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Llegará el día que el Estado te pague el sueldo por no trabajar
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Javier Molina

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Llegará el día que el Estado te pague el sueldo por no trabajar

Así es como la inteligencia artificial (AI) persigue imitar lo que hace la mente humana y se va instalando poco a poco entre nosotros

Foto: Robot de inteligencia artificial. (iStock)
Robot de inteligencia artificial. (iStock)

Tanto taxistas como empleados de banca, abogados, vendedores de seguros o gestores de patrimonios (por poner unos ejemplos) acabarán perdiendo sus puestos de trabajo. La robotización y automatización del quehacer significará que no todos podremos tener un empleo. Al menos, en la forma en que lo concebimos hoy en día. No será algo inmediato ni se hará con gran ruido.

Simplemente sucederá, y aquello que hoy es invisible estará pronto en todos lados. Así es como la inteligencia artificial (AI), algoritmos materializados en protocolos informáticos que además persiguen imitar lo que hace la mente humana, se va instalando poco a poco entre nosotros.

La AI especializada podemos verla a pleno rendimiento en la forma en que se opera en bolsa. Miles de algoritmos lanzan cada día órdenes de compra y venta a mercado, generando resultados positivos por encima de la media y acelerando, en muchas ocasiones, los movimientos que se producen. La última corriente incorpora ya el 'autoaprendizaje', lo que significa optimizar aún más este proceso. Actualmente, cerca del 30% del volumen gestionado por 'hedge funds' se hace de forma algorítmica, y si tomamos la cifra total de contratación, los fondos Quant alcanzan ya el 27% del global negociado en las bolsas de Estados Unidos.

placeholder (WSI, tabb Group).
(WSI, tabb Group).

Para que tenga una idea de cómo se estructura ese proceso automático de inversión bajo AI y 'autoaprendizaje', el siguiente esquema operativo nos da una buena visión del sistema.

placeholder Proceso seguido por el sistema.
Proceso seguido por el sistema.

Así mismo, Google ya ha puesto en marcha su idea de invertir en todo aquello que signifique automatización y en lo que pueda conectar a todos y a todo 'online'. Por ejemplo, las búsquedas que hacemos en Google utilizan algoritmos complejos y 'deep learning', y cuando utilizamos el asistente de Google, este está creado bajo AI y emplea sistemas de reconocimiento de voz y micrófonos para entendernos y darnos las respuestas oportunas. Algo similar a lo que hacen Apple con Siri o Amazon con Alexa. En esta misma dirección, los coches autónomos, donde la compañía es líder en desarrollo, están claramente concebidos bajo un uso extensivo e intensivo de AI.

Está claro que, dentro del sector tecnológico, la corriente generada por la inteligencia artificial (incluido el 'deep learning') va superando poco a poco a otras áreas como el 'big data'. El internet de las cosas ha sido el catalizador para ver la explosión del uso de datos y de la inversión en ciberseguridad. La tecnología Blockchain tendrá también mucho que aportar al respecto.

De esta forma, y regresando al principio, las máquinas con inteligencia artificial y capacidad de aprender por sí mismas nos irán sustituyendo, y poco a poco tendremos menos trabajo. Basta ver cómo ha caído el número de horas trabajadas al año para entender la irreversibilidad de este proceso.

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Si a esto le añadimos que el potencial de automatización existente en los países más poblados es de media del 50%, asentamos el argumento del claro impacto de las tecnologías y de la AI en el trabajo. Es decir, queda mucho hueco para la automatización y posterior sustitución de los humanos.

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Y en un entorno donde ya ni la inversión en trabajo ni en capital produce mayor crecimiento económico, aparece la posibilidad de que la inteligencia artificial tenga el potencial para superar los impedimentos de los factores clásicos, facilitando nuevas fuentes de valor y crecimiento. A este respecto, un informe de Accenture mostraba cómo aplicando AI se podrían lograr para 2035 tasas de crecimiento que doblaran las actuales (siempre y cuando los gobiernos vean en esta tecnología una forma de generar riqueza). En cualquier caso, lo que parece obvio es que la inversión y aplicación de la AI no dejará de crecer, dado su posible impacto en el crecimiento global.

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Llegados a este punto, parece que la utopía de que los gobiernos acaben por instaurar la renta básica universal no es tan descabellada. Se logrará más crecimiento y productividad con menos gente, con lo que tendrán que implementarse políticas de redistribución universales para calmar a toda esa bolsa de población desocupada.

En esencia, supondría una reestructuración total del gasto público donde, a modo de simplificación, el Estado cambiaría la mayoría de subsidios directos, como el desempleo o becas, por un pago mensual igual a cada habitante. Así se puede disponer de ese dinero en la manera en que nos convenga, logrando de paso beneficios claros como la mejora de las condiciones de trabajo, reducción de la burocracia, reducción del fraude asociado a los subsidios, etc. Un estudio del BBVA al respecto indica que se trataría de un proyecto posible, aunque no exento de multitud de problemas.

Así las cosas, uno podrá entonces plantearse la posibilidad de seguir invirtiendo en acciones tipo Alphabet, Amazon, AMD, Apple, Baidu... O, por el contrario, y dado que tendremos cada vez más personal ocioso y con recursos, podremos pensar en abrir un bar donde esa población creciente pueda pasar el rato y así disfrutar de parte de ese tiempo libre. Un absurdo que, como muchas cosas en estos tiempos, parece se va haciendo un sitio en nuestras vidas y mercados, pasando de la ficción a la realidad sin siquiera darnos cuenta.

Tanto taxistas como empleados de banca, abogados, vendedores de seguros o gestores de patrimonios (por poner unos ejemplos) acabarán perdiendo sus puestos de trabajo. La robotización y automatización del quehacer significará que no todos podremos tener un empleo. Al menos, en la forma en que lo concebimos hoy en día. No será algo inmediato ni se hará con gran ruido.

Algoritmos Hedge funds