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¿Y si el Brexit no ha sido cisne negro sino capitulación bajista?
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Carlos Doblado

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¿Y si el Brexit no ha sido cisne negro sino capitulación bajista?

Puedes llorar cuando tienes un sistema de inversión que no es pasivo, desde luego, pero lo que no te puedes permitir es dejar de operar

Foto: Vista de una bandera de la UE doblada tras un encuentro entre líderes. (EFE)
Vista de una bandera de la UE doblada tras un encuentro entre líderes. (EFE)

Ayer viernes os decía en mi vídeo que era la primera vez en mi carrera que me he sentido así. Pero no es cierto, dándole vueltas me di cuenta de que esto era algo que yo ya conocía. Hay cosas que nuestra mente prefiere no recordar, y yo tuve un episodio parecido francamente doloroso. Fue en 2000. Por aquel entonces, parece ya otra vida, yo desarrollaba mi actividad operando esencialmente con futuros financieros, en el corto plazo y con un apalancamiento que hoy no sería capaz de soportar. El mundo es para los jóvenes, pero lo tenemos los menos jóvenes...

Sí, puede que fuera otra vida, porque después de aquel error pasé varios años sin operar para mí. Lo que me ha sucedido estos días no tiene nada que ver con las consecuencias de aquello, pues hoy no me apalanco casi para nada -y si acudo a ello es de forma mucho más moderada-. Pero la frustración ha sido parecida porque entonces viví una situación similar a la que padecí esta semana al bajar otro escalón de una montaña por la que he apostado contra viento y marea desde febrero. Vender parte de mi exposición a la renta variable en el último día de una severa corrección, y sin que cambien para nada mis ideas de fondo en cierre semanal, resulta especialmente frustrante: es el lado oscuro del control del riesgo en su máxima expresión.

Muchas veces he reflexionado sobre el reverso tenebroso del market timing, del hecho incuestionable de que salir suele ser más fácil que entrar y que eso puede generar un problema en tu lucha contra el mercado a largo plazo. No tanto en la que debes establecer en términos de riesgo y volatilidad asumida, pero no quiero complicar tanto esta tribuna. Mi primera reducción de exposición tras el suelo que señalé a mediados de agosto puedo considerarla adecuada, aunque temo que acabará por no generar valor, pero la que hice el lunes es de las que te dejan con cara de póquer.

Puedes llorar cuando tienes un sistema de inversión que no es pasivo, desde luego, pero lo que no te puedes permitir es dejar de operar

Tras preguntarme el fin de semana pasado si estábamos ante un cisne negro , lo cierto es que el lunes saltaron mis penúltimos stops para abrir el camino a la puerta del Hades -un 5/10% más abajo en muchos índices-, de modo que entre el cierre europeo y su apertura del día siguiente reduje mi riesgo considerablemente: tengo reglas para no hacerme preguntas.

Al cierre semanal queda bastante claro que fue un error. Y sí, he vuelto a subirla con la convicción de que, probablemente, tendré que seguir haciéndolo tanto si hay una recaída a corto plazo como si, finalmente y según he venido considerando mi escenario de fondo, Wall Street asalta el cielo con el S&P500 batiendo máximo histórico en una carrera hacia el techo de su canal alcista principal después de dos años de una lateralidad en plazos de corto/medio plazo como se no se había visto desde hace décadas. Puedes llorar cuando tienes un sistema de inversión que no es pasivo, desde luego, pero lo que no te puedes permitir es dejar de operar.

Lo vivido en las últimas dos semanas ha sido algo nuevo para mí. Jamás vi, en 21 años, un desplome de los índices norteamericanos desde un máximo histórico. Nunca. Siempre que se dio un acontecimiento de esta violencia en mi carrera, esas cosas que llaman "de sigma x", el mercado se había deteriorado previamente lo suficiente como para invitarme a abandonar el barco considerablemente. Y eso no sucedió antes del lunes, el día de la frustración. También puedo decir que siempre que al mercado no le tumba un evento de este tipo la salida es importante y por el lado contrario.

Y el lado contrario es el de la tendencia, una tendencia que se puede retomar desde la media móvil simple de 200 sesiones del S&P500 tras un patrón correctivo de corte expansivo para ajustar el impulso alcista vivido entre los mínimos del ejercicio y los nuevos altos históricos marcados por éste a principios de junio. El fallo de pauta en doble techo (T1T2) confirmado el lunes por el Nasdaq Composite, con velón negro y hueco, sería para un manual de libro pensado para tumbar al análisis chartista.

En Europa las cosas siguen pareciendo mucho más difíciles, pero han sucedido cosas llamativas que conviene considerar tras el enésimo intento de unos bajistas que han vuelto a presionar con grandes argumentos técnicos y, sin embargo, ven como la confirmación de deterioro del lunes encuentra respuesta en un brutal reversal semanal que deja les deja en "shock" y con las sensaciones de un pensamiento muy inquietante para ellos: ¿Y si el "brexit" no ha sido un cisne negro sino la capitulación de los últimos toros irredentos?

El movimiento de ida y vuelta sobre zona de extraordinario soporte en los principales índices total return de Europa, invita a pensar en la posibilidad de que finalmente se formen patrones de vuelta a alcista en medio plazo como el que ha puesto sobre la mesa el Footsei100 gracias al hundimiento de la libra frente al conjunto de las monedas mundiales. Para ello, sin embargo, que da mucho por remar, pues deben superarse los máximos de marzo/abril de modo generalizado.

Ayer viernes os decía en mi vídeo que era la primera vez en mi carrera que me he sentido así. Pero no es cierto, dándole vueltas me di cuenta de que esto era algo que yo ya conocía. Hay cosas que nuestra mente prefiere no recordar, y yo tuve un episodio parecido francamente doloroso. Fue en 2000. Por aquel entonces, parece ya otra vida, yo desarrollaba mi actividad operando esencialmente con futuros financieros, en el corto plazo y con un apalancamiento que hoy no sería capaz de soportar. El mundo es para los jóvenes, pero lo tenemos los menos jóvenes...

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