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Ponga un test de estrés en su vida
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Salvador Mas

Asesor Financiero 3.0

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Ponga un test de estrés en su vida

No entiendan mal el título de este artículo. No sugiere que prueben a embutir en el coche sus maletas rebosantes, a la suegra y al periquito

No entiendan mal el título de este artículo. No sugiere que prueben a embutir en el coche sus maletas rebosantes, a la suegra y al periquito y se pongan rumbo a la A3 de vacaciones de verano a Benidorm. No, no, tranquilos. Hablamos de otro tipo de prueba de estrés. Financiera, más bien. Sus finanzas familiares, ¿en qué lugar quedarían tras un test de stress equivalente al que están pasando los bancos europeos estos días?

Una prueba de estrés es algo así como preguntarse qué me pasaría si pasara lo peor. Financieramente hablando, no me entiendan mal. Si mi inmueble cayera un 50% más o si doblara el Euribor de mi hipotecón variable de aquí a 5 años. O si perdiera el empleo sin que me hubiera tocado la lotería antes. O si quedara viuda y heredera de las deudas del crápula de mi marido. Si volvieran los dragones.

Estoy exagerando, claro. En realidad, el “stress test” de la banca no está asumiendo unos supuestos tan duros como estos, sino unos escenarios menos radicales y (esperemos) más probables y realistas. De hecho, partiendo de la situación actual, no hace falta forzar mucho las tuercas para conseguir un alto nivel de “estrés” financiero.

Extrapolando una prueba de estrés a las familias de clase media que pretendan seguir siéndolo, e incluso situándonos dentro de los escenarios más optimistas, hagámonos preguntas básicas y típicas, del tipo “¿sabe usted qué nivel de su renta actual mantendrá el día después de su jubilación?” o “¿conoce usted el coste que va a tener la educación de sus hijos y cómo lo va a financiar?”. Cosas así, no necesariamente preocupantes pero sí como mínimo “ocupantes”.

Para responder a este tipo de preguntas, tomemos como punto de partida el VAN (Valor Actual Neto) de nuestra economía familiar, planeemos de forma realista flujos de entradas y salidas de caja en el tiempo, ajustemos nuestro ahorro e inversiones de manera dinámica lo máximo posible a los objetivos que nos planteamos a cada plazo. Y si no llegamos, no habrá más remedio que ajustar objetivos, etcétera. En resumen, elaboremos un plan que sea medible y pueda ser seguido y revisado año a año. Y a ser posible, aseguremos el plan adecuadamente, cubriendo al menos las principales contingencias.

¿Es complicado construirse una planificación financiera así? Evidentemente el sentido común es condición necesaria pero además requiere algo de conocimiento, método y tecnología. Obviamente vendría bien disponer de ayuda profesional en la elaboración del plan, en la toma de decisiones y en su seguimiento, aunque ya sabemos que el asesoramiento financiero supuestamente cualificado en España, más que planificador, tiene un perfil detectivesco (despanzurrando indigestos productos estructurados) o incluso adivino (pronosticando tan ricamente qué acción va a subir más la próximas semanas).

Y aunque las cosas deberían ir más rápido, algo sí vamos a mejor. Algunos ejemplos (muchos utilizando software de Openfinance): en tema formativo, tan importante para avanzar en esto: la nueva certificación €FP® está más focalizada en planificación financiera personal. En la práctica, entidades como Bankinter, Cajamurcia, Grupo Zurich o algunos EAFIs, que ofrecen este servicio a sus clientes, sin esperar a que lo pidan activamente, cosa que, con buen criterio, raramente harán. En servicios como este la demanda no empuja, es la oferta la que ha de tirar de una necesidad latente tan clara. Las entidades que lo hagan bien, capitalizarán su reforzada relación con sus clientes. 

En cualquier caso, está llegando agosto, hace mucho calor y el curso ha sido duro y convulso: seguramente su test de estrés financiero puede esperar a la vuelta. Ya hay bastante con el estrés vacacional, que no es moco de pavo. En cualquier caso, les deseo un largo y cálido verano.

Mi twitter es www.twitter.com/boromas 
 

No entiendan mal el título de este artículo. No sugiere que prueben a embutir en el coche sus maletas rebosantes, a la suegra y al periquito y se pongan rumbo a la A3 de vacaciones de verano a Benidorm. No, no, tranquilos. Hablamos de otro tipo de prueba de estrés. Financiera, más bien. Sus finanzas familiares, ¿en qué lugar quedarían tras un test de stress equivalente al que están pasando los bancos europeos estos días?