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¿Puede el Big Mac indicar un dólar caro?
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Javier Molina

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¿Puede el Big Mac indicar un dólar caro?

Mientras el Big Mac muestra esa sobrevaloración del dólar y éste se encuentra en máximos de 14 años, desde la administración Trump quieren ver un dólar débil

Foto: Hamburguesa Big Mac que se usa como referencia de consumo en diferentes divisas
Hamburguesa Big Mac que se usa como referencia de consumo en diferentes divisas

Está de moda hablar del dólar y es fácil ver comentarios diarios sobre cuál será su evolución futura, el impacto de su cotización y de los motivos que están tras la apreciación de los últimos años. Pasar en el caso del euro de los 1,40 del año 2014 a los actuales 1,07 supone, por ejemplo, que ya no salga tan bien viajar a Estados Unidos. Recuerdo las hordas de europeos armados con su fuerte moneda, arrasando centros comerciales y tecnológicos de Nueva York como si fuera aquel el último día del mundo. Algunos hasta compraban las maletas in situ para aprovechar tan noble batalla. Sin embargo, las cosas han cambiado y si se fija, hasta la publicidad invitando a viajar a Estados Unidos ha perdido fuerza. El euro, hoy, no es lo que fue entonces y el nuevo gobierno de aquel país parece empeñado en que así siga siendo.

El dólar se ha fortalecido también contra el resto de monedas, desde el la libra hasta el yen pasando por la mayoría de emergentes. Fíjese en el gráfico comparado contra una cesta de euros, dólares de Canadá, yen, coronas suecas y francos suizos. El índice que recoge ese comportamiento es el US Dólar Index.

El primer impacto que tiene el contar con una moneda fuerte se puede ver en el consumo. El poder de compra aumenta si se consumen productos importados pues, se necesitan menos dólares para adquirirlos. En el caso de lo producido en el país, al bajar los niveles de exportación justo por el efecto contrario, puede llevar también a un ajuste de los precios a nivel local para sacar esa producción que no saldrá fuera. Asimismo, un dólar fuerte anima a salir del país por turismo, pero hace más caro la entrada de esos turistas, con el consecuente impacto en el sector servicios. En el caso de las materias primas, el impacto es negativo pues pierden valor al fortalecerse el dólar (la mayoría cotizan en USD). Esto es así debido al reajuste que se produce pues los 'commodities' no se encarecen a la vez que la divisa y se inhibe, en cierta forma, la fortaleza de la demanda. De otro lado, las empresas importadoras que luego venden localmente, se beneficiarán de un dólar más fuerte y, por el contrario, aquellas que tienen mucho negocio internacional en moneda local que se deprecia, lo verán reflejado negativamente en sus cuentas al traer de vuelta los beneficios.

Del lado de la renta fija y suponiendo que los tipos de interés sigan subiendo, los bonos caerán aumentando su rendimiento. Si el dólar sigue fortaleciéndose, podría compensar en parte esta caída del precio de los bonos y eso puede seguir atrayendo capitales al país. Unos de los mayores perjudicados de la apreciación del dólar son los países emergentes. La deuda que mantienen en esa divisa se torna más elevada y puede suponer un coste no soportable por muchos de ellos. Esto sin olvidar el impacto que puede tener sobre la inflación (y la traducción sobre los tipos de interés) o la fuga de capitales que pueden darse.

Las razones para este movimiento vienen de varios puntos. De un lado, el cambio de ciclo económico y de tipos de interés, que podrían irse hasta el 3% en pocos años. De otro, el fin de los programas de expansión monetaria en Estados Unidos mientras que, en Europa y Japón siguen activos. Y por último ese impacto en las materias primas y los efectos en esos países emergentes.

¿Y cómo afecta esto a las bolsas?

Pues la respuesta no es fácil. La correlación inversa que se dicen tienen dólar y S&P500 resulta que no es tan clara. Cuando dos activos, sean los que sean, tienen correlación negativa (inversa) significa que, si uno sube el otro baja en función de ese nivel de correlación. De esa forma -y si eso fuera verdad- subidas del dólar (apreciación) significaría caídas del índice. Fíjese en el siguiente gráfico donde vemos los movimientos de uno y otro.

Si lo bajamos a un gráfico de correlación numérica, lo vemos con mayor claridad. Entre 2009 y 2013, efectivamente, aquella fue negativa sobre la zona de -0,5 pero, desde 2014, se produce un cambio importante y en los 3 últimos años ha pasado de todo. Desde niveles de 0,5 (positiva) hasta los -0,5 (inversa).

Es decir, no hay consistencia en la creencia de que, ante la subida del dólar, el S&P debería caer. Sin embargo, si puede existir un impacto en aquellas empresas exportadoras al traer de vuelta los dólares y verse perjudicadas por un dólar fuerte. Un estudio de Barclays concluía que un 5% de incremento en el USD podía suponer un impacto del 3% para el sector tecnológico y de un 2,5% para sector de materiales.

Hace unos días, The Economist actualizó su 'Indice Big Mac', que fue creado con la intención de detectar si una moneda está o no en su nivel correcto de valoración. Este índice se basa en la teoría de que, a largo plazo, la divisa de cada país estará en equilibrio y supondrá que ante la compra del mismo bien (la hamburguesa en este caso), cueste lo mismo en un sitio que en otro. Es decir, el mismo bien debería costar algo muy similar en una divisa que en otra. Si eso no se produce, entonces entendemos que existe una situación de desequilibrio y que, por tanto, una moneda está más cara que la otra. Si tomamos el caso de España, por ejemplo, el precio es de unos 3,90 euros, mientras que, en Estados Unidos, el precio es de unos 4,70 euros al cambio de hoy. Esto nos dice que el euro está infravalorado en un 17% aproximadamente. Comparando con otros países podemos ver las diferencias entre esas monedas y el dólar. Obviamente, existen justificaciones económicas entre Europa y Estados Unidos que seguro podrán explicar parte de esa diferencia, pero tal vez no tan significativas como para poder justificarla al 100%.

En esta gráfica, podemos ver la evolución del índice desde el 2000 y la evolución es interesante cuando menos.

Conscientes de que el coste laboral no es el mismo en un país que en otro, han calculado también un índice para recoger esa infra o sobre valoración, utilizando el PIB por persona. De ese modo, los niveles se ajustan un poco más y nos sigue dando cierta información. La línea roja marca la línea que debería corresponder al precio ajustado por PIB.

Mientras el Big Mac muestra esa sobrevaloración del dólar y éste se encuentra en máximos de 14 años, desde la administración Trumpquieren ver un dólar débil salvo que eso afecte al crecimiento económico. Es la forma de cumplir con la promesa dada de reactivar el empleo en el sector manufacturero que, a estas alturas, sigue culpando a China y a la devaluación del yuan como fuente de sus problemas. “Nuestras empresas no pueden competir con los chinos, pues nuestro dólar es muy fuerte y eso nos está matando” dijo Trump la semana pasada. Curioso el movimiento de la divisa desde entonces.

En ese afán del presidente de traer de nuevo el empleo a esa parte de la población, no sería difícil imaginar un escenario de cierta intervención del gobierno si el dólar continúa fortaleciéndose, cosa que ya pasó en la administración Reagan. Del lado contrario, la FED ha tomado el camino hacia la restricción monetaria, buscando el tipo neutral del 3% para 2019, evitando ajustes muy rápidos que puedan impactar en el crecimiento económico pero, si la expectativa de una mayor inflación se mantiene y se va convirtiendo en realidad, no es descartable una acción más fuerte por parte de la FED y eso atraería más capitales provocando un dólar más fuerte y de forma muy rápida con lo que implica para la economía.

Incorporar a todo este abanico de posiciones contradictorias, la política como un factor macro muy importante, convierte cualquier cálculo que se quiera hacer en algo ciertamente imposible. Lo que es cierto es que la volatilidad que se está sufriendo en el mercado de divisas dista mucho, a día de hoy, de la que tiene el mercado de acciones y supone una señal de alerta. Veremos si será el mercado de acciones el que rompa está correlación negativa con las divisas o si, por el contrario, todo quedará en nada y veremos regresar el dólar a niveles de mayor fortaleza. Interesante disputa la que también se abre en el mercado de divisas y, con Trump al mando, de resolución nada previsible. Lo del Big Mac lo dejaremos para otra ocasión.

Está de moda hablar del dólar y es fácil ver comentarios diarios sobre cuál será su evolución futura, el impacto de su cotización y de los motivos que están tras la apreciación de los últimos años. Pasar en el caso del euro de los 1,40 del año 2014 a los actuales 1,07 supone, por ejemplo, que ya no salga tan bien viajar a Estados Unidos. Recuerdo las hordas de europeos armados con su fuerte moneda, arrasando centros comerciales y tecnológicos de Nueva York como si fuera aquel el último día del mundo. Algunos hasta compraban las maletas in situ para aprovechar tan noble batalla. Sin embargo, las cosas han cambiado y si se fija, hasta la publicidad invitando a viajar a Estados Unidos ha perdido fuerza. El euro, hoy, no es lo que fue entonces y el nuevo gobierno de aquel país parece empeñado en que así siga siendo.

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