Es noticia
¿Hacia dónde van las bolsas?
  1. Mercados
  2. De Vuelta
Javier Molina

De Vuelta

Por

¿Hacia dónde van las bolsas?

La respuesta al puzle de datos contradictorios la tendremos en breve. Prepárese para un mes de junio bien calentito pues la solución al enigma se me antoja inminente

Foto: Sede de la Bolsa de valores de Nueva York. (EFE)
Sede de la Bolsa de valores de Nueva York. (EFE)

Cuando uno piensa que el riesgo asumido al entrar en mercado actualmente es mayor que la rentabilidad que puede obtener, lo cierto es que le reconforta ver que no se ha equivocado hasta la fecha. Si tomamos el S&P500, estamos al mismo nivel que hace un año y el mantener esa estrategia le ha supuesto ahorrarse tanto los disgustos de las caídas de verano del año pasado como las de inicio de este 2016. Claro que uno sabe que estas situaciones acaban por revertir y el mercado, más pronto que tarde, tomará una dirección un otra. Y como me decía un gestor nacional, cuando el mercado tire, yo no me puedo quedar fuera.

Así las cosas, llega un momento en el que uno se plantea si tiene razón. Si puede estar otro mes o año mirando desde la barrera mientras que el mercado muestra síntomas de cierta fortaleza pese a todo lo que subyace en el mercado. Y a la vista de gráfico de precios del S&P, no admitir cierto “miedo” a una ruptura al alza sería, sencillamente, faltar a uno mismo. Fíjese donde están tanto el S&P como el Dow. A poco más de un 1% de sus máximos históricos. Al Nasdaq, un 3,2%.

Cuando no se responde, a nivel de cotizaciones, ante una recesión de los beneficios empresariales que, como siempre digo, es la esencia de toda justificación de precios, el desconcierto es enorme. Los BPA no habían estado tan mal, a nivel de proyección a 12 meses, desde el 2009.

Los niveles de recompra de acciones, que impulsan los BPA de forma artificial, se acercan al máximo histórico alcanzado a finales de 2007 y antes de la última gran caída.

La correlación entre el petróleo y el S&P se ha disparado en lo que va de año con lo que, si asistimos a los efectos típicos de la estacionalidad del tercer trimestre, nuevas alzas se ponen en tela de juicio.

La deuda, tanto a nivel gubernamental como empresarial como a nivel privado en USA, no deja de crecer y se está convirtiendo en un problema de resultados catastróficos garantizados. Este tipo de exuberancia del crédito es lo que demuestra que, pese a lo que se dice, no se ha aprendido del pasado y esta vez, “no es diferente”. A nivel empresarial, el gráfico muestra que cada empresa norteamericana tiene, de media, 0,28 USD en cash por cada 1 USD de deuda, niveles no vistos desde la crisis financiera de 2008.

Ante este cóctel de datos, y si los mercados fueran racionales, uno entendería que mejor estar fuera antes que asumir riesgo. Y es lo que se deduce están haciendo los inversores, comprobadas las salidas de flujos de fondos de acciones y, por el contrario, la entrada en fondos de bonos.

Y si tomamos los últimos datos de sentimiento del inversor, publicado por la AAII recientemente, vemos cómo se está en mínimos de la última década, hasta alcanzar un 17,75%. Esto supone una divergencia frente a la zona de máximos que están tocando los índices, que sí sigue lo reflejado por la salida de fondos pero, al final, pone en evidencia que el inversor no quiere asumir riesgos en estos momentos de mercado y tiene miedo.

Y son estos mismos datos que muestran cómo, de seguir la opinión contraria, sería un momento alcista de mercado. La historia dicta cómo, ante un sentimiento tan bajista del inversor, sólo en un 3,8% de los casos el mercado ha caído. Cuando la lectura de ese sentimiento ha estado por encima de 60, las caídas en los siguientes 6 meses se han dado en el 47,6% de los casos.

Fíjese cómo nos encontramos en una situación bien curiosa: cerca de máximos de los índices, con los analistas técnicos proclamando que se acerca una ruptura al alza inminente, los inversores saliendo de acciones y comprando bonos, el sentimiento inversor negativo en zona no vista desde hace 10 años, las empresas acelerando su captura de deuda antes de que suban los tipos y los beneficios empresariales en clara recesión. A todo esto, el grupo de optimistas argumentando cómo las condiciones económicas globales están mejorando y justificando que el mercado está aún barato.

La respuesta a todo este puzle de datos contradictorios la tendremos en breve. Prepárese para un mes de junio bien calentito pues la solución al enigma se me antoja inminente. Valore sus propias decisiones de inversión y establezca su operativa correctamente. Nadie aquí fuera tiene ni idea de hacía donde romperán los índices.

Cuando uno piensa que el riesgo asumido al entrar en mercado actualmente es mayor que la rentabilidad que puede obtener, lo cierto es que le reconforta ver que no se ha equivocado hasta la fecha. Si tomamos el S&P500, estamos al mismo nivel que hace un año y el mantener esa estrategia le ha supuesto ahorrarse tanto los disgustos de las caídas de verano del año pasado como las de inicio de este 2016. Claro que uno sabe que estas situaciones acaban por revertir y el mercado, más pronto que tarde, tomará una dirección un otra. Y como me decía un gestor nacional, cuando el mercado tire, yo no me puedo quedar fuera.

Bolsas Rentabilidad Resultados empresariales Dow Jones Nasdaq