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Mi inquietud ya va más allá de los bonos
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Carlos Doblado

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Mi inquietud ya va más allá de los bonos

En los últimos tiempos la correlación entre los bonos norteamericanos y el S&P 500 es inversa salvo en momentos puntuales. Como el actual

Foto: Un agente de bolsa en el parqué neoyorquino. (EFE)
Un agente de bolsa en el parqué neoyorquino. (EFE)

La semana pasada le confesaba que los bonos me generaban mucha inquietud. La inercia alcista de los mismos, que se desataba tras el dato de desempleo norteamericano de un modo evidente, continuó estos días con nuevos pasos al frente. En el gráfico adjunto puede verse como en los últimos tiempos la correlación entre los bonos norteamericanos y el S&P 500 es inversa salvo en momentos puntuales. Como el actual. Hasta finales de esta semana, claro, porque el movimiento de ida y vuelta que finalmente ha puesto sobre la mesa el S&P500 en su versión total return tras intentar conseguir la subida libre absoluta llama mucho la atención y plantea una convergencia en favor de los bajistas en renta variable.

Coincidió el reversal del S&P500 con el que desplegó el crudo norteamericano en su zona de máximo de finales de 2015. Como puede verse, la correlación es también clara en los últimos meses. Y directa. Confirmar estas pautas de ida y vuelta, con una caída que marque nuevos mínimos en cierre semanal -algo que las bolsas europeas van a seguir alentando con su interminable debilidad relativa-, permitiría hablar de un contraaque de los bajistas ya en firme; unos bajistas que necesitan romper los mínimos de mayo para abrir un auténtico contraataque.

Las correlaciones pueden cambiar, pero apoyan a los bajistas al menos en el muy corto plazo. Además de éstas, cuentan los bajistas con la volatilidad tras una potente vela semanal que pone en jaque a la zona de los 18 puntos del VIX. La ruptura de este nivel propondría un cambio de tendencia en ésta tras un largo lateral en la zona de mínimos de los últimos años, lo que sin duda respaldaría algún tipo de corrección de la que, como técnico, nada puedo saber a priori más allá de los niveles que van marcando una retroalimentación de la misma a medida que crece el deterioro. Esto es así, y no lo he inventado yo. Prefiero ceñirme a ello que jugar a chamán.

El primer nivel a tener en cuenta está en los mínimos de las últimas semanas -Europa ya está presionándolos y en algunos casos, como el nuestro, rompiéndolos-. Por debajo, los mínimos de febrero que son los que marcan un cambio de tendencia principal. Y no sé más, oiga. Quizá usted quisiera que me mojase más, me lo piden continuamente, hay quien cree que mi trabajo es entregarse al universo de las revelaciones una vez que he dejado claro que no soy adivino, que no me pagan para hacer lo que me parece mejor sino lo que quiere el mundo... ¿Seguro? Bien, luego no se queje cuando en Podemos vendan lo que no se puede realizar. Yo no le vendo lo que no se puede plantear en base a mi herramienta.

Lo que sí le confieso es que el mismo método por el que en febrero le planteé volver a tomar largos ahora me pide empezar a reducir el riesgo mientras no se rompan las resistencias frente a las que acabamos de fracasar. Y si caen los mínimos de mayo, más. Al fin y al cabo un doble techo (t1t2?) es la pauta de espejo de un doble suelo (s1s2), y tenemos reglas para no hacernos preguntas. Si luego caen las resistencias que nos han frenado o pueden acabar planteando un escenario de riesgo creciente, pues añadiré riesgo de nuevo -al final las medias que permiten hablar sobre la calidad del alza, extraordinaria en Wall Street durante la recuperación general, no permite dudar sobre la capacidad del mercado para lograrlo-. Obrar así, desde la ignorancia, es menos molón que jugar al adivino como suele hacerse en el cóctel de turno, pero mi conciencia vive mejor. Y sí, como sabrá si me sigue desde hace años o ha descubierto recientemente mi blog personal, me lo intento ganar todos los días.

La semana pasada le confesaba que los bonos me generaban mucha inquietud. La inercia alcista de los mismos, que se desataba tras el dato de desempleo norteamericano de un modo evidente, continuó estos días con nuevos pasos al frente. En el gráfico adjunto puede verse como en los últimos tiempos la correlación entre los bonos norteamericanos y el S&P 500 es inversa salvo en momentos puntuales. Como el actual. Hasta finales de esta semana, claro, porque el movimiento de ida y vuelta que finalmente ha puesto sobre la mesa el S&P500 en su versión total return tras intentar conseguir la subida libre absoluta llama mucho la atención y plantea una convergencia en favor de los bajistas en renta variable.

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