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¡No quiero ni el mejor fondo ni el mejor gestor!
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Javier Molina

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¡No quiero ni el mejor fondo ni el mejor gestor!

Entre los motivos; la industria retribuye a los gestores, en su mayoría, en base a la rentabilidades de corto plazo y no de largo plazo. Así de simple

Foto: OFICIALIZAN NORMA QUE OBLIGA A CONTABILIZAR BONOS ARGENTINOS A CAMBIO OFICIAL
OFICIALIZAN NORMA QUE OBLIGA A CONTABILIZAR BONOS ARGENTINOS A CAMBIO OFICIAL

Desde el mes de diciembre y hasta el mes de marzo, las salidas de dinero de los fondos de inversión ha superado los 3.100 millones de euros, siendo los Mixtos los que más están acusando esa huida del inversor. Y mucho de ese dinero ha ido hacia fondos que darán cero rentabilidad. Una parte a garantizados, esos fondos que hacen eso, garantizar el capital pues, de la promesa de rentabilidad nunca más se sabrá y, otra parte aún mayor, a fondos monetarios donde, con suerte, no se perderá mucho.

La indefinición de los mercados ha provocado que los inversores extremen la cautela y salgan de esos fondos de riesgo buscando, al menos, menos volatilidad en sus carteras. Claro que, como siempre, es el inversor el que comete una y otra vez el mismo error. Vender cuando no toca y comprar cuando ya es tarde. Se tiende a tener una idea de largo plazo y la realidad, sin embargo, muestra que se opera a corto plazo. Y eso les ocurre no solo a los inversores particulares sino también a los gestores de nuestros fondos. De todo tipo, incluso los de pensiones que, por el plazo de la inversión, deberíamos suponer lo hacen a largo plazo.

A finales de 2014 y tomando datos de Estados Unidos, la media de mantenimiento de una posición comprada no llegaba al año y medio.

Así que no se crea eso de invertir en acciones de “value” o de “crecimiento” pues, como dice la estadística, muy pocos gestores van a dejar aflorar ese valor que le venden hoy. Entre los motivos, la industria retribuye a los gestores, en su mayoría, en base a la rentabilidades de corto plazo y no de largo plazo. Así de simple.

Y dentro de esos errores típicos de los inversores, hoy quiero destacar el hecho de que seguimos comprando rentabilidad pasada, en vez de buscar un buen método de inversión futura.

El mismo error lo cometen las firmas de inversión; se contrata a los mejores gestores y se despide a los peores. Lo que parecería lógico, dirán ustedes, resulta que se ha demostrado que no es así. Lo pueden ver en este estudio, no nuevo en la materia, pero de los más actualizados.

En él se demuestra que, a la hora de invertir, no habría que tomar fondos con rentabilidades pasadas buenas. Todo al contrario. La razón: siempre se produce la reversión a la media. Hay que comprar barato y vender caro. Escoger estrategias que no van bien apostando por su bajo precio.

El inversor tiende a querer adquirir aquella estrategia que ha ido bien pensado que, rentabilidades pasadas me supondrán rentabilidades futuras

Sin embargo, el inversor tiende a querer adquirir aquella estrategia que ha ido bien pensado que, rentabilidades pasadas me supondrán rentabilidades futuras. Desgraciadamente, la esperanza no siempre es buen argumento para estar invertidos.

A finales de 2015, la inversión en gestión activa doblaba la pasiva. Se sigue confiando en la pericia del gestor y en sus habilidades. Por ello, a la hora de posicionarse en un fondo u otro, el inversor toma la referencia de rentabilidad pasada de unos 2-3 años y el exceso de rentabilidad que se puede haber conseguido sobre su índice de referencia. Eso es lógico, vendible y es lo que explotan la industria. A la hora de contratar a un manager o a otro, esa misma rentabilidad acumulada será lo que dictamine la selección del mismo. Es más fácil vender a una estrella que a un estrellado. Además, dentro de esa selección de rentabilidad por encima del activo de referencia (el índice contra el que se compara el fondo) el inversor no considera, por lo general, la rentabilidad ajustada por riesgo.

Vamos a los detalles de ese estudio. Al principio de cada periodo de tres años, se compran los mejores fondos en función del ranking por rentabilidad ajustada a su 'benchmark' (contra el índice al que se comparan). Al cabo de esos tres años, se reinvierten los flujos de la misma forma, en los mejor ubicados por rentabilidad en ese momento. Esa cartera así construida, se compara con la misma pero utilizando fondos de “rentabilidad media” colocados entre la posición 45 y 55 de su categoría. Y por último, se toma una tercera cartera con el mismo criterio, pero colocados en las últimas posiciones de cada clase (Para detalles sobre metodología precisa puede ver el informe).

A la hora de proceder al cálculo, se parte de datos desde 1994 y hasta el 2015, quitando los fondos de gestión activa más caros. Se calculan las rentabilidades en periodos de 36 meses manteniendo constante la ponderación, y tras ese período, se vuelven a invertir de la forma indicada.

Los resultados son muy interesantes. La rentabilidad de los peores fondos es del 10,4% frente al 8,04% de los que parecían mejores. Asimismo, el ratio de Sharpe es mayor en el caso de la estrategia perdedora que en el resto, es decir, mayor rentabilidad con menor riesgo. En el resto de variables analizadas los resultados son, de la misma forma, mucho mejores en esta última estrategia con fondos perdedores.

La rentabilidad de los peores fondos es del 10,4% frente al 8,04% de los que parecían ser mejores

En el estudio se analizan también resultados a 24 meses con idénticas conclusiones. Incluso, se incorporan otros parámetros para llegar a similares valores.

Así las cosas, concluimos verificando que, desde el punto de vista estadístico y en base a esa metodología, queda claro que rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras. Que comprar fondos de gestión activa en función de la estrella de turno no garantiza nada, todo lo contario, y que el inversor debiera preocuparse más de la estrategia y planteamiento del fondo que no de lo que “puede” ganar. Un análisis previo de las características del fondo y de lo que persigue ese fondo junto con la duración de la misma debiera ser la tarea de todo inversor. No escatime en ese esfuerzo y verá como sus ahorros se lo agradecen.

Desde el mes de diciembre y hasta el mes de marzo, las salidas de dinero de los fondos de inversión ha superado los 3.100 millones de euros, siendo los Mixtos los que más están acusando esa huida del inversor. Y mucho de ese dinero ha ido hacia fondos que darán cero rentabilidad. Una parte a garantizados, esos fondos que hacen eso, garantizar el capital pues, de la promesa de rentabilidad nunca más se sabrá y, otra parte aún mayor, a fondos monetarios donde, con suerte, no se perderá mucho.

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