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Confeccionando una cartera pasiva
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Javier Molina

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Confeccionando una cartera pasiva

La rentabilidad alcanzada por este tipo de gestión supera, y por mucho, a la obtenida por la gestión activa, aquella en la que se pretende batir al activo de referencia

Foto: Monitores con diferentes cotizaciones de activos. (Reuters)
Monitores con diferentes cotizaciones de activos. (Reuters)

El incremento y desarrollo de la gestión pasiva indexada de bajo coste es una de las mayores transformaciones de la industria de las última década. Se ha cambiado por completo la forma en la que se fija el asset allocation que semanas atrás comentábamos. El inversor ya puede acceder, de forma fácil y barata, a cualquier instrumento que replique la evolución del oro, capte la rentabilidad de una cartera de activos apalancados, se posicione en hedge funds o simplemente logre la misma rentabilidad que el mercado colombiano. Y todo ello con un coste mínimo. Los instrumentos más utilizados para lograr esta exposición pasiva son los ETF y los Fondos índice.

Además, la rentabilidad alcanzada por este tipo de gestión supera, y por mucho, a la obtenida por la gestión activa, aquella en la que se pretende batir al activo de referencia. Si tomamos el S&P500 en el 2015, donde el índice obtuvo una rentabilidad del 1,4% dividendos incluidos, un 66% de los gestores activos obtuvieron rentabilidad inferior al S&P a un año. Si vamos a un plazo de 5 años, son ya el 84% los que caen por debajo de la rentabilidad del índice. Y aunque esos datos son sobre las acciones de gran capitalización, datos similares se pueden observar sobre el resto de acciones.

Todo ello para una media de gastos del 1,19% de la media de los fondos de inversión contra el 0,17% del fondo índice de Vanguard del S&P500.

Los ETF no son más que fondos cotizados en bolsa que se negocian como acciones. De esta forma, toman lo mejor de los dos mundos pues, son combinaciones diversificadas (en función del activo que repliquen) con liquidez en tiempo real. Los costes son mucho menores que los fondos tradicionales, al no tener ni departamento de análisis ni muchos gestores que alimentar. Fiscalmente, sin embargo, se tratan como las acciones y es una diferencia a tener en cuenta respecto a los fondos de inversión tradicionales pues, por ejemplo, no aplican los traspasos entre ETFs sin tributación.

Para evitar ese tema fiscal, sin embargo, existen los Fondos de Inversión indexados que, de la misma forma que los ETF, replican un índice o activo determinado. Su coste, no obstante, es algo superior pero constituye una buena alternativa para lograr una exposición pasiva óptima desde el punto de vista fiscal.

Los ETF no son más que fondos cotizados en bolsa que se negocian como acciones. De esta forma, toman lo mejor de los dos mundos

De este modo, podemos definir la gestión pasiva como la estrategia de asignación de activos que pretende, únicamente, replicar la rentabilidad del activo de referencia. Si decido comprar un activo de gestión pasiva sobre el Ibex, mi rentabilidad y riesgo esperado será la del índice Ibex-35 menos la comisión del ETF o Fondo Índice.

El que sea una gestión del tipo pasivo no significa, sin embargo, que no haya que hacer nada ni del lado del gestor ni del lado del inversor. De un lado, siempre existirá un mínimo de implicación del gestor pues, para replicar al índice o activo determinado, se necesitarán de determinadas acciones. Desde las relativas a cuándo realizar las operaciones, o qué activos incorporar, hasta qué hacer con el nuevo cash que entre en el ETF, pasando por cuándo usar determinados derivados, entre otras.

El que sea una gestión del tipo pasivo no significa, sin embargo, que no haya que hacer nada ni del lado del gestor ni del lado del inversor

Y que sea un inversor pasivo, tampoco significa que se es totalmente inactivo. Cuando una toma su primera decisión de inversión, ya toma algo de acción. Lo mismo sucede cuando tiene que llevar a cabo re-balanceos, incorporación de nuevos fondos, retiradas, etc. En el fondo, se está convirtiendo al inversor en una especie de “selector de activos”.

En este mundo de la gestión pasiva, están irrumpiendo con mucha fuerza los gestores robots y la toma de decisiones de inversión en base a algoritmos. Sin duda que, el volumen negociado por los ETF en Estados Unidos, por ejemplo, está impulsado por este tipo de nueva gestión.

Supongamos un inversor con 10.000 euros ociosos y que los destina a inversión pasiva mediante un robot. Utilizamos la plataforma de indexacapital.com pues, la simulación, puede hacerla sin coste ni darse de alta.

Supondremos 2 inversores. Uno muy conservador y otro muy agresivo, justo como definimos en esta misma sección. Y un plazo de inversión mayor a 5 años para el primero y 1 año para el segundo.

El robot asigna un perfil de riesgos y, con ello, una cartera recomendada. El inversor muy conservador, no quiere ganar más del 1% anual, vende todo si se asusta, etc. Obtendría este perfil:

Con una cartera compuesta de la siguiente forma:

Con un comportamiento histórico de esta forma, con una rentabilidad del último año del 1,5%.

En este caso muy conservador vemos como, el robot, calcula un capital estimado de 14.420 euros en 20 años, sobre los 10.000 de inversión. Rentabilidades pasadas no aseguran las futuras pero, al menos, tenemos un estimado de comportamiento que podemos comparar con otros perfiles.

Si vamos al MUY agresivo, los datos cambian de forma radical. Obtendría 23.700 euros en 20 años respecto a los 10.000 invertidos. Su riesgo es máximo.

Y la cartera se enfoca, en casi un 80% a renta variable, incorporando emergentes para lograr más rentabilidad (con riesgo).

Como conclusión de esta sección, ya ha visto las ventajas de la gestión pasiva y la forma que tendría para llevar a cabo un posicionamiento acorde a su perfil de inversión. La idea no es tomar esto como el dogma a seguir, pues iremos avanzando en conocimiento en tribunas posteriores pero, al menos, que vea la posibilidad que le ofrece este tipo de gestión, el bajo coste que conlleva y la facilidad que hoy en día existe para, de forma barata y eficiente, optar a una cartera pasiva con ciertas posibilidades de rentabilidad.

El incremento y desarrollo de la gestión pasiva indexada de bajo coste es una de las mayores transformaciones de la industria de las última década. Se ha cambiado por completo la forma en la que se fija el asset allocation que semanas atrás comentábamos. El inversor ya puede acceder, de forma fácil y barata, a cualquier instrumento que replique la evolución del oro, capte la rentabilidad de una cartera de activos apalancados, se posicione en hedge funds o simplemente logre la misma rentabilidad que el mercado colombiano. Y todo ello con un coste mínimo. Los instrumentos más utilizados para lograr esta exposición pasiva son los ETF y los Fondos índice.

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