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¿Puede el virus Bitcoin llegar a los 20000 USD?
Es un virus y como todo bacilo, se reproduce en fases. La adsorción ya está completada y estamos en plena fase de penetración. No se recuerda
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Es un virus y como todo bacilo, se reproduce en fases. La adsorción ya está completada y estamos en plena fase de penetración. No se recuerda un activo financiero que, desde sus inicios, generase tanta controversia y ruido entre creyentes y detractores. Desde los que apuestan por un cambio de paradigma económico total, hasta los que hablan de esquemas ponzi, pasando además por todas esas figuras intermedias que representan inversores, oportunistas, especuladores, gobiernos y hasta famosos.
Sin embargo, en este mercado incipiente que los criptoactivos representan, resulta que la formación de precios no solo responde a un sistema aleatorio de altas implicaciones emocionales, sino también a ciertos principios de valor resultantes de los “economics” y efectos de las redes. En este contexto, que no tenga un valor intrínseco no quiere decir que aquel no exista. El bitcoin es un commodity cuyas características de escasez, durabilidad y aceptación le dan ya valor por sí mismas, siendo totalmente normal en este tipo de dinero.
Antes de avanzar hacía la posibilidad de ver o no, los 20000 USD en el caso del BTC, conviene clarificar cuál es la tesis de inversión que, en mi caso, prevalece a la hora de afrontar una asignación de recursos. Contemplo la inversión en criptoactivos como la forma de participar en la próxima generación de infraestructura computacional. A diferencia de lo que sucedió a finales de los años 90 con las punto com, donde lo acertado era invertir en las aplicaciones que se desarrollaban (Google, Amazon, etc.), ahora lo que importa no son ya esas capas superficiales, sino la infraestructura (en este caso Blockchain) y el llamado “middleware” que sustenta la actual revolución.
Estos elementos necesarios para el desarrollo de toda la actividad, pretenden reemplazar a terceras partes por software. Se puede transmitir propiedad, valor y ejecutar “Smart contracts” de forma abierta y sin esa necesidad de intermediarios. Esto supone un nuevo ecosistema que abre las puertas a montones de negocios nuevos, reduce costes y simplifica mucha de la operativa actual.
No olvidemos que estos activos tienen alta volatilidad por ser de alto riesgo. Es decir, estamos ante un mercado en una etapa muy inicial de desarrollo y, en consecuencia, de elevado riesgo. Y esto último es lo que genera la volatilidad y no al revés. Tomar posiciones en esta parte de la cadena supone, además, reducir el alto riesgo en el que se incurre sin perder exposición. Lógicamente y en ese sentido, el porcentaje de la cartera destinado a esta inversión debe ser consecuente y muy limitado como forma de gestionar ese riesgo implícito.
Por último y dentro de esa tesis de inversión, los criptoactivos suponen la forma de poder participar en esta revolución. Por decirlo de alguna forma, son la gasolina necesaria para que funcionen y es la parte en la que se puede capturar mayor valor. Como decía hace un tiempo, Bitcoin (BTH) sigue siendo el principal activo a comprender y bajo la idea de una reserva de valor. El ether (ETH) le sigue por ser la base principal sobre la que se puede crear valor y, por último, tendríamos aquellos criptoactivos con protocolo de Smart contracts que se crean sobre una o múltiples Blockchain.
Existe una relación directa entre el precio del bitcoin y la actividad asociada a la red en la que se encuentra. De ese modo, las variaciones en los precios no solo responden a cambios en el “momentum” e interés inversor (por ser un mercado dominado al 85% por inversor retail), sino que también están correlacionados con las variaciones del número de usuarios en el tiempo y por su actividad en la red, siendo coherentes con una función de crecimiento de Gompertz.
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Esto significa que, desde ese punto de vista, la variación del precio es consistente con el crecimiento del número de usuarios en el tiempo. Situación que puede ser similar a lo sucedido con Facebook y este tipo de redes. A este respecto, y utilizando el estudio de Timothy F. Peterson, se compara la red de Facebook con la de bitcoin para ver si aplicaría algún tipo de métrica de valoración como la de Metcalfe. El autor señala que utilizando 10 años de datos y tomando como premisa que ambos son innovadores (aunque no realmente originales al existir previamente Digicash y MySpace), ambos sufren prohibiciones en China y su evolución depende del grado de adopción que se consiga.
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El precio de Facebook ha seguido una evolución así calculada, con relación al incremento de usuarios. Y esto mismo puede suceder en el caso de ciertos criptoactivos y del bitcoin en particular, aunque no hay que dejar de mencionar la manipulación y en alto “ruido” que aún existe en este mercado inmaduro, que debe ser eliminado en la medida de los posible, de cara a poder sacar unos cálculos de cierta seriedad.
A estas alturas, hay que admitir que utilizar fundamentales para valorar criptoactivos y criptomonedas no es sencillo. Por eso hay que añadir otras fuentes de valoración que van desde ciertos indicadores técnicos hasta aquellos de sentimiento de mercado. Un estudio de varios autores de la Universidad de Yale indicaba, a ese respecto, que existía evidencia empírica del efecto de esas variables sobre el precio del bitcoin (BTC) o el ether (ETH).
Tenemos que añadir a ese análisis el “momentum” del que ya hablé hace un tiempo en esta misma sección, y el interés inversor. Con el primero queremos identificar el momento de la tendencia y la fuerza relativa que ese activo tiene con respecto a la variación de precios. Es una anomalía que se da en el mercado tradicional y que, en este de criptoactivos aún muy inmaduro, tiene incluso mayor impacto. Según esta estrategia, se trata de solo entrar al alza en aquellos activos cuya evolución sea muy positiva. Y si los comparamos además, contra el resto de criptoactivos, debe contar con la mayor alza relativa.
Este punto no es menor pues, como muchos seguidores de los criptoactivos han comprobado, desde abril de 2019 es el BTC uno de los que cuenta con mayor momentum y, las llamadas Altcoins, está sufriendo diferente suerte. Del mismo modo, cuando un activo experimenta momentum negativo, puede ser la ocasión para abrir posiciones cortas. En cualquier caso, el punto de entrada y la gestión del riesgo deben estudiarse y aplicarse en todo momento.
Con respecto al interés inversor y, utilizando herramientas muy sencillas analizadas en ese estudio de los profesores de la Universidad de Yale, en Google podemos tener una visión muy clara del estado del mismo. Desde abril, el incremento de búsqueda del término “bitcoin” ha experimentado un claro giro al alza.
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Sin embargo, si lo comparamos con lo vivido en 2017 y parte de 2018, estamos aún muy lejos de lo experimentado en esos meses. Algunos inversores comentan al respecto, que el inversor final aún no se ha incorporado y que es el “smart” money el que estás tras el alza de precios de este año.
Es importante no olvidar lo que el proyecto Libra de Facebook trae consigo y con respecto a los criptoactivos. Mientras que no supone un peligro para monedas descentralizadas como bitcoin (sí para el USD o el Euro), lo que pone de manifiesto es el interés de las grandes corporaciones en las criptomonedas y en el uso futuro de las mismas. Libra supondrá mayor beneficios para Facebook gracias a poder realizar transacciones más eficientes, fáciles de ejecutar y a menor coste. Y esto atraerá a otras empresas como Amazon o Apple. Hablamos de la mayor adopción a la que antes hacíamos referencia que, por simple contagio, se expandirá en mayor o menor medida hacía bitcoin y alguna (pocas) otras monedas descentralizadas. Siendo el potencial de mayor usuarios clave para una posible valoración, basta colocar ese supuesto crecimiento en la formulación de la Ley de Metcalfe, para así poder llegar a una valoración futura.
Este interés también puede verse del lado de volumen de contratación y su origen. Unos gráficos que ayudan a entender el origen de este interés, con todas las reservas, son los obtenidos con respecto al origen del flujo de dinero que entra.
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El volumen real está experimentando alzas importantes, logrando records de negocio por encima de los 3000 millones de USD on-chain. En el mercado de futuros del CME, se han experimentado iguales máximos de negociación superando en una sola sesión de mayo, los 33000 contratos que equivalen a un nominal de unos 1300 millones de USD. Actualmente y como muestra este gráfico de interés comprador, el actual momento de mercado (con un BTC por encima de los 12000 USD) viene acompañado de volumen y, lo interesante que se ve en el anterior, es que aún no se ha entrado en un momento de euforia.
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No obstante, y pese a toda esta parte positiva, nunca hay que olvidar que se trata de asignar una parte muy pequeña de una cartera (máximo un 5%) y que existen ciertos riesgos a vigilar. El primero pasa por entender que todo este planteamiento de un nuevo ecosistema que gire en torno a los criptoactivos, puede no llegar a completarse. En ese caso, todo vale 0. En segundo lugar y pese a los avances regulatorios observados, ese es un riesgo no menor y de alto impacto. Por último, todos los factores relativos a fraudes, ruptura de la seguridad de la red, etc. deben ser tenidos en consideración por su rápido y letal efecto. En este sentido, y dejando claro que esta tribuna no invita a la toma de posición alguna, los criptoactivos no son para todo tipo de inversores.
Así las cosas y con un bitcoin en máximos anuales, el entorno actual en el que nos movemos tiende a potenciar la idea de una mayor adopción de los criptoactivos. Estando la oferta limitada en el caso del BTC y ante la expectativa de mayor demanda tanto del lado institucional como del retail, y suponiendo que los riesgos antes mencionados no se dan, varios indicadores técnicos señalan los 20000 USD como el siguiente objetivo alcista. Antes, no obstante, habrá que salvar los niveles de sobrecompra actuales y asistir a bruscas tomas de beneficios. Pero viendo como el momentum es muy positivo y el crecimiento del interés inversor han regresado al mercado, uno se pregunta si este virus que bitcoin representa no será, al final, más bien una bacteria de esas benficiosas que, como organismo vivo, tiene alto recorrido.
Es un virus y como todo bacilo, se reproduce en fases. La adsorción ya está completada y estamos en plena fase de penetración. No se recuerda un activo financiero que, desde sus inicios, generase tanta controversia y ruido entre creyentes y detractores. Desde los que apuestan por un cambio de paradigma económico total, hasta los que hablan de esquemas ponzi, pasando además por todas esas figuras intermedias que representan inversores, oportunistas, especuladores, gobiernos y hasta famosos.