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¿Por qué las mujeres ganan más dinero que los hombres?
Pese a contar con menor número (25% del total inversores), obtienen una rentabilidad sensiblemente superior a la generada por el sexo masculino y, además, lo hacen con menor volatilidad
Es una evidencia clara que se muestra estudio tras estudio, año tras año y sea cual sea el activo financiero analizado. Cuando hablamos de inversión, las mujeres ganan más dinero que lo hombres. Pese a contar con menor número (25% del total inversores), obtienen una rentabilidad sensiblemente superior a la generada por el sexo masculino y, además, lo hacen con menor volatilidad. Así mismo, resulta que aquellas tienen un control mucho mayor del importe depositado en cuentas corrientes y de ahorro, utilizan (en mayor medida) algún tipo de presupuesto mensual, y un 52% se consideran adversas al riesgo, frente a un 41% de hombres. Todo esto según un estudio de eToro recientemente publicado en UK. Otros datos apuntan a que un 55% de las mujeres de ese país no han tenido nunca una posición en mercado, mientras que del lado masculino, ese porcentaje baja hasta un 37%. Un 21% de las primeras afirman tener ahora algún tipo de inversión, contra un 35% de varones que cuentan con diferentes activos en cartera.
La renta variable (tanto en acciones como en fondos de inversión), es el activo utilizado por un 47%. Así mismo, un 31% ha invertido en bonos y demás instrumentos de renta fija. A la hora de invertir y utilizando las conclusiones de una encuesta ejecutada por BlackRock, el 72% de las mujeres prefiere no invertir en aquellas acciones, bonos o inmobiliario que presenta mayor grado de riesgo. Los hombres bajan ese porcentaje a un 59%, siendo mucho más favorables a la toma de mayor riesgo.
Desde la escuela de negocios de Warwick, se realizó también en el Reino Unido, otro estudio donde se seguían y analizaban los resultados de 2800 inversores de ambos sexos, durante un periodo de tres años. Concluido ese tiempo, resultó que las mujeres lograban batir tanto al índice de referencia (FTSE100), como a la rentabilidad lograda por los hombres. En concreto y pasándolo a cifras, aquellas superaban en un 1,94% anual al mercado y ganaban un 1,8% más que los varones analizados (al año).
Las razones tras estas divergencias en rentabilidad, pasan por la frecuencia en la operativa (las mujeres abren menos operaciones que los hombres), el mayor mantenimiento de posiciones en pérdidas por parte de los varones y, la verdadera fuente de esas diferencias: los activos seleccionados a la hora de posicionarse en mercado. En el caso de la renta variable, acciones que presentan mayor volatilidad son preferidos (con diferencia) por el sexo masculino que, abierto a mayor posibilidad de beneficios, desatiende la gestión del riesgo. Aquí vemos como las llamadas “Penny Stocks” o chicharros, de bajo precio y altos movimientos, se adquieren en una suerte de juego de lotería por los hombres. Así mismo, en esta conducta del varón, se aprecia que cuando una acción sube, se cortan rápidamente los beneficios y, cuando aquella baja, se deja en cartera a largo plazo. Por el contrario, la mayor simplicidad de las mujeres a la hora de invertir (no buscan productos ni activos complejos) y, el hecho de ser más conservadoras en ese sentido, termina por provocar los resultados anteriores.
En cuanto a los plazos de las inversiones, los varones tienen un horizonte temporal de inversión muy inferior al de las mujeres, hacen un seguimiento mucho más continuo de las posiciones y caen en mayores comisiones por operativa, con el consecuente impacto en la rentabilidad global. Por último, todos estos estudios concluyen en una idea más o menos común; un alto porcentaje (68% según BlackRock) de las mujeres que no invierten piensan que, de hacerlo, su situación económica mejoraría sensiblemente. En Estados Unidos, un 41% de aquellas reconoce que debería invertir más de lo que lo hacen.
Así las cosas y, con independencia del sexo, queda claro que el dinero parado en el banco no genera rentabilidad alguna y que, cada vez más, somos todos conscientes de la necesidad de poner a trabajar nuestro dinero. Poner los instrumentos y las medidas necesarias a tal efecto, depende de nosotros con independencia de si somos hombres o mujeres.
Es una evidencia clara que se muestra estudio tras estudio, año tras año y sea cual sea el activo financiero analizado. Cuando hablamos de inversión, las mujeres ganan más dinero que lo hombres. Pese a contar con menor número (25% del total inversores), obtienen una rentabilidad sensiblemente superior a la generada por el sexo masculino y, además, lo hacen con menor volatilidad. Así mismo, resulta que aquellas tienen un control mucho mayor del importe depositado en cuentas corrientes y de ahorro, utilizan (en mayor medida) algún tipo de presupuesto mensual, y un 52% se consideran adversas al riesgo, frente a un 41% de hombres. Todo esto según un estudio de eToro recientemente publicado en UK. Otros datos apuntan a que un 55% de las mujeres de ese país no han tenido nunca una posición en mercado, mientras que del lado masculino, ese porcentaje baja hasta un 37%. Un 21% de las primeras afirman tener ahora algún tipo de inversión, contra un 35% de varones que cuentan con diferentes activos en cartera.