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¿Camino hacia una recesión? Aproveche para vender
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Javier Molina

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¿Camino hacia una recesión? Aproveche para vender

Que tanto el Banco Central de China como el BCE nos cuenten que existe margen para nuevas medidas expansivas solo hace confirmar mis miedos de posible recesión

Foto: Paneles de la Bolsa de Madrid. (EFE)
Paneles de la Bolsa de Madrid. (EFE)

En el mes de febrero, aposté por un rebote de las bolsas, dada la situación de excesiva sobreventa que se había producido. Mientras que el fondo de mercado no presentaba (ni presenta) nada nuevo positivo, decidí salirme por el camino sin esperar atacar la zona de los 1.940 del S&P. Fue un error, dada la evolución posterior, que hay que admitir. Habiendo comprado bien, dejé de lado la disciplina que debía cumplir (y miren que me lo sé de memoria) y cerré las posiciones con beneficios mínimos. No habían saltado los 'stops' ni los índices dieron muestras de agotamiento. Pero estar contra la estrategia de fondo me hizo sentir muy incómodo y querer aprovechar la mínima rentabilidad obtenida. Una prueba más de que lo emocional, en bolsa, se debe dejar siempre de lado. Cuando vaya al mercado, recuerde que su principal enemigo es usted mismo.

Así las cosas, sigo pensando que los principales índices mundiales tienen más camino a la baja que al alza. Podemos esperar que los bancos centrales sigan interviniendo para que la fiesta no se acabe, pero, hasta en esas condiciones, la manipulación no es sostenible en el medio plazo.

De un lado, las últimas cifras del 'margin debt' en Estados Unidos, pese a estar en zonas muy altas todavía, han supuesto el dato más bajo de los últimos dos años.

Este ratio es interesante respecto a lo que puede pasar con el mercado de acciones. Con niveles altos de deuda, como los actuales, el inversor ve muy reducida su capacidad de endeudamiento para comprar más bolsa. Ya no puede tomar mucho más prestado. Su apalancamiento es alto y el límite se puede haber alcanzado. Luego la demanda de acciones dejará de subir.

Cuando el ratio es bajo, indica que el apalancamiento (se mide contra la riqueza) es reducido y puede existir una demanda potencial de acciones, pues el inversor tiene capacidad de endeudamiento.

Fíjese cómo en marzo de 2001 y en octubre de 2008 se produjo algo similar a lo que tenemos hoy día. Se alcanzan niveles máximos de 'margin debt' y retrocesos posteriores con caída de los índices. No es algo que podamos tomar como eficaz al cien por cien pero, al menos, tiene sentido el pensar que los precios tienen más recorrido a la baja que no hacia arriba. Es decir, la tendencia se puede haber invertido ya.

Con niveles altos de deuda, como los actuales, el inversor ve muy reducida su capacidad de endeudamiento para comprar más bolsa

Otro de los puntos a considerar, para justificar mi titular de hoy, es, sin duda, el de los beneficios empresariales.

La relación entre el margen de beneficios y recesión es fuerte. Así lo demuestra un estudio de Barclays donde se toman los últimos siete ciclos de actividad económica desde 1973. En todos esos periodos, salvo en uno, una caída del 0,6% de los beneficios empresariales en 12 meses, coinciden con una recesión. Tiene que producirse algún cambio drástico para que eso no suceda.

Siguiendo con estos estudios, desde 1900 se han producido 27 ocasiones en que los beneficios empresariales han obtenido caídas consecutivas en dos trimestres. En el 81% de esos casos, y tomando los beneficios por acción (EPS), se ha producido una recesión. En el restante 19% de los casos, se salió de la caída mediante estímulos monetarios, fiscales o exógenos.