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Carlos Doblado

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Quiero y no puedo comprador

Probablemente, volvamos a ver los mínimos de la semana pasada, quizá incluso nuevos mínimos, pero el actual debería considerarse un terreno fértil para buscar rebotes

Foto: Un 'trader' en la bolsa de Nueva York. (Reuters/Brendan McDermid)
Un 'trader' en la bolsa de Nueva York. (Reuters/Brendan McDermid)

Contaba el pasado lunes que las cosas estaban muy tocadas en precio tras los nuevos mínimos que, de forma general, marcaba el mercado. Pero sostenía también que el sentimiento inversor ofrecía argumentos que convenía escuchar para, como poco, considerar la posibilidad de un rebote de muy corto plazo.

No pudo empezar en ese sentido mejor la semana, con una pauta envolvente en el mercado de futuros que el martes hacía soñar con otra pauta envolvente, esta vez semanal. No fue así finalmente, al menos no de modo general. En Europa lo logró el futuro del EuroStoxx50, aunque cerrando muy lejos de sus máximos. El DAX lo dejó en una simple penetrante alcista, con idéntica sensación de quiero y no puedo. Al otro lado del charco las cosas fueron aún menos convincentes, aunque no necesariamente negativas. Unas velas de tipo martillo invertido pueden estar señalando, al menos, una consolidación. Consolidación que, como explicaba detalladamente la semana pasada, se apoya sobre todo y más allá del muy corto plazo -donde entran más cuestiones como el VIX o la volatilidad- en circunstancias de sentimiento inversor, en un punto de convicción bajista como he visto pocas veces en mi carrera y que bien pocas veces las bases de datos que van más allá de esta si nos ponemos a trabajar con algoritmos muy restrictivos -donde debo reconocer el riesgo de sobreoptimización-.

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Probablemente, volvamos a ver los mínimos de la semana pasada, quizá incluso nuevos mínimos, pero el actual debería considerarse un terreno fértil para buscar rebotes dentro de una tendencia bajista de medio plazo que, dejémoslo claro nuevamente, debemos seguir considerando en desarrollo al menos mientras la volatilidad no alcance niveles que podamos asociar a una auténtica capitulación bajista para, con ello, tener un auténtico conjunto de circunstancias de sentimiento inversor como las que se han visto siempre antes de que se produzca la inversión de un movimiento bajista relevante -entendiendo por ello desde el lateral de 2015/2016 al crash tecnológico y financiero de la primera década del presente siglo-.

Contaba el pasado lunes que las cosas estaban muy tocadas en precio tras los nuevos mínimos que, de forma general, marcaba el mercado. Pero sostenía también que el sentimiento inversor ofrecía argumentos que convenía escuchar para, como poco, considerar la posibilidad de un rebote de muy corto plazo.

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