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El big data es otra gran burbuja
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Javier Molina

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El big data es otra gran burbuja

El que se haya puesto en conocimiento público una de las muchas ventas de datos y que el regulador vaya a meterse de lleno en el sector, es una señal que lo cambia todo

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Una comparativa de fundstrat utilizando datos de Bloomberg, mostraba que el 77% del valor del S&P500 podía ser contabilizado vía intangibles. Es decir, en una comparativa del total valor de la capitalización bursátil, sacando la parte de valor tangible, el resto respondía a ese porcentaje. Si lo acotaban a las acciones del FAANNG, ese porcentaje (incluyendo marca) subía hasta un 91%. Sin entrar en lo ajustado de tal porcentaje o no, sí es cierto que un gran valor de esas compañías viene del descuento esperado de su capacidad de generar caja en el futuro gracias a su posición tecnológica avanzada.

Hace unos días, Nomura hablaba de la posibilidad de la existencia de una gran burbuja no mediática, de las que suceden sin apenas darnos cuenta. Y sí, hablan de la tecnología y del boom que se ha producido alrededor de todo este sector en los últimos años. Imagino que el caso Facebook y toda la polémica surgida con la cesión de datos con fines de publicidad política, están ayudando a ver esa realidad pues el banco se refiere justo a esas empresas o plataformas gratuitas, donde el negocio radica en la captación del famoso “data” para su cesión a terceros. Un negocio donde el producto somos nosotros mismos.

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El que se haya puesto en conocimiento público una de las muchas ventas de datos y que el regulador vaya a meterse de lleno en el sector, es una señal que lo cambia todo. En este sentido, coincidir de pronto el foco regulatorio sobre las criptomonedas, el fiasco Uber y ahora Facebook, pone en peligro mucho de lo descontado por el sector tecnológico en los mercados pues no olvidemos, que una parte significativa del alza de los mercados norteamericanos, ha venido de este sector y del descuento de beneficios futuros.

Nomura piensa que hemos estado ciegos ante lo que llaman el “data bubble”. Muchos analistas e inversores estar utilizando en la valoración este input (lo que genera esa data) como recursos recurrentes de ingresos, tal y como ha venido sucediendo con muchas redes sociales. Y ese valor puede estar totalmente sobrevalorado y ahora en peligro. Sugiere el banco japonés que el valor en libros y sus ratios correspondientes, no reflejan lo que deberían. Y del mismo modo, es también cierto que la falta de inversiones que se les achacaba a estas empresas en mercados desarrollados estaría equivocada.

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De otro lado y diferencia de lo que hizo Obama, el presidente Trump se está volcando no en Silicon Valley, sino en el sector manufacturero y productivo. La nueva administración potencia los valores tangibles y aquellas industrias que distribuyen la riqueza y no la concentran en unos pocos.

Así mismo, de pronto ha explotado el número de libros, artículos o tweets que versan sobre Big Data, Inteligencia Artificial o Blockchain. Si no estás al día no eres nadie y todo nuevo curso que se ofrezca debe contener algunas de estas referencias para triunfar. Hasta los conductores de taxi y gente no especializada habla sobre “big data” según comenta Nomura, síntoma de este exceso de optimismo sobre la materia.

Por último, si analizamos los tres grandes centros mundiales de influencia, vemos cómo se está produciendo un movimiento de lo global hacía lo estándar regional. China presenta un modelo centrado sobre el poder y donde los datos deben quedarse en el país y estar supervisados por la autoridad estatal. En Europa se tiende hacía la protección del consumidor y el derecho a la gestión de su información. Y en Estados Unidos parece existir un desinterés político por seguir potenciando este sector, y donde los grandes jugadores como Facebook pueden tener que modificar su plan de negocio. De momento, las caídas de esta semana de las FANG no se veían desde 2014, otro mal síntoma que debería poner en alerta a más de uno.

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Así las cosas, parece que poco a poco el consumidor tenderá hacia un modelo basado en la reputación de las fuentes y aplicaciones que utiliza, tanto para la información como para su relación con otros. Se irá dejando de lado el modelo de masas utilizado hasta la fecha donde el producto era uno mismo. La regulación que llegará, pondrá en tela de juicio (viabilidad futura) a muchas de estas plataformas de datos y éstas tendrán que reinventarse en ciertos mercados como el europeo. Y el negocio de comercializar con nuestros datos, ya no lo será tanto. Veremos si Nomura tiene razón en un momento de mercado complicado. Si el sector tecnológico cae, la corrección será más profunda de lo que muchos creen y ni los algoritmos ni la gestión pasiva podrán contener la vuelta a la realidad.

Una comparativa de fundstrat utilizando datos de Bloomberg, mostraba que el 77% del valor del S&P500 podía ser contabilizado vía intangibles. Es decir, en una comparativa del total valor de la capitalización bursátil, sacando la parte de valor tangible, el resto respondía a ese porcentaje. Si lo acotaban a las acciones del FAANNG, ese porcentaje (incluyendo marca) subía hasta un 91%. Sin entrar en lo ajustado de tal porcentaje o no, sí es cierto que un gran valor de esas compañías viene del descuento esperado de su capacidad de generar caja en el futuro gracias a su posición tecnológica avanzada.

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