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El lobo bursátil muestra de nuevo sus orejas
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Carlos Doblado

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El lobo bursátil muestra de nuevo sus orejas

Estamos con una vela mensual para la esperanza en las partes más fuertes del mercado, con argumentos que nos dicen que lo de marzo fue la mayor oportunidad de compra en 10 años

Foto:  Foto: EFE.
Foto: EFE.

Me lanzaba a la piscina tras la primera semana completa del mes de abril, comentando que lo difícil venía ahora. Pocas cosas habían pasado desde entonces en Europa, con unos precios tan lateralizados que permitían definir niveles para intentar determinar en qué momento el mercado podía estar señalando recaída... Incluso en Estados Unidos, si uno presta atención a los avances que habían conseguido hasta esta semana referencias como el Dow Jones de Transportes y el Russell2000, el movimiento había sido escaso.

Y luego ha llegado esta semana, que ha resultado fantástica para que el Nasdaq presente un cierre mensual sencillamente descomunal, milagroso, con el S&P500 siguiéndole de cerca. De hecho, incluso el Russell2000 se lanzó a por un cierre por encima de los altos de 2018, empezando a difuminar esa habitual falta de capacidad alcista que salvo el miércoles siempre ha presentado el Dow Jones de Transportes. Pero el jueves empezó la recaída pese al nuevo máximo de corto plazo que Facebook le regalaba al Nasdaq100. Un minuto después del cierre mensual, de hecho, los futuros norteamericanos se venían abajo con rabia y todo apuntaba a un duro primero de mayo.

Así que ahí estamos, con una vela mensual para la esperanza en las partes más fuertes del mercado, con argumentos que nos dicen que lo de marzo fue probablemente la mayor oportunidad de compra en una década, pero también con velas mensuales patéticas que nos invitan a pensar que eso puede tardar en verse claro muchísimo tiempo. Incluso en los más fuertes de la manda las resistencias que han funcionado a la perfección a la luz de las velas semanales potencialmente bajistas que se han concretado. Llama poderosamente la atención la del S&P500 en el segundo de los grandes huecos semanales desplegados durante el desplome, justo en el lugar donde los precios avanzaban entre el 61.8% y el 66,6% que marcan las teorías de Elliott y Dow respectivamente.

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Y no, no parecen esos vientos favorables en el muy corto plazo, así que yo apostaría por un mayo de debilidad en un mercado que, es el signo de los tiempos, tiene que caer un diez por ciento para que su líder, la tecnología, capaz de superar una recuperación limitada por la banda 0,618/0,66 durante unos días, pierda su zona de soporte más allá del muy corto plazo. No es país para todos los corazones el que nos ha quedado, y tardará en volver a serlo.

En Europa, las cosas no fueron distintas. Un arranque prometedor, con un miércoles glorioso y un jueves que dejaba claro el espejismo. Hemos conseguido cosas notables, especialmente en Suiza, pero también tenemos una realidad deprimente en plazas como la española y en sectores como el bancario, que sin superar los 250 puntos de la versión total return del índice no habrán demostrado más que un intento desesperado de evitar una caída hacia los mínimos de 2009.

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El Stoxx600 ha rebotado un 50 por ciento de su colapso de febrero/marzo, un poco más el DAX30; alcanzando ambos el segundo de los tres huecos semanales desplegados durante la corrección. Más de tercios ha recuperado el SMI suizo, único gran índice europeo en mantener los mínimos de 2018 en pie. Ninguna de las plazas del viejo continente ha dejado buenas sensaciones en cierre semanal, y eso que ayer estuvieron cerradas todas las bolsas menos la de Londres, que por supuesto se ocupó de clarificar que la semana era un quiero y no puedo comprador en zona de fuerte resistencia. Lo fácil puede haber terminado durante mucho tiempo para un mercado que difícilmente repetirá lo de 2018. La recuperación nos vuelve a dejar antes un mercado caro, pero éste a diferencia de aquel es uno que ya le ha visto algo más que las orejas al lobo.

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Me lanzaba a la piscina tras la primera semana completa del mes de abril, comentando que lo difícil venía ahora. Pocas cosas habían pasado desde entonces en Europa, con unos precios tan lateralizados que permitían definir niveles para intentar determinar en qué momento el mercado podía estar señalando recaída... Incluso en Estados Unidos, si uno presta atención a los avances que habían conseguido hasta esta semana referencias como el Dow Jones de Transportes y el Russell2000, el movimiento había sido escaso.

Dow Jones Nasdaq Reino Unido