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El viejo mito de “comprar con el rumor y vender con la noticia”
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Javier Molina

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El viejo mito de “comprar con el rumor y vender con la noticia”

Hasta los creadores de algoritmos automáticos la han incorporado en su programación para aprovechar la rapidez que les da la tecnología para obtener beneficios rápidamente

Foto: Traders trabajando delante de las pantallas de cotizaciones. (Reuters)
Traders trabajando delante de las pantallas de cotizaciones. (Reuters)

Es muy frecuente encontrarnos con la vieja teoría, a la hora de operar en los mercados, de comprar con el rumor, antes de que sean conocidas oficialmente las noticias, y no mantener las posiciones una vez que ya se hacen públicas. Y de tanto repetirla en los medios, en boca de analistas y gestores, parece que se trataría de una verdad irrefutable. Como tantas de las que tenemos en bolsa. Hasta los creadores de algoritmos automáticos la han incorporado en su programación con el objeto de aprovechar la rapidez que les da la tecnología para obtener beneficios rápidamente.

Un estudio publicado el año pasado por la Cornell University de Estados Unidos, analiza el tema desde una perspectiva interesante y con unos resultados muy curiosos. A primera vista, uno tiene la idea de que es el pequeño inversor el que sale siempre trasquilado. Piensa que siempre llega tarde al rumor, compra más caro que los demás y luego, publicada la noticia, se queda atrapado en el valor sin vender. Y no niego que en ciertos casos sea así. Pero las conclusiones obtenidas, para el mercado norteamericano, dan unos resultados distintos.

Mientras que comprar “anticipadamente” a la publicación de una noticia parece obvio, el vender cuando se pone en conocimiento público no lo es tanto. Resulta que una parte de los traders que compran con el rumor, mantienen más tiempo esas posiciones en función de cuál sea su estrategia. Factores como el horizonte temporal, la percepción del riesgo y la información de la que disponga, impactan en los tiempos y los alargan.

Factores como el horizonte temporal, la percepción del riesgo y la información de la que disponga, impactan en los tiempos y los alargan

El estudio toma datos diarios de compra y venta del NYSE en 11 años y los cruza con el tipo de inversor que interviene en esas operaciones. Se clasifican varios grupos principales; institucionales, clientes finales y creadores de mercado. Dentro de los institucionales, se encuentran varias subcategorías; de un lado los gestores pasivos (tipo ETFs) y los que hacen arbitraje buscando pequeños beneficios. De otro lado, los institucionales que operan por cuenta propia y los que operan para terceros (agency).

Para llevar a cabo el estudio, se utilizan las recomendaciones de los analistas y los cambios de las mismas. Se toman entonces las opiniones vertidas al mercado sobre comprar, vender o mantener una acción determinada y se observa qué sucede en los días previos y posteriores. Se estudia el volumen y la actividad en esa acción concreta.

Fíjese que no son pocas esas recomendaciones. En la tabla de la izquierda y, por año, los cambios a positivo y, en la derecha, los cambios a negativo o downgrades.

La primera tendencia que se vio en el estudio es que, cuatro días antes al anuncio del cambio de recomendación, los institucionales (propietarios y por cuenta ajena) mostraban un volumen de negociación inusualmente elevado. Justo el día del anuncio, los que operan por cuenta propia vendían casi todo lo comprado. La rentabilidad media quedaba sobre el 1,7% en cada operación, que equivale a una rentabilidad anualizada de más del 100%. Sin embargo, el resto de institucionales mantenían las posiciones en cartera, sin vender el día del comunicado público.

Fíjese en el incremento de volumen de cada una de las clases de inversores que se identifican. Datos desde 5 días previos al anuncio hasta 5 días posteriores. Los institucionales por cuenta propia y ajena (news-driven) son los que muestran un mayor incremento de volumen. Este primer gráfico se corresponde con los upgrades o cambios a mejor.

También destaca que, en caso de anuncios a la baja (downgrades) el volumen es aún mayor, lo que muestra que aprovechan mucho mejor los momentos más negativos ese tipo de inversores institucionales.

La segunda gran conclusión o, tendencia que se obtiene, es que los inversores por cuenta propia y las agencias tienen la información un poco antes que el resto de participantes. Sin nombrar para nada la palabra ilegal, los autores si destacan que bien se puede estar informando a los mejores clientes de posibles cambios de recomendación antes de hacerlas públicas o bien los equipos de análisis propios obtienen información previa gracias a ese trabajo de investigación y la usan en mercado. En ningún caso se habla de tener información privilegiada como sería el acceso al BPA de una acción concreta.

El viejo mito de que hay que comprar con el rumor y vender con la noticia parece que sólo lo hacen aquellos inversores más avanzados y de corto plazo

La tercera tendencia que se observa, frente a lo que podría pensarse, es que los inversores particulares ni compran antes ni venden después. Como acceden a la información tarde, la acción ya está corrigiendo del movimiento previo provocado por “el rumor” y, en cualquier caso, el volumen no es significativo como observamos en los gráficos anteriores. Además, se destaca que los inversores que estarían vendiendo en ese momento del “rumor” serían aquellos seguidores de tendencia o inversores institucionales pasivos, cuyo interés no reside en la acción concreta sino en el índice.

Al final, los autores concluyen que el modo de operar se correspondería más con el tipo de estrategia de cada inversor que no con otro tipo de razones. Los seguidores de tendencia o inversores pasivos, ignoran los movimientos de corto plazo mientras que, los inversores por cuenta propia, los que usan algoritmos e incluso pagan más para obtener la información más rápidamente, sí estarían utilizando esa información. De ese modo, el viejo mito de que hay que comprar con el rumor y vender con la noticia parece que sólo lo hacen aquellos inversores más avanzados y de corto plazo. El resto, sólo lo utilizamos como forma de justificar ciertas actuaciones que nada tienen que ver con la realidad.

Es muy frecuente encontrarnos con la vieja teoría, a la hora de operar en los mercados, de comprar con el rumor, antes de que sean conocidas oficialmente las noticias, y no mantener las posiciones una vez que ya se hacen públicas. Y de tanto repetirla en los medios, en boca de analistas y gestores, parece que se trataría de una verdad irrefutable. Como tantas de las que tenemos en bolsa. Hasta los creadores de algoritmos automáticos la han incorporado en su programación con el objeto de aprovechar la rapidez que les da la tecnología para obtener beneficios rápidamente.

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