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Millonarios en siete años con 100 euros
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Javier Molina

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Millonarios en siete años con 100 euros

La posible burbuja en la que se encuentran las criptomonedas supone que todos podemos invertir en desarrollos de Blockchain que antes permanecían cerrados a los inversores normales

Foto: La moneda birtual 'bitcoin'. (Reuters)
La moneda birtual 'bitcoin'. (Reuters)

Ha pasado frente a sus ojos y no se ha dado cuenta. Un amigo se lo contó y, entre que era una cosa de friquis y estaba ya cansado de tanta trampa financiera, lo dejó pasar. Pero mientras que el internet del valor se iba asentando a nuestro alrededor, unos pocos visionarios sí lo vieron y se han hecho millonarios. Y no es broma: 100 dólares invertidos hace siete años valen hoy más de 3,5 millones.

Es este un activo que no se puede tocar ni ver, aunque sí utilizar para pagar ciertos bienes y servicios. Es un activo que cotiza las 24 horas del día todos los días, que tiene un precio que no se ajusta a ningún modelo de valoración testado y conocido y del que no se sabe dónde está su techo. Es un activo que, pese a cumplir ciertas características y funciones del dinero, aún no lo es, al no tener una demanda natural. Es un activo que, sin embargo, cuando la tecnología sobre la que se basa triunfe, se logrará explicar por sí mismo. Es este un activo cuyo gráfico de cotización no ha visto antes en ningún mercado. Ni siquiera en los tiempos de la burbuja tecnológica.

Subir 1.000 dólares en menos de un mes no pasa todos los días. Subir 2.200 en siete años, tampoco. Y lo peor es que, a pesar del precio actual, no existen argumentos sólidos para afirmar que el precio está caro o barato. Podremos coincidir en la suposición de que estamos ante una burbuja más. En este activo, la tercera, para ser exactos. Otro problema futuro para los cazadores de gangas, para los especuladores y para los que buscan dinero rápido. 'De facto', es curioso ver que ahora que el activo está de moda, son cada vez más los que, sin tener ni idea de qué trata la tecnología que aporta ni lo que representa, lo critican y demonizan. Y capaz que tienen razón. Pero lo mismo dijeron a 1.000, 1.400, 1.800, 2.000, 2.200, 2.400… Pero cuando lo que tenemos es un descuento de expectativas, establecer si algo está caro o barato hemos visto que no aplica. Otra cosa es que, efectivamente, acordemos que los excesos, sean esos cuales sean, se terminan pagando y uno debe ser consciente del riesgo que asume cuando 'compra' expectativas.

En este activo, la oferta es finita. No tiene correlación con el Ibex, ni con los bonos, ni con el petróleo, ni con el oro y, pese a su alta volatilidad, la recompensa es muy alta. Y no está solo. Todo su 'mundo' ha experimentado el mismo crecimiento y despertado el mismo interés. Fíjese en este otro activo con evolución igualmente sorprendente.

Algunos analistas han intentado acercarse al tema de la valoración usando un 'mix' entre análisis de precios y fundamentos. De un lado, apuntan que el uso como medio de pago no ha dejado de crecer en los últimos años. Del mismo modo, su popularidad ha ido igualmente en aumento y, por tomar un ejemplo, el número de cajeros automáticos disponibles (para convertir dólares o euros) en el mundo ha pasado de 350 a 950 en tres años (un 25% de ellos está en Europa). Así mismo, de otro lado, tenemos datos como que el volumen medio negociado diariamente supera ya los 300 millones de dólares, que la capitalización está cercana a los 42.000 millones y el número de usuarios no deja de crecer. Incluso, como se documenta en un estudio del año pasado, se ha producido una evolución muy importante de los que participan en este activo. Inicialmente solo estaban los que procesaban las transacciones y los visionarios, luego se unieron los 'jugadores de casino' y, finalmente, el volumen se ha decantado del lado de las casas de cambio, donde puede acudir cualquier tipo de inversor, un 'mix' entre especuladores y los que quieren apostar a la revolución industrial de internet.

Imagino que a estas alturas el lector ya sabe que hablamos del 'bitcoin' (primer gráfico) y del 'ethereum' (segundo gráfico), las dos mayores criptomonedas por capitalización existentes hoy en día. El crecimiento de este año está siendo espectacular, y no hay jornada en que no se publique algo sobre este fenómeno.

El número de cajeros automáticos disponibles (para convertir dólares o euros) en el mundo ha pasado de 350 a 950 en tres años (un 25%, en Europa)

El otro día, el que creara y vendiera Patagon al Banco Santander por 750 millones de dólares o fuera capaz de levantar 40 millones en financiación para lanzar su 'startup' Xapo (billetera y plataforma desde donde se pueden comprar 'bitcoins'), afirmaba que lo mejor estaba aún por venir. Wences Casares, que está sentado en el consejo de Paypal y acude a Davos con motivo del World Economic Forum, apuesta por la compra de 'bitcoins' hoy para dejarlos cinco años en cartera. El famoso 'buy and hold' tan de moda últimamente. Destinando un 1% de su capital a la compra de 'bitcoin', asigna una probabilidad del 50% a que termine siendo millonario. Siempre que la tecnología sobre la que se sustenta el 'bitcoin' (Blockchain) triunfe y efectivamente cambie nuestras vidas.

Así las cosas, lo único realmente cierto es que, en siete años, muchos de los que intuyeron el cambio del internet de la información al internet del valor se han hecho millonarios. Veremos si los que entran ahora serán los ganadores del futuro o si esa probabilidad que pronostica Casares del 20% de perderlo todo termina por imponerse. La posible burbuja en la que se encuentran las criptomonedas supone, sin embargo, que todos podemos invertir en desarrollos de Blockchain que antes permanecían cerrados a los inversores normales. Es cierto que la confianza no se sostiene en el tiempo por sí sola y que necesitamos ver proyectos basados en Blockchain que se materialicen. Las expectativas son muy altas y la respuesta real a si estamos ante la tercera burbuja del 'bitcoin' y del resto de criptomonedas la tendremos mucho más pronto que tarde.

Ha pasado frente a sus ojos y no se ha dado cuenta. Un amigo se lo contó y, entre que era una cosa de friquis y estaba ya cansado de tanta trampa financiera, lo dejó pasar. Pero mientras que el internet del valor se iba asentando a nuestro alrededor, unos pocos visionarios sí lo vieron y se han hecho millonarios. Y no es broma: 100 dólares invertidos hace siete años valen hoy más de 3,5 millones.

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