2025 ha popularizado la citada expresión entre los ciudadanos, al tiempo que cada vez más ciudades designan o habilitan ciertos espacios cubiertos o al aire libre como refugios ante el calor extremo. Incluso en algunos casos están organizados en redes de refugios climáticos, cuya distribución espacial pretende dar servicio al mayor número de ciudadanos posible.

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