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¿Qué fue del bitcoin?
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Javier Molina

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¿Qué fue del bitcoin?

Hasta la volatilidad —que llegó a situarse por encima del 130% en términos anualizados en marzo— ha descendido a mínimos de hace un año y cotiza a niveles inferiores al 50%

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Tras la euforia del año pasado, cuando los criptoactivos experimentaron uno de los mayores movimientos alcistas de la historia de un instrumento negociable, hemos pasado a cierta normalidad tras las caídas de 2018. La capitalización (término no comparable al utilizado en mercados de acciones, pero útil para situarnos en materia), ha pasado de los más de 660.000 millones de USD de enero a los actuales 300.000 millones y, pese a que los movimientos observados son totalmente normales y entran dentro de lo posible en un activo que cuenta con esa rentabilidad/riesgo, lo cierto es que el interés popular ha caído en sintonía con el precio. Basta ver en Google Trends el interés a lo largo del tiempo para ver este fenómeno.

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Hasta la volatilidad, que llegó a situarse por encima del 130% en términos anualizados en marzo, ha descendido a mínimos de hace un año y cotiza a niveles inferiores al 50%, en clara sintonía con la normalización mencionada (fuente: Sifrdata). De otro lado, el volumen de negociación, que alcanzó cifras record a principios de año en el caso del bitcoin (BTC), por encima de los 15.000 millones de USD al día, ha pasado a una media ligeramente inferior a los 6.000 millones diarios.

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Atendiendo a la correlación del BTC contra el resto de activos como el oro (GLD), el índice S&P 500 (SPY) o el dólar (DXY), aquella permanece en niveles mínimos (< 0,12 en todos los casos) pese a lo vivido en este ejercicio. Esa condición, junto a otros argumentos que ya comentaba hace casi un año, ayudan a que cada vez sean más los que ven en los criptoactivos un nuevo 'asset class' que ofrece diversificación, descorrelación y acceso a un sector que, hasta hace poco tiempo, solo era apto para inversores con grandes recursos y en un entorno de 'venture capital'. Gráfico correlación BTC contra SPY, GLD y DXY:

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Sin embargo, y como he venido contando este año desde esta misma tribuna en varias ocasiones, el proceso por el que estamos pasando es totalmente normal y, pese a la inexistencia de ruido de base, este permanece en constante avance. Si se fija en el mencionado volumen de contratación del BTC, mientras que en 2016 muy pocas sesiones superaron los 100 millones de USD al día, y que en 2017 (sin tomar el último mes) la media estaba por debajo de los 1.000 millones, contar hoy con casi 6.000 millones diarios supone un claro paso adelante en interés. De otro lado, y con respecto a la consideración de nuevo 'asset class', un rápido vistazo al importe de los activos bajo gestión (AUM) pone de manifiesto el crecimiento de este uso. Utilizando datos del primer trimestre de 2018, eran más de 220 los 'hedge funds' que invierten en criptoactivos y unos 170 los que lo hacen mediante 'venture capital'.

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Hasta la tecnología que lo sustenta, Blockchain, está avanzando de forma lenta pero segura en cuanto a nivel de adopción por parte de distintos sectores. No es transversal, pero algunos están muy adelantados y los casos de uso con sentido que algunas empresas están sacando a la luz así lo demuestran. Por poner unos ejemplos locales, tanto en el proyecto del listado de 'warrants' utilizando esa tecnología, como en el de JLL para la comprobación de validez de tasaciones inmobiliarias realizadas, sin olvidar la aplicación de Blockchain en la trazabilidad de datos en procesos críticos de negocio que Addalia ha desarrollado, el avance es claro.

Volviendo a los criptoactivos, este año hemos tenido todo tipo de eventos de distinto signo. En la parte negativa podemos mencionar desde los 'hackeos' de 'exchanges' como Coincheck, Coinrail o Bithum, hasta la prohibición de publicidad en Facebook o Google (en proceso de revisión para algunos casos), pasando por el nuevo fallo en el segundo intento de listar el primer ETF sobre el bitcoin (BTC) de los Winklevoss, y todo ello sin olvidar que la SEC considera a muchas ICO como 'securities' (bitcoin y ether quedaron fuera de esa clasificación hace unos meses).

Del otro lado y si miramos la evolución de la industria basada en 'tokens', el camino andado muestra que, lejos de decrecer, esta se encuentra inmersa en pleno proceso de desarrollo y expansión. Veremos cuántos de estos proyectos triunfan, pero queda claro el interés por avanzar en las soluciones existentes.

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MasterCard ganó una patente en Estados Unidos para procesar operaciones realizadas en criptomonedas de forma más rápida. No es la primera vez que la compañía muestra su interés por estos activos y, 'de facto', ha solicitado otra patente sobre devoluciones en transacciones con criptomonedas.

Así mismo, el Parlamento Europeo, en un análisis reciente publicado hace unos días, hablaba de la posibilidad existente de las criptomonedas como uso alternativo al dinero y que no era descartable que un banco central emitiera su propia divisa digital en el futuro.

Del lado de los bancos de inversión, estos han visto ya el potencial (y beneficios) de la operativa con criptoactivos y muchos han iniciado, de una forma u otra, sus operaciones y puesta en marcha de mesas de 'trading'. Goldman Sachs, Nomura, con su intención de explorar servicios de custodia, y hasta JP Morgan, que antaño era crítico, ahora parece que apostarán por este nuevo 'asset class'.

Así las cosas, y pese a la creencia equivocada de que bitcoin es solo un movimiento económico, la realidad va demostrando que también estamos ante un movimiento generacional y social que apuesta por la descentralización y la eliminación de intermediarios. La tecnología subyacente permite realizar todas las actividades necesarias de forma directa, tener control de nuestros propios datos y que nadie los utilice sin consentimiento, que exista una reserva de valor no manipulada por los bancos centrales y por un futuro claramente digital. En este sentido, y pese al camino que aún le queda por recorrer al bitcoin (BTC), se ha demostrado que la red que lo soporta es resistente y que, como unidad de valor, este empieza a tener cierta adopción y consideración global pese a la especulación observada y el silencio mediático actual. Y aunque podamos debatir largo y tendido sobre si bitcoin triunfará o no en un futuro inmediato, sí tengo muy claro la nueva oportunidad que se nos ha abierto con la criptoeconomía y la 'tokenización' de activos. Y esto es solo el principio.

Tras la euforia del año pasado, cuando los criptoactivos experimentaron uno de los mayores movimientos alcistas de la historia de un instrumento negociable, hemos pasado a cierta normalidad tras las caídas de 2018. La capitalización (término no comparable al utilizado en mercados de acciones, pero útil para situarnos en materia), ha pasado de los más de 660.000 millones de USD de enero a los actuales 300.000 millones y, pese a que los movimientos observados son totalmente normales y entran dentro de lo posible en un activo que cuenta con esa rentabilidad/riesgo, lo cierto es que el interés popular ha caído en sintonía con el precio. Basta ver en Google Trends el interés a lo largo del tiempo para ver este fenómeno.

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