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Ilusos, adictos y el dedo de Mou
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Carlos Doblado

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Ilusos, adictos y el dedo de Mou

Sí, la volatilidad vuelve a estar en zona de mínimos, y siempre que llegamos a esta zona rebota y el mercado se para. Claro, y luego vuelve a marcar nuevos máximos

Foto: Jose Mourinho EN 2011. (EFE)
Jose Mourinho EN 2011. (EFE)

La vida sigue exactamente igual. La corrección de las últimas semanas nunca ha presentado características suficientemente bajistas como para ser considerada digna de generar serios problemas, y así se lo recordaba hace unas semanas acordándome de las epopeyas de los ilusos y de la abuela que fuma. Ni siquiera con las llamativas velas potencialmente bajistas que propuso junio en algunos índices europeos.

Como puede verse en el gráfico, el Nasdaq Composite, que viene a ser como el dedo de Mou en los tiempos en los que en el Bernabéu reinaba el cabreo: tiene la extraña manía de sacar al personal de quicio mientras señala siempre en la misma dirección, impasible el ademán. Alguien que no esté permanentemente enfrascado en la penosa tarea de convencernos de que la tierra es plana o de autoconvencerse de su visionaria versión de la realidad, se dará cuenta de que sólo ha bajado a su primer soporte. Y de que con ello se ha alejado otro "poquito" el techo de su canal alcista principal.

Si a primeros de esta semana que acabamos de dejar atrás el Nasdaq Composite proponía un pequeño patrón de continuidad, a finales de semanal ha roto alto previo y plantea la misma pauta alcista que a primeros de semana pero en un orden tendencial superior que, por supuesto, sugiere nuevos máximos crecientes en tendencia. Unos altos que vienen tras un descanso y tienen apoyo general. Porque si durante parte de la escalada de 2017 índices como el Dow Jones Transportes han carecido de convicción alcista, y a ello se han aferrado con uñas y dientes, con ilusión, aquellos que siguen negando la realidad, hoy los nuevos altos históricos de Dow Jones Industrial y S&P500 son generalizados. El patrón del Nasdaq es justo el que de forma generalizada han desplegado los índices europeos: doble suelo.

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Sí, la volatilidad vuelve a estar en zona de mínimos, y siempre que llegamos a esta zona rebota y el mercado se para. Claro, y luego vuelve a marcar nuevos máximos. De hecho, cualquier día el VIX, que no ha alcanzado sus mínimos históricos pese a que se supone que estamos en el mercado más complacido de la historia del hombre, marca nuevos mínimos como para lograrlo -lo que parece lógico si aceptamos el tipo de mercado en el que se supone que estamos- y a alguno le da un soponcio. Y es que dárselas de analista técnico y estar siendo arrollado por este mercado es para que te den alguna clase de premio Nobel.

Sí, el petróleo está lejos de marcar máximos y apoyar a la renta variable... ¿Y? ¿Vamos a esperar a que roma los 57 dólares de nuevo para darnos cuenta de que sigue respetando la zona de altos crecientes que define el suelo del movimiento de un año de lateralidad que presenta el oro negro para corregir un impresionante rally eventual cambio de tendencia como fue el de 2016? Porque parece listo para dejar mínimos y máximos crecientes sobre dicho soporte en el más corto plazo el muy atrevido...

Sí, el Russell2000 aún no marca máximos ni rompe resistencias. Cierto, y ni falta que le hace al mercado. Así llevamos varios meses y hemos visto como el Dow Jones Industrial total return se apuntaba un 10 por ciento de ganancias. Pero obviamente lo más probable es que acabe lográndolo. Pero claro, supongo que vuelvo a ser un ingenuo pensando que el análisis técnico puede funcionar en la dirección en la que sugiere un movimiento de suelo a techo de canal alcista. Ya me pasó en febrero de 2016 cuando le saqué a mi querido Javier Molina la cena más fácil del mundo, pues se trataba simplemente de practicar la más terrible de las adicciones de un analista técnico con un poco de personalidad: la tendencia, especialmente cuando casi nadie cree en ella. Sí, es en esta segunda parte donde las cosas han cambiado, pero sin que mis pequeñas herramientas de sentimiento inversor se hayan extremado de forma evidente. Y sin eso, yo no busco techos relevantes porque casi siempre voy a equivocarme.

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La vida sigue exactamente igual. La corrección de las últimas semanas nunca ha presentado características suficientemente bajistas como para ser considerada digna de generar serios problemas, y así se lo recordaba hace unas semanas acordándome de las epopeyas de los ilusos y de la abuela que fuma. Ni siquiera con las llamativas velas potencialmente bajistas que propuso junio en algunos índices europeos.

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