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Por qué debe evitar querer ganar 10.000 € en tres días
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Javier Molina

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Por qué debe evitar querer ganar 10.000 € en tres días

Especuladores de medio pelo e inversores incautos se unen en la búsqueda de grandes rentabilidades en tiempos mínimos. La memoria histórica, en bolsa, simplemente no existe

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Las redes y los foros especializados echan humo. Especuladores de medio pelo, inversores incautos y buscadores de gangas se unen, una vez más, en la búsqueda y obtención de grandes rentabilidades en tiempos mínimos. La memoria histórica, cuando de bolsa hablamos, simplemente no existe. El 31 de diciembre pasado, destacaba entre aquella muchedumbre y bajo el pseudónimo de “ppaco76”, un inversor que aconsejaba comprar Deoleo (OLE). Él mismo había invertido 5.000 euros, y esperaba obtener un buen pellizco en las próximas semanas. No hubo que esperar tanto. Tras tres sesiones bursátiles de 2020, “ppaco76” vendía a mercado sus acciones por un importe de 15.000 euros. Al día siguiente y tras marcar la cotización niveles un 25% por encima, empezaron a aflorar las primeras víctimas. Ayer, y desde máximos en sesión marcados el martes, el pille era ya del 50%. A tenor de los volúmenes de negociación (los mayores de los últimos 20 años en número de acciones), no han debido ser pocos.

Reajuste de cuentas, quiebra técnica y el inevitable proceso de reestructuración, operación acordeón incluida, han sido obviados por estos tarambanas, pasando a ser muchos de ellos, inversores a dudoso largo plazo como ya sucedió en casos como Abengoa, Urbas o Vértice 360 entre otros.

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Por si eso no fuera poco, ese tipo de jugadores no cesa en su empeño y sigue su particular búsqueda del dorado. No se trata de analizar compañías, ni de establecer un plan de inversión basado en argumentos sólidos. Todo lo contrario, pues la estrategia consiste ahora en adivinar cuál será el siguiente chicharro (Penny Stock) con el que forrarse, sin importar el saqueo al que serán sometidos la gran mayoría de oportunistas que se subirán al carro. Artificial(AI) parece haber tomado el relevo, y se preparan Amper(AMP), Pescanova(PVA) y alguno más de la larga lista de acciones que, incomprensiblemente, campan a sus anchas en la selva bursátil.

Y es que la codicia y el miedo, marcan dos de las emociones más presentes a la hora de invertir, poniendo de manifiesto la irracionalidad dominante en los mercados financieros. Si bien el anterior comportamiento muestra uno de los extremos, lo cierto es que es más frecuente y recurrente de lo que pudiera parecer. Utilizando el número de búsquedas en Google, resulta que el término “Penny stocks” es el que mayor número de visitas tiene a nivel de expresiones de inversión en internet, situándose muy por encima de las recibidas por el “Value investing” o la inversión pasiva.

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En un artículo publicado en por el Nasdaq, se demostraba como el 80% de este tipo de especuladores perdían siempre dinero tras 6 meses de operativa, y solo un 20% eran capaces de generar ingresos de forma consistente. Entre los errores clamorosos en los que se incurre, destaca el intentar hacer “market timing”y seleccionar acciones en vez de negocios, lo que lleva a situaciones como las comentadas. Si encima es con títulos poco líquidos, manipulables y en situación financiera extrema, pues mucho mejor.

Es interesante notar que, esta fiebre por ganar dinero rápida y fácilmente, suele ser mucho mayor en situaciones de fin de ciclo alcista de las bolsas. En un momento donde la euforia es máxima, donde los inversores que se han perdido importantes revalorizaciones de los mercados deciden, al fin, comprar lo que sea al precio que sea y, donde ese tipo de acciones se disparan, tal vez convenga extremar la cautela.

Así las cosas y a la vista de la repetición de ese tipo de situaciones en el tiempo y en todo tipo de mercados, parece obvio que esa operativa debe evitarse a toda costa. Si una empresa ha ido perdiendo capitalización de forma constante y sostenida en el tiempo (en línea con su negocio y situación financiera), y sus acciones valen ahora pocos céntimos, normalmente suele ser por algo. Todo proceso de asignación de ahorros requiere de conocimiento, buen juicio y una mínima estrategia pues, de ejecutarse sin estos ingredientes mínimos, el inversor termina siempre soportando abultadas pérdidas.

Las redes y los foros especializados echan humo. Especuladores de medio pelo, inversores incautos y buscadores de gangas se unen, una vez más, en la búsqueda y obtención de grandes rentabilidades en tiempos mínimos. La memoria histórica, cuando de bolsa hablamos, simplemente no existe. El 31 de diciembre pasado, destacaba entre aquella muchedumbre y bajo el pseudónimo de “ppaco76”, un inversor que aconsejaba comprar Deoleo (OLE). Él mismo había invertido 5.000 euros, y esperaba obtener un buen pellizco en las próximas semanas. No hubo que esperar tanto. Tras tres sesiones bursátiles de 2020, “ppaco76” vendía a mercado sus acciones por un importe de 15.000 euros. Al día siguiente y tras marcar la cotización niveles un 25% por encima, empezaron a aflorar las primeras víctimas. Ayer, y desde máximos en sesión marcados el martes, el pille era ya del 50%. A tenor de los volúmenes de negociación (los mayores de los últimos 20 años en número de acciones), no han debido ser pocos.

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