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Kiss me quick!....y un adiós
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Miguel de Juan Fernández

A Bordo del Argos

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Kiss me quick!....y un adiós

“Kiss me quick while we still have this feeling, Hold me close and never let me go, ‘Cause tomorrows can be so uncertain, Love can fly

Kiss me quick while we still have this feeling,
Hold me close and never let me go,
‘Cause tomorrows can be so uncertain,
Love can fly and leave just hurting,
Kiss me quick because I love you so.

Elvis Presley (25-06-1961)

(Gracias a cuatro amigos y lectores)

Deberíamos ser más románticos, como en esta canción de Elvis (el Rey no ha muerto) y saber tomar la decisión cuando encontramos a la chica que nos ha robado el corazón. Por ello, igual que a la mujer, novia, amiga amada deberíamos pedirle que nos bese rápido -y desde aquí lo pedimos enérgicamente, que somos muy golosones- cuando encontramos aquella empresa en la que encaja todo lo que buscamos, deberíamos pedirle su cariño, un 'mimito' y adquirirla tan pronto como tenemos claro que es ella,… "porque el mañana puede ser tan incierto, el amor puede salir volando y dejarte herido" así que bésame pronto porque te amo.

Es cierto que si hacemos esto con todas las chicas que conocemos o se nos cruzan en nuestro camino puede que quedemos como muy generosos en el cariño pero seamos mal vistos en la asignatura de la fidelidad -algo que ellas cuentan mucho (y nosotros cuando nos falta)-. Afortunadamente, en el mundo de la inversión ninguna empresa se nos va a poner celosa porque piropeemos a unas y a otras y les pidamos un beso rápido a cada amor que encontremos (Yo por mi parte soy muy 'piropero', pero siempre con intención juguetona, para que sonrían, que mujer sólo hay una). En la inversión podemos besar cuantas ranas encontremos y, con suerte, muchas de ellas se convertirán en princesas, otras se quedarán en ranas pringosas.

Hemos visto en otros artículos la importancia de calcular el valor de lo que compramos y cómo, aunque tengamos claro que la chica besa bien, no podemos evitar que nos llevemos algún chasco y como le decía a Eurito en unos comentarios, lo importante es que sepamos que nos vamos a equivocar alguna vez. Pero sabiendo eso, ya no debemos tirarnos de los pelos cuando alguna operación salga mal. Esas cosas pasan; nuestro objetivo debe ser que sean las menos veces posibles y en los menores importes posibles; por poner un ejemplo muy particular, puesto que afecta al Argos, os diré que cuando estudiaba las rentabilidades históricas de Buffett o Schloss, por ejemplo, siempre me sorprendía que generalmente tenían muchos menos años que el mercado y, generalmente, cuando caían solían perder menos que el mercado,… Yo no sabía cómo hacían esto; me parecía increíble y me hacía admirarles aún más. Bien, pues en el Argos la evolución que llevamos va en esa misma senda (aunque es un periodo extremadamente corto). El primer año perdimos menos que el índice, en el segundo el índice cayó y nosotros subimos y en éste estamos subiendo más que el mercado, genial (no lo veáis como publicidad, por favor). La única forma de hacerlo no ha sido con esoterismos, letras griegas y demás. Sólo tratar de comprar aquello que me parecía que valía mucho más que lo que costaba. Nada más.

Sin embargo, los inversores muchas veces se centran en si el entorno que rodea a su empresa amada está de tal o cual forma, perdiendo en muchas ocasiones la posibilidad de comprarla hoy, esperando poder comprarla mañana…, pero como canta Elvis, el mañana puede ser muy incierto y a lo mejor nos quedamos con el corazón herido. A veces la prudencia juega malas pasadas.

Pensad que en el mundo de la inversión nunca conocemos lo que tenemos delante, y que mucho de lo que nos rodea no deja de ser ruido. El valor de una empresa no varía tanto como lo hace el precio de su acción o los resultados trimestrales; naturalmente, si nuestra empresa falsifica las cuentas (como parece ha hecho Pescanova), o si nuestra empresa se ve expoliada por un gobierno extranjero de parte de su patrimonio, léase Repsol YPF, evidentemente esas circunstancias sí afectan al valor y el precio debe reflejarlo,…con mayor o menor acierto, pero de alguna forma lo reflejará. Si por pensar en cómo la luz del atardecer ilumina el cabello de nuestra amada (un resultado trimestral), o si el ruido de unas obras estropea la placidez de hablar con ella (el dato de crecimiento del PIB en China) o…, al final corremos el riesgo de que mientras esperamos por el momento perfecto nos quedemos sin el precio correcto. Y es éste, queridos amigos de la fauna ibérica, el que es realmente importante para la rentabilidad de nuestra inversión.

Es como en aquella historia que cuenta Buffett, del hombre que buscaba la mujer que fuera perfecta para él; que buscó por todo el mundo, ríos y estepas, montañas y valles y cuando al fin la encontró, ella le rechazó porque también ella buscaba al hombre perfecto para ella, …y él no era el hombre perfecto para ella.

Sé que a todos nos gustaría invertir y que nuestra acción (o cualquier otro tipo de activo en el que hayamos invertido) no haga más que subir y subir- como en la ranchera: “rodar y rodar”-, pero sin embargo la evolución del precio en el corto plazo es algo que no podemos predecir con un razonable grado de certeza. Se intenta, sí, pero se estrellan. A veces pasa que sucede esa subida, pero es más pura casualidad que auténtico conocimiento del futuro. Hemos de aprender a reconocer que “el mañana es incierto”, que el momento pasa, que cuando encontramos una empresa que nos encaja su modelo de negocio, su rentabilidad, su equipo gestor, y su precio, deberíamos hacer lo que dice Bruce Berkowitz: comprarla; o si no ¿qué nos queda, comprarla cuando ya no esté a PER tan bajos?

Seamos románticos, nuestras chicas nos lo agradecerán, pero nuestra cartera también. Si encontramos la empresa de nuestros sueños, agarrémosla pronto aunque mañana se nos ofrezca aún más barata, porque el mañana es incierto y nuestro amor, nuestra empresa puede dejar de estar tan barata. Aceptar esa volatilidad en el corto plazo, puede ser muy rentable en el largo plazo; lo contrario significaría que hubiera sido una buena decisión que Amancio Ortega, cuando Inditex cotizaba a precios de 24 euros en marzo de 2009, hubiera debido vender dada la volatilidad de la acción. La empresa era la de sus sueños,…y no la soltó.

El problema actual es que no hay tantas empresas a las que agarrar y darles un buen beso,…quizás sea tiempo de besar a las chicas y dejar las empresas para otros precios más atractivos.

…..Éste era el final inicial del artículo.

Y ahora me despido de vosotros, dándoos las gracias por todos vuestros comentarios, comentarios en los que muy raramente hubo alguna muestra de que no os hubiera gustado y no podéis imaginar lo satisfecho que queda uno al leerlos. Para mí ha sido un honor y un placer tratar de aportaros cada semana una visión algo distinta de la habitual y compartir con vosotros mis planteamientos. Desde aquél primer artículo “Buscando a Afrodita en una zanja” he intentado mostraros esas Afroditas que a veces no vemos o entendemos porque sólo vemos la zanja.

Quiero agradecer, en estas últimas líneas para 'El Confidencial', el detalle que tuvo Alberto Artero (S. McCoy) para conmigo y ofrecerme la posibilidad de formar parte de esta familia: Alberto, en serio, ha sido un placer y un honor, no sólo por el prólogo de El lemming que salió raro, sino por la oportunidad de este blog.

Aunque con muchos seguiré en contacto -y siempre tenéis las Cartas del Argos para ver lo que pienso- sigo estando a vuestra disposición para lo que pueda seros útil. Gracias a todos los lectores de 'El Confidencial-Cotizalia' por vuestro apoyo continuado, …parafraseando la inmensa película Casablanca: “Esto es sólo el principio de una gran amistad”

Un abrazo a todos.

Kiss me quick while we still have this feeling,
Hold me close and never let me go,
‘Cause tomorrows can be so uncertain,
Love can fly and leave just hurting,
Kiss me quick because I love you so.