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'Bloody Monday'
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Javier Molina

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'Bloody Monday'

El mercado ha cambiado, y con ello las condiciones de expectativas futuras. El S&P ya no le vale como alternativa a la liquidez

Foto: Un contenedor de mercancías chinas. (EFE)
Un contenedor de mercancías chinas. (EFE)

Le han contado que la volatilidad es una especie de medida del miedo. El famoso VIX que este 2018 ha despertado de su largo sueño y, como dicen ahora algunos, “ha vuelto para quedarse”. Una especie de 'peaje' con el que todo inversor debe convivir en su afán de mantenerse expuesto a la rentabilidad que el mercado ofrece. Como podrán demostrarle con cualquier histórico de precios, a largo plazo es en la renta variable donde mayor valor se ha generado y donde mayor valor futuro esperado se puede obtener. Y bajo ese objetivo no tiene otro remedio que acostumbrarse a la existencia de riesgo y adaptarse a él.

Sin embargo, me temo que eso no es la volatilidad, y con independencia de cómo se calcule o valore, aquella lo que realmente refleja es la diferencia entre lo que deseamos e imaginamos y lo que realmente se da o existe. Si no buscamos la verdad, esta le terminará encontrando en forma de volatilidad y entenderá entonces el verdadero significado de tal variable.

Me preguntaba hace un tiempo si ciertamente algunos inversores pensaban que el S&P 500 era una especie de depósito a plazo

Me preguntaba hace un tiempo si ciertamente algunos inversores pensaban que el S&P 500 era una especie de depósito a plazo. La entrada en riesgo de perfiles realmente no aptos para ello, bajo la idea de lograr algo de rentabilidad en la única opción disponible, no hace más que incrementar las probabilidades de mayores caídas por esa distorsión entre deseos y realidades. Ya en el mes de febrero, asistimos al inicio del fin de la estabilidad, de la entrada en un campo desconocido cuyo final no es nada predecible. Las ilusiones se van transformando en decepciones y, con solo mirar el siguiente gráfico de cambios diarios del S&P 500, uno puede entender que no se puede huir de la evidencia. El mercado ha cambiado y con ello las condiciones de expectativas futuras. Siento decirle que el S&P ya no le vale como alternativa a la liquidez.

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Apareció la verdad y se produjeron las primeras víctimas mortales en productos que apostaban al mantenimiento de las viejas condiciones, a la baja volatilidad. Sin embargo, y dado que no existe interés mediático en mostrar lo que sucede, poco se ha hablado de aquello y el foco inmediato de peligro se centra ahora en los excesos específicos como el que tenemos en el 'high yield'. En este último ya no solo por el bajo diferencial aceptado por unidad de riesgo, sino por el peligro real de asistir a un problema de liquidez.

Curiosamente, en este entorno de constantes avisos de vuelta a la realidad, la liquidez ha empezado a revalorizarse y actualmente puede obtenerse un tipo de interés por encima del dividendo medio del S&P 500. Sabemos que a medio plazo ningún sentido tiene permanecer en ese estado, pero ante un cambio de expectativas ver justo este repunte incrementa las señales de alarma.

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Por si faltaban pocos invitados a la fiesta, a Trump se le ocurrió empezar la disputa comercial contra China, cuyo desarrollo puede provocar una verdadera guerra. El objetivo de aplicar tarifas sobre un total de 150.000 millones de dólares en importaciones deja sin defensa similar a China, pues el total exportaciones de USA no llega a los 132.000 millones. De no encontrar una solución que reduzca las tensiones, al país asiático solo le quedará pasar a lo que algunos llaman 'decisiones nucleares' como forma de devolver el daño sufrido. Esto significa pasar a devaluar su moneda o empezar a vender US Treasuries, cuyo valor de posesión excede el trillón (billón europeo) de USD americanos.

El riesgo inmediato pasa por ver cómo se desarrolla todo este asunto comercial entre China y EEUU y si este puede afectar al crecimiento mundial

Esto supone mayor grado de incertidumbre y una vuelta a la aversión al riesgo. Incluso podría afectar a la economía real. Hemos pasado de estar pendientes de un sobrecalentamiento de la economía US y del impacto en la inflación en los tipos de interés —y hasta habíamos asistido a un último estímulo en el ciclo, en forma de reducción de impuestos y mayor gasto público—, para encontramos ahora con un mercado asimilando la posibilidad de un menor crecimiento mundial y esas tensiones comerciales.

El riesgo inmediato pasa por ver cómo se desarrolla todo este asunto comercial y si este puede afectar al crecimiento mundial. Si el mercado invierte su actual tendencia y vemos caídas en forma de pánico como las del viernes, el impacto en el sentimiento y expectativas, tanto sobre consumidores como empresas, puede empezar a tener su reflejo en real en la economía. El dinero huye de la incertidumbre y más cuando aquella no se esperaba. La economía china será la primera perjudicada y no debemos olvidar lo sucedido en verano de 2015, cuando se produjo la devaluación del yuan. Así mismo, un dólar más fuerte es un factor de riesgo para todo el mundo dada la cantidad de deuda en países emergentes, que sufrirían esos movimientos.

Foto: Mercancías en un puerto de China. (Efe)

Así las cosas, parece que la verdad nos ha encontrado en forma de volatilidad y la diferencia entre riesgo vs. oportunidad no está muy clara. Los próximos días serán decisivos de cara a ver cómo reacciona China ante un paso adelante de Trump en su deseo de establecer esos nuevos límites arancelarios. Una devaluación del yuan está sobre la mesa, y todo este ruido aparece en un momento en que el inversor empieza a tener alternativas para su dinero y la riqueza generada tras más de nueve años de ciclo alcista no quiere ponerse en riesgo. Al final, no es un tema de volatilidad sino de entender la realidad. Veremos si tendremos ese 'Bloody Monday' o si es todo imaginación mía.

Le han contado que la volatilidad es una especie de medida del miedo. El famoso VIX que este 2018 ha despertado de su largo sueño y, como dicen ahora algunos, “ha vuelto para quedarse”. Una especie de 'peaje' con el que todo inversor debe convivir en su afán de mantenerse expuesto a la rentabilidad que el mercado ofrece. Como podrán demostrarle con cualquier histórico de precios, a largo plazo es en la renta variable donde mayor valor se ha generado y donde mayor valor futuro esperado se puede obtener. Y bajo ese objetivo no tiene otro remedio que acostumbrarse a la existencia de riesgo y adaptarse a él.

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