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¿Provocará la independencia de Cataluña el fin de España y del Ibex 35?
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Javier Molina

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¿Provocará la independencia de Cataluña el fin de España y del Ibex 35?

La sensación que se recibe desde el exterior ha cambiado desde el 1-O, y el 43% del volumen negociado viene de inversor foráneo, con lo que el impacto sobre nuestro Ibex puede ser letal

Foto: Manifestación en la plaza Universidad de Barcelona. (EFE)
Manifestación en la plaza Universidad de Barcelona. (EFE)

Nunca antes vi en Madrid tantas banderas españolas. Ni Carmena, con su negativa a ponerlas el día de la fiesta nacional, evitará que los colores rojo y amarillo sigan tiñendo muchos balcones de la ciudad. De pronto, y ante el momento clave por el que pasamos con respecto a Cataluña, el que cuelga la bandera ya no es un facha ni un tarado sino un ciudadano que, como en la mayoría de países normales, se siente orgulloso de su país y así lo ve el resto. Y aunque para que eso suceda haya hecho falta un golpe de Estado, al menos podrán contar que hicieron lo posible (aunque tarde) por acompañar al país en su momento final.

Foto: La sede de La Caixa en Barcelona. (Reuters)

Sí, el final de una España como la conocimos hasta hace unos meses. El final de unos políticos ineptos que, desde ambos lados, no han sabido estar a la altura de las circunstancias de un país herido y que lo han llevado a la muerte. El final del inmovilismo y de dejar que las cosas se arreglen solas. El final de los colores grises, pues la sociedad catalana está ahora más polarizada que nunca y toca escoger blanco o negro.

El final de creer que son cuatro amigos los que piensan distinto y el inicio de aceptar que el problema es ya masivo e irreversible. El final de refugiarse en la legalidad para intentar aplacar un sentimiento. Contra el corazón, o la sinrazón si quiere, la ley no pinta nada y pasa a un segundo término. El final de la sucesión de fracasos consecutivos que esperemos que por lo menos termine con la clase política actual.

Y mientras esto sucede en las calles y en las mentes de los (todavía hoy) españoles, nuestras bolsas, al igual que el presidente y sus secuaces, ya no son ajenas al conflicto. Contaba yo hace unas semanas que existía una necesidad real de cubrir las posiciones en mercado doméstico y, lamentablemente, parece que sí era una buena idea. Hemos pasado de riesgo político a riesgo social, y ahora el económico le seguirá. Y pese a que en términos de rentabilidad anualizada (con dividendos) no se note todavía esa cada vez mayor divergencia entre Europa y España, a nivel de volatilidad y de 'drawdown' o mayores caídas porcentuales respecto al máximo anterior, las magnitudes empiezan a marcar diferencias.

Si tomamos los ETF (en 'total return') hasta octubre de 2017 del EWG (MSCI Alemania) y EWP (MSCI España), vemos lo comentado. Primero en términos de rentabilidad y después en porcentajes de caídas (% 'off high').

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Si bien es cierto que es muy difícil el poder incorporar ese riesgo real actual de España a un modelo de valoración serio, podemos intuir que el impacto de una declaración unilateral de independencia (DUI) sería muy negativo para la bolsa y para la prima de riesgo. Por curiosidad, y sin mediar evento comparable alguno, nuestro mercado ha marcado históricamente caídas fuertes en momentos de tensión. Si tomamos los máximos descensos desde máximos de 1996 hasta hoy, pensar en correcciones del 20%-25% caería dentro de la media anual probable. Y eso, sin tener ni idea del posible impacto de una DUI catalana.

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Es en este contexto donde vemos que el miedo a una DUI se va extendiendo y empresas como Oryzon, Eurona o Banco Sabadell han anunciado el traslado de su sede social fuera de Cataluña. CaixaBank y Gas Natural parece seguirán similar camino. Se trata de huir del peor escenario posible y salvarse, en la medida de lo posible, de las consecuencias que esa DUI conllevará. De otro lado, la apertura de nuevas cuentas bancarias fuera de Cataluña por parte de catalanes, se han disparado en estos últimos días y el traspasar el dinero rápido es una necesidad de última hora.

Foto: Bolsa de Madrid

No parece este panorama el más indicado para que alguien con cierto criterio quiera invertir en empresas del Ibex 35. Aquí no se trata de ver si son empresas exportadoras o si venden más o menos en Cataluña. Ni siquiera me vale la historia de que, dejando un poco de tiempo, todo efecto político se recupera. Esto no es un Brexit o una victoria de Trump.

Es un cambio total de un país con fuertes consecuencias (incluso a nivel europeo) imposibles de prever. La sensación que se recibe desde el exterior ha cambiado desde el 1-O y teniendo en cuenta que el 43% del volumen negociado viene de inversor foráneo, el impacto sobre nuestro Ibex puede ser letal. Si amanecemos uno de estos días con la declaración unilateral de independencia, me temo que tanto el país como nuestro índice ya no serán nunca más los mismos. Ese es uno de esos momentos en los que estar fuera de mercado no es solo una necesidad sino una obligación.

Nunca antes vi en Madrid tantas banderas españolas. Ni Carmena, con su negativa a ponerlas el día de la fiesta nacional, evitará que los colores rojo y amarillo sigan tiñendo muchos balcones de la ciudad. De pronto, y ante el momento clave por el que pasamos con respecto a Cataluña, el que cuelga la bandera ya no es un facha ni un tarado sino un ciudadano que, como en la mayoría de países normales, se siente orgulloso de su país y así lo ve el resto. Y aunque para que eso suceda haya hecho falta un golpe de Estado, al menos podrán contar que hicieron lo posible (aunque tarde) por acompañar al país en su momento final.

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