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Que los árboles no le impidan ver el bosque
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Carlos Doblado

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Que los árboles no le impidan ver el bosque

La corrección ha llegado justo cuando ya habíamos hablado de ella. La cuestión ahora es saber si estamos realmente en una o no

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En la última semana de marzo, y pese a un espectacular cierre mensual como el que se divisaba, propuse una tribuna llamada "Vamos a hablar en serio un rato...", con la que quise hablar un poco sobre aquello que deberemos tener que ver en algún momento, sobre que lo logrado en un trimestre daba para dar por buenos doce meses, sobre esa idea evidente de que no se puede subir cada día, ni cada semana, ni cada mes. Pero eso no significa que convenga evitarlas, y mucho menos que podamos hacerlo de modo recurrente de forma efectiva. Se lo digo yo que llevo 20 años haciendo chartismo y lo he hecho desde el puro intradía hasta el más generoso trading direccional. La corrección ha tardado en llegar y, qué cosas, después del golpetazo de esta semana aún no hemos vuelto al punto donde le hablaba del tema ni podemos afirmar, con toda seguridad, que estemos realmente en ella. Ojo con eso.

No es nada fácil detectar correcciones, y lo es aún menos discriminar las que van a ser sensibles de las que no, de tal modo que obrar en contra del mercado retirando fondos haya merecido la pena. Salir del mercado de valores para no volver a entrar es, en términos del retorno que ofrecen los índices, una decisión penosa a lo largo de la vida. Soy cualquier cosa menos un siemprealcista, pero acumulo suficiente experiencia en 20 años de pantalla diaria para saber de lo que hablo. Discriminar, a priori, simples correcciones menores -de en torno al 10%- de correcciones sensibles es muy difícil. Y más aún determinarlas como cambios de tendencia principal. De hecho esto último es imposible. Directamente.

Todo cambio de tendencia sensible, casi sin excepción, empieza siendo considerado de forma general una corrección técnica -un argumento para plantearse que, quizá, esta no es la buena tampoco para el inversor de fondo-. Yo, que debo intentarlo, utilizo dos conceptos muy simples: la convergencia de múltiples índices en áreas de agotamiento potencial en base a resistencias crecientes en los principales índices en sus versiones total return -algo que por ejemplo se vio en la primera parte de 2014 pero no se ve hoy en día porque las tenemos reseñables pero ni múltiples ni generalizadas-, la presencia de divergencias de importancia -que no tenemos después de que el Russell2000 haya batido los altos del pasado ejercicio aunque sí tuvimos en 2014- y que esto confluya con lecturas extremas en diferentes herramientas de sentimiento inversor al tiempo -algo que también se dio en 2014 y hoy no me atrevo a decir que tengamos-.

La vuelta semanal que hemos tenido en algunas bolsas europeas llama la atención. No puedo negarlo. Y que se produzca tras un alza vertical del veinte por ciento en algunos índices y en las citadas zonas de resistencia creciente si atendemos al EuroStoxx 50 total return o al Dax 30, la hace más llamativa. No es menos cierto que al otro lado del charco las cosas están mejor que a finales de abril aunque eso no es garantía de nada. He visto mil veces aguantar a una parte del mercado mientras el resto confirmaba una estructura de precios potencialmente bajista, y al final ceder con fuerza para cerrar esa falta de convergencia.

También tengo que decir que, a día de hoy, por no romper no hemos roto ni un primer mínimo creciente, que ni siquiera hemos anulados las pautas de continuidad alcista que se concretaron en la semana anterior. Clamoroso fallo alcista por tanto el de estos días para el debe del chartismo, sí, pero no vayamos a confundir esas cosas con cambios de tendencia cuando no se ha roto ni siquiera un mínimo creciente relevante. Hacerlo es pretender convertir una herramienta que sirve para valorar el momento técnico, para juzgar hechos y derivar de ello ciertas consecuencias probables, en una anhelada pero inexistente fórmula mágica. A veces leo alquimistas, y cuando lo expongo resulta que me enfrento a todo el mundo. Pero yo ya voy a morir de esto.

Pero lo más importante que quiero poner sobre la mesa hoy, tras el terremoto y la posibilidad de que abramos una fase correctiva, es que no puedo pasar por alto la ruptura de resistencias históricas puestas sobre la mesa por parte del Ibex35 y el EuroStoxx50 total return en lo que llevamos de ejercicio, y que recuerda en todo a la que viviéramos en 2013 en el Dax 30 alemán o en 2.012 en los índices norteamericanos -no se tome a broma esto de los total return si quiere comprender el proceso de fondo. No es petulancia como comprobará si se pasa por lo que he escrito estos días desde mi blog personal, carlosdoblado.com-.

Comprendo la tentación de querer no verse sometido a eso que llamamos un pull-back cuando puede ser sensible sin que nada cambie. Bien, pero fijémonos por ejemplo en la corrección de finales del pasado ejercicio en el Dax, que es total return por naturaleza, en cómo no llegó a completar un pull-back hacia la resistencia superada meses antes, en el cabeza y hombros (hch) de manual que se confirmó en el intento con objetivo mínimo claramente bajo la misma, y en lo que se ha perdido uno luego si aún espera que se alcance la zona de antigua resistencia clave.

No confío en el sesgo que ofrecen a nivel de operativa a medio plazo índices que no son total return como los que le muestro del Nikkei 225 y el Dow Jones Industrial. Van por detrás del a realidad como he explicado en mi blog, a veces mucho, pero no dispongo de esos charts. En ocasiones no existen y en este caso cambiarían el momento de ruptura pero no el hecho de que ha terminado la lateralidad de muchos años, superada tras mucho dolor. Tras mucho dolor y un fuerte escepticismo que es común a todos los cambios de tendencia, incluso en plazos tan largos. Aunque le pueda parecer mentira, y para eso están los libros de historia y las hemerotecas, en el Wall Street de primeros de los años 80 el mercado de valores era para unos cuantos raritos. Como hoy, pues es un mercado básicamente institucional tras 15 años de aparentemente árida lateralidad.

No pase por alto algo que la vida de una persona es muy distinta en su ciclo a la del mercado; que es un lugar social y se rige por otros cánones temporales. Que un gran índice rompa un lateral desplegado durante muchos años es algo completamente atípico para nosotros. Lo vivirá un par de veces en la vida si tiene suerte. Algo así no se había visto desde mediados los años 80 en Wall Street hasta que lo vimos en esta segunda década del siglo XXI. Y lo estamos viendo ahora en el EuroStoxx 50 en su versión total return o en el Nikkei 225 japonés tras un mercado bajista de 20 años.

Que los árboles no le impidan ver el bosque.

En la última semana de marzo, y pese a un espectacular cierre mensual como el que se divisaba, propuse una tribuna llamada "Vamos a hablar en serio un rato...", con la que quise hablar un poco sobre aquello que deberemos tener que ver en algún momento, sobre que lo logrado en un trimestre daba para dar por buenos doce meses, sobre esa idea evidente de que no se puede subir cada día, ni cada semana, ni cada mes. Pero eso no significa que convenga evitarlas, y mucho menos que podamos hacerlo de modo recurrente de forma efectiva. Se lo digo yo que llevo 20 años haciendo chartismo y lo he hecho desde el puro intradía hasta el más generoso trading direccional. La corrección ha tardado en llegar y, qué cosas, después del golpetazo de esta semana aún no hemos vuelto al punto donde le hablaba del tema ni podemos afirmar, con toda seguridad, que estemos realmente en ella. Ojo con eso.

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